Las protestas en Turquía minan el poder de Erdogan y su política exterior
El primer ministro turco Tayyip Erdogan cometió importantes errores a la hora de lidiar con las crecientes protestas en su país, y ello podría obstruir sus ambiciones políticas...
El primer ministro turco Tayyip Erdogan cometió importantes errores a la hora de lidiar con las crecientes protestas en su país, y ello podría obstruir sus ambiciones políticas, así como también restringir su radio de acción en asuntos de política exterior.
Las manifestaciones, que dieron inicio el 28 de mayo en respuesta a los planes de Erdogan de remover árboles del Parque Gezi en Estambul, rápidamente cobraron un efecto "bola de nieve" y ganaron alcance nacional en la forma de protestas antigobierno. Grupos de diferentes extracciones se unificaron, ni bien el primer ministro decidió responder a las protestas con dureza.
Los turcos han visto crecer su descontento frente al liderazgo cada vez más autoritario de Erdogan y el opaco proceso de decisiones que caracteriza a un estado poderoso pero indiferente ante los reclamos de la ciudadanía, especialmente cuando se trata de aquellos que se ubican por fuera de la coalición islámica de raigambre nacionalista del primer ministro. Grandes porciones de los manifestantes son turcos laicos, libertarios y de clase media que se presumen cada vez más marginados e ignorados por el gobierno. Resienten la arrogancia del líder político y su comportamiento, que linda con el de los sultanes y deja de lado a cualquier política del consenso. Un número creciente de ciudadanos turcos considera que la libertad de expresión, de asociación y la libertad de prensa se encuentran en riesgo en la Turquía actual.
Lo cierto es que la base de las protestas podría perjudicar las ambiciones de Erdogan de cara a alcanzar la presidencia del país el próximo año y sus planes de fortalecer los poderes de su administración. La atmósfera política turca, cada vez más polarizada, hará que Erdogan incremente su dependencia del espectro islamista-nacionalista que le brinda apoyo. Esto podría observar ramificaciones importantes en un número de asuntos de política exterior, particularmente si Erdogan recurre a apelativos populistas para apuntalar sus propias bases de sustento.
El belicoso primer ministro ya ha empleado ataques retóricos sobre la Unión Europea, que se toma su tiempo para analizar el proceso de membresía de Ankara. Incluso es probable que Erdogan ralentice el reacercamiento de Turquía con Israel, y que termine tomando una posición más cautelosa en Siria; todo ello, en virtud de la falta de apoyo popular para tomar riesgos en pro de la fracturada oposición siria.
El pequeño grupo árabe minoritario de filiación alawita en Turquía se ha opuesto a las políticas de Erdogan de apoyar a los rebeldes sunníes, que batallan en Siria contra, precisamente, la minoría alawita. Muchos miembros de la minoría religiosa aleví turca incluso se han enrolado en las protestas, preocupados por lo que ellos interpretan como una acción sesgada de Erdogan en favor de los musulmanes sunníes. También se hallan molestos por la propuesta hecha por el gobierno turco para rebautizar un puente en Estambul con el nombre del sultán otomano Selim I, quien en su momento ordenó el asesinato de alevíes por su condición de herejes.
Desde la perspectiva estadounidense, las protestas en Turquía no solo encienden las alarmas frente al creciente carácter autoritario de Tayyip Erdogan, sino que también podrían minar cualquier prospecto para una mayor cooperación en la crisis siria. Ahora que la Administración Obama ha definido su apoyo con armamento a los rebeldes sirios, podría toparse con que el gobierno de Erdogan se encuentra cada vez menos predispuesto a tomar riesgos en cuestiones de política exterior.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés: http://blog.heritage.org/2013/06/24/turkish-protests-undermine-erdogan-and-his-foreign-policy/