Legislativas del 27O: una oportunidad decisiva
Finalmente, el próximo 27 del corriente se avecina. Cargado de expectativas y esperanzas, si de lo que se trata es de ponerle punto final a una forma de gobierno...
23 de Octubre de 2013
Finalmente, el próximo 27 del corriente se avecina. Cargado de expectativas y esperanzas, si de lo que se trata es de ponerle punto final a una forma de gobierno que ha demostrado ser, cuanto menos, surgido de la época medieval.
Se asiste a un sistema irreconciliable con el diálogo. Este sistema se niega a retirarse y contrasta con otro que, infortunadamente, demora demasiado su instalación. En su gran mayoría, los argentinos se muestran preocupados por una sucesión de hechos alarmantes, definitorios para el futuro del país. La referencia remite a una cadena de delitos asociados con el vandalismo, que cubre la alfombra de un presente cargado de locuras a todo color. Ese fanatismo desplegado será recordado como la herencia de los violentos.
Atrás, va quedando la desatención de la misma sociedad que en su momento permitió -mirando hacia otro lado- el abuso desmesurado de la actual Administración. El próximo fin de semana, más del 70% saldrá al encuentro de los comicios para restablecer los límites, siempre imprescindibles para el funcionamiento democrático.
Después de diez años de gestión -fácilmente catalogable como la "década perdida"-, nuestro país se encamina en forma acelerada hacia un tembladeral en varios frentes, similar al de fines de 2001. Y las causales se asemejan bastante. Otras cuestiones más peligrosas hicieron su aparición en la sumatoria, producto de la ineptitud de los funcionarios actuales.
Porque la Nación Argentina se encuentra inmersa en un inquietante descontrol, que amenaza la paz social. La corrupción excede ya al escándalo; las decisiones oficiales fracasan en su totalidad, incluso antes de implementarse. La feroz intolerancia y la inexperiencia de jóvenes funcionarios resulta vergonzosa y, en la calle -tierra de nadie-, se registra toda clase de delitos; nadie se hace cargo.
El dispendio de recursos con el objeto de subsidiar tarifas concluye con una fuerte descapitalización de las empresas de servicios públicos y una inapelable asfixia financiera. La deuda externa y la interna han crecido a niveles exponenciales; la inflación se ha desbocado; el sistema ferroviario se deshace en pedazos; las rutas del país comparten un estado deplorable, y la crisis energética resulta escalofriante. Se hacen evidentes los diez años de mentiras y despilfarro.
Asoma -después de todo- una conclusión, consecuencia de un extendido período de gobierno: la ciudadanía no tolera tanto tiempo en el poder a los mismos personeros.
La democracia verdadera se construye -entre otras cosas- en base al diálogo parlamentario y a la alternancia en los cargos. Pero nada de eso ha sucedido en esta últimas década; la ambición desmedida de los que gobernaron los ha empujado a optar por una necia perpetuidad.
La columna vertebral del "modelo" ha colapsado, y las recientes PASO representaron la ratificación de ese desenlace. Luego del resultado, un giro copernicano se percibió incluso en los candidatos del oficialista Frente Para la Victoria, y el voto lástima surgido de la promocionada "colección subdural crónica" solo ha computado una pobre recuperación. Resulta gracioso ver hoy a los candidatos del partido gobernante mendigar simpatías.
La Argentina se acerca a una temporada de ánimos renovados y de movilización de conciencias, encaminados ambos a cimentar otra historia, con miras a promover el gran cambio cultural que la nación necesita (sobre todo en lo político) y que, por añadidura, repercutirá en lo económico y social.
* El autor, Raúl Zorzón, es productor agropecuario. Reside en la localidad de Malabrigo, Provincia de Santa Fe, Argentina.
* El autor, Raúl Zorzón, es productor agropecuario. Reside en la localidad de Malabrigo, Provincia de Santa Fe, Argentina.