Diagnósticos, golazos y corrupción
Han comenzado a filtrarse, desde el profuso círculo médico que ha atendido a la Señora Presidente desde que asumió su mandato, algunos detalles...
20 de Octubre de 2013
"Nuestros representantes actuales gustan de marcar que la corrupción es un hecho imposible de evitar. Quien no acepta el negocio, no es apto para participar del verdadero mundo del poder. Y, además, se convierte en una molestia" (Julio Bárbaro)
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Han comenzado a filtrarse, desde el profuso círculo médico que ha atendido a la Señora Presidente desde que asumió su mandato, algunos detalles mucho más impresionantes que la pretendida trepanación de cráneo -que remitiera a la versión oficial de la causa de la última internación. Quien mejor ha acompañado este proceso es, obviamente, el Dr. Nelson Castro quien, además de ser médico y periodista, ha investigado en forma exhaustiva el tema de la salud de los jefes de Estado y vices argentinos. Con su habitual y mesurado estilo, ha descripto con precisión cuanto ha sucedido, aunque no garantizó la veracidad de la información suministrada por la Casa Rosada.
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Han comenzado a filtrarse, desde el profuso círculo médico que ha atendido a la Señora Presidente desde que asumió su mandato, algunos detalles mucho más impresionantes que la pretendida trepanación de cráneo -que remitiera a la versión oficial de la causa de la última internación. Quien mejor ha acompañado este proceso es, obviamente, el Dr. Nelson Castro quien, además de ser médico y periodista, ha investigado en forma exhaustiva el tema de la salud de los jefes de Estado y vices argentinos. Con su habitual y mesurado estilo, ha descripto con precisión cuanto ha sucedido, aunque no garantizó la veracidad de la información suministrada por la Casa Rosada.
Quien esto escribe, ha hecho consultas al respecto, y cirujanos de altísimo prestigio y enorme trayectoria me han asegurado que es prácticamente imposible que, después de una operación craneana como la que, en teoría, se practicó a la Señora de Kirchner, el alta médica se otorgue con tal velocidad, ya que hubiera debido permanecer -en terapia intensiva y en observación- al menos quince días. Algo de cierto debe haber en lo que me dicen, ya que Daniel Scioli y Juan Abal Medina debieron recular en chancletas luego de informar que la viuda reaparecería en escena a los tres días.
La verdadera razón, entonces, podría ser –en términos físicos- la arritmia cardíaca cuya existencia ha trascendido y que, además, sería la causa de los habituales desmayos y caídas presidenciales. El periodista mejor informado de la Argentina, en un imprescindible boletín privado, contó esta semana que Cristina Fernández Wilhelm se presenta ya en público con un colaborador que, en las cercanías, porta un desfibrilador. Todo ello, en el fondo, tampoco reviste demasiada gravedad, ya que podría ser solucionado rápidamente con la implantación de un marcapasos, que el progreso de la ingeniería médica permite sea colocado bajo la piel.
En cambio, lo realmente preocupante es la confirmación de su padecimiento del “mal de Pick”, que anuncié el 2 de enero de 2013 en una nota que puede revisarse en mi blog, intitulada “La Nariz”. Una sencilla búsqueda en Internet permitirá a los interesados entender por qué este tema es en verdad grave, sobre todo por la descripción de los progresos de esa enfermedad mental y el deterioro que implican sobre el cerebro de quienes lo sufren.
Resulta clara la razón por la cual el Gobierno no ha efectuado mención alguna sobre el tema, tanto por los efectos electorales que produciría reconocer que la única y concentrada líder del “modelo” es, en realidad, alguien incapaz de continuar ejerciendo tan alto cargo, cuanto por las implicancias institucionales que acarrearía ese conocimiento sobre los dos últimos años de mandato presidencial. O, si se quiere, a la misma voluntad de la viuda de Kirchner de huir para evitar pagar la cuenta de esta década malversada y perdida ya que, descarto, no querrá desactivar algunas de las minas que está dejando armadas para el próximo gobierno.
Seguramente, la afección debe haberse complicado aún más con el vergonzoso golazo en contra que Juan Cabandié acaba de infligir al equipo del ¿Frente para la Qué?. No ha bastado el despegue de la responsabilidad política que, rápidamente, ejercieron Martín Insaurralde y Daniel Filmus para compensar el daño que este niñato prepotente ha producido en el futuro marcador del partido que se disputará el próximo domingo 27.
