INTERNACIONALES: YAMIL SANTORO

Amina: morir, tras querer ser libre

En Túnez, fue recientemente condenada una joven -Amina, de diecinueve años de edad-, por subir una foto en su perfil de Facebook exhibiendo sus senos con la leyenda "Mi cuerpo es mío y de nadie más".

22 de Marzo de 2013

En Túnez, fue recientemente condenada una joven -Amina, de diecinueve años de edad-, por subir una foto en su perfil de Facebook exhibiendo sus senos con la leyenda "Mi cuerpo es mío y de nadie más". Frente al acto ,el clérigo Adel Almi -a través de una fatwa, pronunciamiento legal en el Islam preparado por eruditos religiosos- determinó que Amina era culpable por mostrar su cuerpo en público.

La muchacha comentó que su intención era abogar por el derecho de las mujeres de ser dueñas de sí mismas. Perteneciente a la red internacional feminista Femen, adoptó el particular estilo nudista de la organización, con miras a hacer trascender su reclamo.

AminaLa fatwa consistió en la aplicación de diez latigazos a la estudiante secundaria en un sitio público, para luego apedrearla a muerte; se buscó evitar que su ejemplo inspirara a otras chicas a emular su proceder. Para muchos, resulta lamentable que uno de los países en los cuales la lucha por la conquista de la democracia y la Primavera Arabe continúe recurriendo a, antes que castigos, aberraciones que degradan al género humano y que someten a los individuos a consideraciones místicas subjetivas de terceros.

Más condenable aún es que muchas personas se han manifestado a través de las redes sociales para justificar tales procederes, en pos de una cuestionable "pluralidad cultural". Este viciado enfoque presupone que es menester considerar cada caso desde la perspectiva de los actores. Y, así, argumentan que fue la actitud de la joven la que la llevó a padecer ese castigo y que ella comulgaba con esos procedimientos. Al contrario: su acto se trata, precisamente, de romper con una cultura basada en el sometimiento y la degradación de la mujer.

Siendo el origen de este conflicto uno que tiene lugar entre dos perspectivas o visiones frente a los derechos de una de las partes, resulta inadmisible argumentar a favor de la parte que persigue la destrucción o negación del otro. Humanistas, demócratas o republicanos no pueden perder de vista que, en Túnez, se han violado los derechos de una mujer por la sencilla razón de pertenecer al género y por haberse negado a ser sometida a las reglas de otros. Aún quedan, en el mundo, sitios en donde pensar distinto constituye un crimen; por desgracia, algunas naciones en Latinoamérica comienzan a revivir el fantasma de la represión y el escarnio público en perjuicio de los "enemigos" que piensan distinto. Prerrogativa que empuñan, en forma cotidiana, medios de comunicación oficiales de varios regímenes.

Tolerancia no es permitir la neutralización de otro por exhibir una posición distinta a la propia. Ser tolerante coincide con la promoción de estilos de vida y perspectivas diferentes. Acaso sea hora de poner manos a la obra y ofrecer solidaridad y apoyo a aquellos que persiguen liberarse de herrumbradas cadenas culturales y legales, muchas veces fomentadas por la religión en todo el globo.

Yamil Santoro | El Ojo Digital Internacionales