EE.UU.: fin de las visas para inmigrantes de alta calificación
Este año, puede que el destino de muchos trabajadores altamente calificados que buscan venir a Estados Unidos y trabajar en este país, dependa de la suerte de un sorteo.
Este año, puede que el destino de muchos trabajadores altamente calificados que buscan venir a Estados Unidos y trabajar en este país, dependa de la suerte de un sorteo.
El 1 de abril, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) comenzó a aceptar solicitudes para la obtención de una popular visa destinada a trabajadores altamente calificados, conocida como la H-1B. El 5 de abril, ya la agencia advertía que puede que ya esté computando más solicitantes que visas disponibles. La agencia usaría, entonces, un sistema de lotería para seleccionar aleatoriamente a los receptores de una de las 65,000 visas disponibles.
Será la primera vez desde 2008 que el USCIS tenga tantos solicitantes que se vea obligado a utilizar un sistema de lotería. Por un lado, parece una buena noticia: el hecho de que, después de todo, las compañías tecnológicas de Estados Unidos estén haciendo nuevas contrataciones es, sin duda, señal de una recuperación económica continuada. Pero, por otra parte, eso significa que muchas empresas de Estados Unidos no podrán conseguir la mano de obra que precisan.
Hace mucho tiempo que Estados Unidos debería estar haciendo algo más que simplemente dejar el proceso de concesión de visas en manos de la suerte. Eso significaría asegurarse no sólo de que nuestros límites de visas responden a las necesidades de la economía, sino también que el gobierno se deshaga de los programas equivocados, como el programa Diversity Visa (más conocido como la lotería de las tarjetas verdes).
Y parecía que, al menos en una de estas cuestiones, finalmente el Congreso estaba haciendo progresos. En diciembre, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que habría terminado con la lotería de las tarjetas verdes, quizás el elemento menos racional de todo el sistema de inmigración de Estados Unidos. En su lugar, se habría creado un programa que concedería 55,000 visas para los graduados en universidades de Estados Unidos nacidos en el extranjero y que hubieran obtenido un título en ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas. Aunque no era perfecto, este proyecto de ley era, al menos, un paso en la dirección correcta para mejorar el sistema de inmigración de alta calificación de nuestra nación, además de hacerlo con sus propios medios en vez de mediante una iniciativa integral y excesiva. Sin embargo, el Senado mató el proyecto de ley.
Por último, a medida que la economía estadounidense continúe recuperándose, la demanda de trabajadores extranjeros altamente calificados no hará otra cosa sino aumentar. Estados Unidos puede, o bien poner en marcha las reformas necesarias para garantizar que da la bienvenida al país a los mejores, o bien continuar dejándolo todo en manos de la suerte.