La República Popular China reanuda ataques informáticos contra Estados Unidos
El Ejército de Popular de Liberación de China (EPL) ha reanudado sus ataques informáticos contra Estados Unidos, según The New York Times.
El Ejército de Popular de Liberación de China (EPL) ha reanudado sus ataques informáticos contra Estados Unidos, según el periódico The New York Times.
Cuando hace unos meses se conoció la noticia de que elementos del Ejército chino se hallaban involucrados en los ciberataques, en ciertos sectores se mantenía la esperanza de que el gobierno de Pekín pudiera "avergonzarse" ante la opinión pública mundial y suspender dichos ataques.
Se esperaba que ello, sumado a los comentarios del consejero de Seguridad Nacional Tom Donilon de que los ataques informáticos estaban poniendo en peligro los lazos entre Estados Unidos y China, el gobierno en Pekín suspendería tales actividades. En cambio, tras simplemente una breve pausa, parece que los chinos han reanudado sus ciberactividades, aunque han modificado algunos de sus métodos.
Este renovado conjunto de ataques pone de manifiesto lo erróneo de asumir que Pekín puede ser coaccionado para suspender su amplia variedad de penetraciones en las redes informáticas, que abarcan todos los ámbitos, tanto de ordenadores como de redes públicas, comerciales, civiles y privadas. Esa inocente presunción asume que publicitando las ciberactividades chinas de algún modo se contrarrestarán los evidentes beneficios que la República Popular obtiene del hacking, incluyendo el acceso a las principales bases de datos de la inteligencia estadounidense. ¿Es realmente creíble pensar que los chinos renunciarán a la oportunidad de conocer la identidad de los agentes de los EE.UU. en China, sólo porque sus actividades sean expuestas a la luz pública?
De hecho, parece que la totalidad del enfoque estadounidense parte de suposiciones cuestionables. El general Martin Dempsey, según se ha informado tras su reciente viaje a China, declaró ante líderes chinos que iba en contra de sus intereses económicos y estratégicos permitir que continuasen las intrusiones informáticas, como si las ciberactividades chinas fueran obra de hackers independientes, y no surgidas desde las mismísimas fuerzas armadas chinas. En realidad, parece que Dempsey acepta al pie de la letra las afirmaciones de Pekín, frente a que ellos no tienen nada que ver con los ataques informáticos.
Además, debería tenerse presente que el general Dempsey ha afirmado con anterioridad que, "en caso de que se descubra que las fuerzas armadas chinas están detrás de los ataques informáticos contra las infraestructuras de Estados Unidos, eso no constituiría necesariamente un 'acto hostil'". Por tanto quizá no sea una sorpresa que, a pesar de las pruebas de que el Ejército Popular de Liberación efectivamente se encuentre detrás de varios ataques informáticos, Dempsey sigue abierto a la cooperación con China, en lugar de considerar a este país como el origen de los ataques, llámense, 'hostiles'.
No obstante, y con los comentarios de Donilon como telón de fondo, la inminente cumbre con el presidente chino Xi Jinping ofrece la oportunidad de dejar claro a Pekín las graves consecuencias de sus ciberactividades. La pregunta es si la Administración Obama la aprovechará o no.