El Dr. James Carafano es analista experto en la Fundación Heritage y vicepresidente de Estudios en Política Exterior y de Defensa. Fue consultado recientemente sobre los escenarios devueltos por la crisis en Egipto.
¿Representa la caída del presidente Mohamed Morsi un golpe a la democracia en el Medio Oriente?
No; nada más lejos que eso. Morsi se esforzó en ser una copia de la administración de corte sectario de Mubarak. Su interés primario radicó en solidificar el control de Egipto por parte de la Hermandad Musulmana. Se embarcó en una política orientada a silenciar el disenso, la libre expresión y los derechos humanos.
¿Por qué cree que la gente se alzó en protesta?
Morsi falló al momento de resolver sobre cuestiones claves surgidas de la Primavera Arabe egipcia: la significativa carencia de libertades económicas en el país. La economía de Egipto está en ruinas.
¿Hizo el gobierno de los Estados Unidos lo correcto?
No. La Administración Obama simplemente certificó el resultado de las elecciones que dieron a Morsi como ganador, equiparando erróneamente la práctica regional del "una voz, una vez" [one voice, one time] con el ejercicio de democracia. Estados Unidos necesita pronunciarse en el sentido de que cualquier gobierno legítimo en Egipto necesita ofrecer resultados en materia de derechos humanos y libertad económica.
¿Hacia dónde va Egipto desde aquí?
Es difícil decirlo. La oposición solo logró unificarse a partir de su odio contra Morsi. No existen acuerdos sobre cómocontinuar, y la Hermandad Musulmana continúa siendo la fuerza política mejor organizada en el país.
¿Qué significan estos hechos para el extremismo islámico y la estabilidad en el Medio Oriente?
Ciertamente, los hechos representan un golpe contra la Hermandad Musulmana. Pero al-Qaeda y sus franquicias, como lo hemos visto en otros países desde Irak hasta Libia, prosperan en la inestabilidad. Más aún, la inestabilidad en Egipto complica y distrae respecto de lo que sucede en Siria. Turquía también se encuentra transitando un proceso de disrupción política. En cualquier caso, todo esto destaca los límites observados en la noción del presidente estadounidense Barack Obama al respecto de que puede "pivotear" hacia Asia e ignorar otras áreas de interés vital para los Estados Unidos. Su falta de realismo, junto a las reducciones militares propuestas para las fuerzas armadas estadounidenses y para otros instrumentos de poderío nacional hacen ver débil e inefectivo a EE.UU.