Derribando las barricadas en Washington
Por estas horas, los estadounidenses tienen suficientes razones para estar molestos con el jueguito político que ha llevado a cabo la Casa Blanca...
03 de Octubre de 2013
Por estas horas, los estadounidenses tienen suficientes razones para estar molestos con el jueguito político que ha llevado a cabo la Casa Blanca, desde su idea de interponer barricadas al Monumento Conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial, en Washington, D.C. Y desde luego que deben estarlo. Según la legislación federal, no existen razones que justifiquen el cierre del monumento.
El martes pasado, el Servicio de Parques Nacionales puso cercas alrededor de este monumento al aire libre, que normalmente es accesible las 24 horas del día, los siete días de la semana, incluso cuando el personal del Servicio de Parques no se encuentra allí. La policía amenazó con arrestar a los veteranos que lo estaban visitando, que llegaron a Washington gracias a Honor Flight, una organización sin ánimo de lucro que les ofrece transporte gratis a los veteranos para que, de ese modo, pudieran ver los monumentos conmemorativos de la guerra.
Se trata, por tanto, de una de las artimañas políticas más vergonzosas y descaradas que está llevando a cabo la Casa Blanca, que parece decidida a mantener el cierre del gobierno con el fin de proteger Obamacare.
¿Cómo sabemos que se trata de puro teatro político? Pues, porque, según la ley federal pertinente (y la interpretación de dicha ley, tanto por parte del Departamento de Justicia como de la Oficina de Gestión y Presupuesto), todas las operaciones del gobierno federal en ejercicio del “cumplimiento de la ley” están exentas de ser clausuradas durante una interrupción de la financiación.
La única razón posible para impedir el acceso al Monumento Conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial sería la preocupación por la seguridad. Pero, puesto que la policía de Parques Nacionales está operativa incluso durante una “reducción” del gobierno (por eso es por lo que se encontraban en el monumento cuando se amenazó a los veteranos con arrestarlos), ésta no es una preocupación válida.
Sometida a una intensa presión, la Administración Obama comenzó con su marcha atrás el miércoles, acordando “una solución para los miembros de Honor Flight”. Pero esa no es la solución perfecta. Los monumentos deberían estar totalmente abiertos para absolutamente todos.
Aun así, la Casa Blanca tuvo la oportunidad de prevenir este enfrentamiento. El representante Steven Palazzo (Republicano, MS) -quien ayudó a preparar la visita de Honor Flight del martes- comentó que, tanto la Casa Blanca como el Departamento de Interior rechazaron su petición de permitir que los veteranos visitaran el monumento. Judicial Watch ha presentado un requerimiento al Servicio de Parques Nacionales según la Ley de Libertad de Información, ya que éste ha afirmado que fue la Casa Blanca la que le comunicó que cerrara el monumento.
Con la ayuda de los representantes Palazzo, Louis Gohmert (R-TX), Steve King (R-IA) y Michele Bachman (R-MN) y con el mismo espíritu entusiasta que caracterizó sus valientes acciones durante la Segunda Guerra Mundial, los veteranos desafiaron a los policías del Servicio de Parques que se encontraban en el monumento y atravesaron las barreras, al igual que hicieron en las playas de Normandía en 1944.
En una medida que desafía a la lógica y cualquier aprecio por los enormes sacrificios realizados por estos veteranos, la Administración Obama envío el miércoles por la mañana a más empleados del Servicio de Parques para que volvieran a levantar las barreras, “dos agentes de seguridad más de los que el Departamento de Estado tenía en Bengasi hace un año en la noche del atentado terrorista que acabó con la vida de cuatro estadounidenses, incluído el embajador de Estados Unidos”, según el Washington Examiner.
No existen, en absoluto, razones legales o presupuestarias para que el monumento estuviera bloqueado, cerrado o cercado, más allá del deseo del presidente Barack Obama de participar de un teatro político que tiene la intención de enojar a la mayor parte posible de la opinión pública y culpar a los conservadores que están tratando de frenar la injusta, inasequible e inviable ley de atención médica de la Administración.
La decisión de Obama de prolongar el cierre continúa yendo en contra de la voluntad del pueblo de Estados Unidos, que ya está afrontando unos costos de la atención médica más elevados, la pérdida de su seguro médico, menos horas de trabajo y la dificultad para encontrar un empleo. No es de extrañar que sólo el 17% de los ciudadanos crea que Obamacare será algo bueno para ellos o sus familias, según un nuevo estudio de la CNN y ORC International.
Es el momento de que el presidente afronte la realidad. Debería avergonzarse por encontrarse envuelto en estratagemas políticas y de tratar de negar el acceso a los veteranos que pagaron el Monumento Conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial con su servicio y su sacrificio, y cuyos compañeros de armas pagaron ese monumento con sus propias vidas.