INTERNACIONALES: LIC. SANTIAGO PEREZ

Asfixiante presión tributaria sobre la economía brasileña

Impuestos elevados y complejos. Se trata de un problema estructural que, al mismo tiempo, presenta uno de los mayores desafíos a la gigantesca economía de la República Federativa.

26 de Marzo de 2013

En la República Federativa del Brasil, los impuestos son elevado y -más preocupante aún- continúan subiendo. En los últimos sesenta y cinco años, los recursos obtenidos por el estado, interpuestos al sector privado como consecuencia de la política tributaria, crecieron en dos veces y media. Mientras en 1947 la presión fiscal era del 13,8% del PBI, durante el año pasado (2012) alcanzó el record histórico del 36,27%.

Por supuesto que los tributos son fundamentales para la economía de cualquier nación. De allí surgen los recursos para el desarrollo de la infraestructura Twitter, Lic. Santiago Péreznacional y la financiación de los servicios públicos como lo son la educación, la seguridad, la salud y la justicia. Pero el problema de Brasil radica en que, si bien el estado aplica impuestos elevados, el reclamo es que aquéllos no regresan en forma eficiente a la sociedad. Solo a criterio de apuntar un ejemplo, un trabajador industrial técnico electromecánico -quien percibe un nada despreciable sueldo bruto de tres mil dólares estadounidenses mensuales- debe abonar, entre impuestos directos e indirectos, un total de US$ 1.300. Pero, aún aportando esa importante porción de su salario al fisco, es común que los sectores medios se vean obligados a recurrir tanto a la salud como a la educación privada. La baja calidad de los servicios está empujando a las familias fuera de los sistemas públicos.

Del otro lado del mostrador, la situación es igualmente compleja. Dependiendo del sector, el costo para las empresas a la hora de contratar un empleado puede oscilar entre un 70% y un 180% mayor al salario que efectivamente percibirá el trabajador. Esto se debe no solo a la elevada presión impositiva que Dilma Rousseff | OGlobo.com.brlas compañías deben absorber al momento de incorporar personal, sino también a la excesiva burocratización de la gestión de la fuerza de trabajo.

Brasil percibe impuestos equivalentes a países del denominado primer mundo, pero otorgando servicios de una calidad sustancialmente inferior en comparación. Las economías de Uruguay y Colombia -que cuentan con ingresos proporcionalmente similares al de los brasileños- exhiben una presión tributaria inferior al 29% del PBI. La carga fiscal de Brasil se equipara a países como Holanda e Inglaterra, alcanzando el 39% del Producto Bruto Interno.

Por otra parte, los impuestos no son solo elevados, sino también excesivamente complejos en su implementación. Computando las legislaciones de los niveles municipal, estadual y federal, existen más de 3.300 normas fiscales, las cuales sufren modificaciones constantes. De tal suerte que las empresas deben destinar recursos adicionales para administrar su situación impositiva. Costos que, en última instancia, terminan por encarecer la producción y erosionar la competitividad de la economía.

En definitiva, la variable impositiva es uno de los grandes nudos que Brasil deberá desenredar a los efectos de poder dotar de mayor dinamismo a su economía y sostener, así, sus actuales tasas de crecimiento. Un país con ambiciones de desarrollo no debe solamente cobrar impuestos justos, sino también retornarlos a la sociedad en forma equivalente, y con servicios que aporten efectivamente una mejor calidad de vida a sus ciudadanos.


* El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales

 

Lic. Santiago Pérez | El Ojo Digital Internacionales