Sobre la creciente amenaza paquistaní
La reciente revelación -publicada en The Washington Post- sobre la importante porción del presupuesto de la inteligencia estadounidense...
06 de Septiembre de 2013
La reciente revelación -publicada en The Washington Post- sobre la importante porción del presupuesto de la inteligencia estadounidense que se invierte en esfuerzos de recolección de datos sobre Paquistán no debería sorprender. Lo que sí sorprende es que la Administración Obama minimiza la amenaza terrorista públicamente, aún cuando ésta continúa emergiendo desde la región afgano-paquistaní.
De acuerdo al artículo de prensa -basado en documentos liberados ilegalmente por Edward Snowden-, "Ninguna otra nación atrae tanto escrutinio relacionado con tantas categorías sobre preocupaciones de seguridad nacional". La mayor parte de esa preocupación remite a las armas nucleares de Paquistán, y si acaso éstas se encuentran seguras y a buen resguardo.
El texto denota que la revelación frente a que Osama bin Laden residió durante seis años a media milla de la más importante academia militar de Paquistán ha incrementado el temor dentro de la inteligencia estadounidense y de la comunidad a cargo de políticas públicas frente a que al-Qaeda podría, eventualmente, hacerse de las armas nucleares bajo control de Islamabad. Ya fuera que bin Laden se encontrara capacitado para evadir la detección paquistaní, o que disfrutare de cierto nivel de protección del establishment militar local, ambos escenarios son igualmente preocupantes a la hora de analizar la seguridad del arsenal nuclear del país.
El texto denota que la revelación frente a que Osama bin Laden residió durante seis años a media milla de la más importante academia militar de Paquistán ha incrementado el temor dentro de la inteligencia estadounidense y de la comunidad a cargo de políticas públicas frente a que al-Qaeda podría, eventualmente, hacerse de las armas nucleares bajo control de Islamabad. Ya fuera que bin Laden se encontrara capacitado para evadir la detección paquistaní, o que disfrutare de cierto nivel de protección del establishment militar local, ambos escenarios son igualmente preocupantes a la hora de analizar la seguridad del arsenal nuclear del país.
El artículo del Post demuestra que las amenazas para la seguridad nacional estadounidense surgidas de Paquistán exhiben un carácter creciente. Mientras que al-Qaeda podría haber perdido capacidad para orquestar un ataque logísticamente complejo como el del 11 de septiembre de 2001, el grupo ha dado muestras de que está dispuesto a explotar la inestabilidad política en Paquistán.
Mientras que Paquistán continúe tolerando actividades de algunas organizaciones terroristas en su territorio, creará un ambiente permisivo para el terrorismo en el país. Habida cuenta de que los numerosos grupos terroristas comparten campos de entrenamiento, reclutamiento en los mismos madrassahs (colegios religiosos), cooperan en materia de logística, y obtienen fondos de los mismos partidarios privados, no sería razonable pensar que se puede obsequiar vía libre a ciertos terroristas y marginar a otros.
La cantidad de dinero que Estados Unidos gasta en recolección de inteligencia en Paquistán, y el hecho de que Norteamérica continúa lanzando ataques con aviones no tripulados (drones) en sus áres tribales de frontera -aunque en menor cantidad-, refleja que existe una amenaza significativa de parte de extremistas islámicos en Paquistán que la Administración estadounidense evita discutir públicamente.
Otro recordatorio que versa sobre las diferencias entre Estados Unidos y Paquistán a la hora de combatir al terrorismo, es el recurrente callejón sin salida observado en relación al destino del Dr. Shakil Afridi, que en su momento ayudó a la CIA a rastrear la ubicación de Osama bin Laden. Las cortes paquistaníes modificaron recientemente la sentencia de 33 años del Dr. Afridi, que se encuentra en prisión desde mayo de 2011.
Si los funcionarios paquistaníes desean realmente demostrar que se encuentran del mismo lado que EE.UU. en el combate global del terrorismo, echarían mano de una perspectiva menos obscura sobre la asistencia brindada por Afridi al momento de capturar al terrorista más buscado del mundo, asegurando que su proceso sea repetido con rapidez y justicia.
Es hora de que la Administración estadounidense se refiera más frontalmente a los peligros derivados de la permisividad paquistaní hacia el terrorismo de cualquier categoría y de cómo esta permisividad amenaza a la seguridad global. Y, hasta tanto Paquistán no sea más coherente al momento de enfrentarse a la amenaza terrorista en su propio territorio, deberá prepararse para enfrentarse al escrutinio de la inteligencia estadounidense y las dudas frente a su capacidad real para poner a buen resguardo su programa nuclear.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés en: http://blog.heritage.org/2013/09/04/pakistan-threat-growing/