Tanto el propio candidato a Diputado Nacional por la Ciudad, con sus idas y vueltas para disculparse, como el Intendente de Lomas de Zamora, que ofreció a la inspectora despedida su reincorporación y, a la vez, echó al Director de Tránsito municipal, han sido contratados por Sergio Massa como jefes de su campaña electoral, ya que permiten que el tema permanezca en las pantallas y primeras planas de todo el país.
Todavía mayor, porque ha traído a la memoria los luctuosos crímenes de Once y Castelar, será la repercusión –medida en daño electoral- de lo sucedido ayer, nuevamente en el Ferrocarril Sarmiento, tal vez el más emblemático en la sociedad criminal que mantuvo don Néstor Kirchner (q.e.p.d.), a través de Ricardo Jaime, con los concesionarios de los trenes urbanos. Aquí, la frase con que terminaré esta nota adquiere su verdadera importancia.
En otro orden de cosas, todavía más grave, si cabe, es la violencia que se ha reinstalado en la sociedad argentina, de la mano de los barras bravas de los clubes de fútbol, ponderados públicamente por la Presidente, y de los narcotraficantes, que ya han comenzado a transformar a la Argentina en un espejo de México o Venezuela. Si no asumimos ya mismo el problema, y no le ponemos coto, en poco tiempo más contaremos los muertos por miles, como sucede en la nación azteca y en el “paraíso” bolivariano. La obvia complicidad del Gobierno, probada por la forzada desprotección de nuestras fronteras y por la falta de radarización (tema al cual Aníbal Fernández, siendo nada menos que Jefe de Gabinete, le restó toda importancia), preanuncia cuánto se agravarán estas situaciones –letales para cualquier país- en los dos años que restan del reinado K.
Rosario, que ha recuperado su fama de "Chicago argentina" en recuerdo de aquélla que, en Estados Unidos, fue tan afectada por las bandas mafiosas, ya ha batido todos los records en materia de asesinatos de chicos, “soldados” de los narcos, no es más que una muestra de anticipación. Por otra parte, los balazos a la casa del Gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, o los hondazos –que pudieron ser infinitamente más graves- a Massa en La Matanza, o el caos provocado por los seguidores de un barra muerto a tiros en Munro en su entierro, deberían decirnos qué sucederá si no actuamos ya.
Para concluir, un anuncio y un pedido. El Frente Progresista Cívico y Social, al cual adelanto no pertenezco, presentó un proyecto de ley para establecer una Comisión Anticorrupción; he ofrecido mi colaboración a la misma –que aún no ha sido aceptada- y pido a quienes queremos otra Argentina, que sólo será posible si actuamos, se incorporen a esta iniciativa. Usted, lector, sabe cuánto he escrito sobre este tema y qué propuestas (juicio de residencia, por ejemplo) he formulado para combatir este flagelo; además, siempre puede ingresar a http://egavogadro.blogspot.com.ar, o repasar mis columnas en la presente web, espacios en donde todo se encuentra publicado.
Esta misma semana, una ONG, Contadores Forenses, presentará a la Justicia un informe que ratifica todo y cuanto he dicho en estas notas respecto al vaciamiento de YPF, realizado por los Ezkenazi –socios y testaferros de Kirchner- y Repsol, a partir de la “venta” del 25% de las acciones de la petrolera a la familia “dueña” del Banco de Santa Cruz; ese accionar fue la causa fundamental de la crisis energética por la que atraviesa la Argentina, que deriva en la necesidad de importar US$ 13,000 millones de dólares por año en combustibles y, a su vez, es la razón primigenia de la inflación que soportamos.
La corrupción se vincula a la indispensable independencia del Poder Judicial, a la transparencia de los debates legislativos, a la honestidad policial y, sobre todo, a la probidad del funcionariado, pero también evitará la esencial e indispensable complicidad de los empresarios. Terminar con ella implicará que los fondos que hoy acaban en los bolsillos de quienes pueblan Puerto Madero y los distintos countries que rodean a las capitales de todo el país lleguen a la vivienda, a la salud, a la educación, a la seguridad, a la infraestructura que todos necesitamos. No hemos de olvidar, jamás, que LA CORRUPCIÓN MATA.
* Foto que acompaña la nota: diario La Razón