Luego de la confusión siria, la Doctrina Obama yace en ruinas
Al llegar al cargo, el presidente estadounidense Barack Obama desplegó la visión de una doctrina que "transformaría" a los Estados Unidos de América. En política exterior, la "Doctrina Obama"...
22 de Septiembre de 2013
Al llegar al cargo, el presidente estadounidense Barack Obama desplegó la visión de una doctrina que "transformaría" a los Estados Unidos de América. En política exterior, la "Doctrina Obama" -conforme lo resumiera el analista de la Fundación Heritage, Luke Coffey-, es una política que consiste en correr detrás de las circunstancias en asuntos globales, encabezando peligrosos recortes de Defensa que dejarán al país más débil en medio de un mundo más peligroso, y responder con "esperanzas" que se sitúan más allá de la realidad al momento de lidiar con naciones como Rusia, Irán, China y Corea del Norte -cada una de ellas representando amenazas particulares contra los intereses estadounidenses.
En lugar de ponerse al frente de los grandes temas, el presidente Obama puso el foco en la recurrencia a instituciones multilaterales -como Naciones Unidas-, las leyes internacionales, y la aproximación a regímenes hostiles. Ahora que la crisis siria se ha calmado -pero solo por el momento-, pueden comprobarse los malos resultados de ese approach.
Ninguna porción de la doctrina presidencial ha sobrevivido al contacto con la realidad. Luego de correr detrás de los hechos sucedidos en Siria (durante dos años), Barack Obama decidió, de súbito, que Estados Unidos necesitaban bombardear inmediatamente. Después de corroborarse que el presidente no tenía el poder para autorizar tal ataque, volvió sobre sus pasos y argumentó que sí disponía de esa posibilidad.
Luego de haber recurrido a Naciones Unidas, Obama reconoció que el Consejo de Seguridad se encontraba inapelablemente inmovilizado, y -correctamente, esta vez- decidió que la autorización de parte de la ONU no era necesaria. Y, después de respaldarse en el poder de las denominadas 'normas internacionales', Obama descubrió que virtualmente nadie en el planeta estaba de acuerdo con su postura, en la que aquellas normas requerían que Estados Unidos diera inicio al bombardeo en forma inmediata.
A lo largo de su Administración, el presidente estadounidense ha buscado -con éxito- recortar el presupuesto para la Defensa. Pero, inevitablemente, llegó un momento en el que era correcto decidir el uso de la fuerza. Sus sucesores se encontrarán -en algún punto- en exactamente la misma posición, quizas cuando la acción militar coincida de lleno con los intereses nacionales de Estados Unidos -pero, llegado el caso, los recortes de Obama habrán logrado que la cualquier opción militar exitosa se convierta en difícil de ejecutar, sino imposible.
El resultado neto de esta política incoherente en Siria ha sido la reconversión de Rusia en un poder con base en el Medio Oriente, dejando en claro que Estados Unidos carece de ideas respecto de cuáles son sus intereses en la región; asimismo, se ha posicionado a la Federación Rusa como los protectores del régimen de Basher al-Assad -por cuanto solo un régimen intacto puede realizar promesas tendientes a entregar su arsenal químico. El presidente Barack Obama se muestra olvidadizo frente a su propia exigencia, que reclamaba que "Assad debía irse".
El riesgo de correr detrás de las circunstancias es obvio: la nación que se pone al frente decide hacia dónde deberá ir Usted. Ahora mismo, esa nación es Rusia; y los deseos e intereses de la Federación Rusa en el Medio Oriente claramente no coinciden con los de los Estados Unidos.
Obama hamás ha exhibido un criterio coherente para la política exterior estadounidense. En lugar de ello, llegó a la Oficina Oval con una serie de tópicos de corte liberal frente al mundo, y con un profundo deseo de enfocarse en la política doméstica. Hoy día, el objetivo central de la Administración en Siria es el mismo de hace dos años: quitar el problema de las primeras planas de los periódicos.
Si eso significa ser aleccionado por Vladimir Putin en las páginas del New York Times, que así sea. Después de todo, ni Putin ni el propio presidente estadounidense creen en el excepcionalismo americano. Por fortuna -y como lo puntualizara recientemente el presidente de la Fundación Heritage, Jim De Mint en su misiva al presidente ruso-, en la Fundación Heritage sí creemos en ese excepcionalismo.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en: http://blog.heritage.org/2013/09/21/after-syrian-confusion-the-obama-doctrine-lies-in-ruins/