Exámenes, cocaína y pantalones bajos
Pese a que, obviamente, no se conocen aún los resultados oficiales de estas elecciones...
27 de Octubre de 2013
Escribo esta nota a primera hora de un domingo que, con seguridad, imprimirá un nuevo giro al devenir de la historia nacional. Pese a que, obviamente, no se conocen aún los resultados oficiales de estas elecciones, debo confesar que no creo que aporten mayores cambios sobre las encuestas conocidas, ya que no removerán el cartelito con inamovible fecha de vencimiento del imperio K. Por si no bastaran los votos, la medida cautelar de la Corte Suprema, que impidió al santiagueño Zamora ir por su re-reelección, marcó otro límite a la eternidad de Cristina Kirchner, al menos por caminos pacíficos.
La realidad, mal que nos pese, es que el Gobierno conservará, al menos en teoría, la mayoría en Diputados y casi en Senadores. Sin embargo, resulta curioso que, conociendo al peronismo, nadie piense en cuántos de esos actuales “leales” se mudarán con armas y bagajes al campamento enemigo, tan pronto se confirme la victoria aplastante de Sergio Massa.
Con relación a la Presidente, llama la atención a propios y extraños la real acefalía que hoy se da en la Argentina. Nadie sabe, a ciencia cierta, quién está al frente del Poder Ejecutivo, puesto que el mandatario virtual, nuestro excéntrico Amado Boudou, carece de verdadero poder para gobernar –ni la ciudadanía lo toleraría- y quienes, al menos en teoría, toman las decisiones en nombre de la viuda de Kirchner –Máximo, y Carlos Zannini- no han sido elegidos para hacerlo. En este aspecto, resultó altamente sintomática la afirmación de Florencio Randazzo, en el sentido de que se había cortado solo al adoptar su decisión de echar a las concesionarias, es decir, sin consultar al Vicepresidente en ejercicio; fue una muestra acerca de lo que sucederá si doña Cristina no pudiera o no quisiera reasumir el poder.
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El miércoles, se realizaron a la Presidente, según se dice, distintas pruebas de control en la Fundación Favaloro. El informe médico posterior estuvo, a criterio de los mejores especialistas del país, plagado de contradicciones, sobre todo para explicar las razones de su presunta arritmia. Todo ello me lleva a ratificar cuanto he dicho acerca de la verdadera afección, el ya remanido mal de Pick, o sea, una enfermedad mental de graves consecuencias para quienes la padecen. Tal vez, esa misma convicción haya llevado a Carlos Kunkel, una de las primeras espadas de Cristina, a afirmar que ella no es imprescindible, y que el “modelo” puede continuar en otras manos.
Por lo demás, el mismo día, se conoció esa curiosa re-estatización del Ferrocarril Sarmiento, fuente de los mayores disgustos para las campañas de Filmus e Insaurralde –de las de Cabandié se ocupó él mismo; para ahorrar tiempo, me dicen, ya pintó en su paragolpes la leyenda “No me multes; soy hijo de desaparecidos”- por boca del Neo-estanciero Randazzo, que anunció que, a partir de ahora, los maquinistas serán sometidos a pruebas idénticas a las que se realizan a los pilotos de avión. Sobre el tema de los trenes del Conurbano –el paso dado, aunque por razones equivocadas, fue positivo- me explayaré la semana próxima.
Enrique Gobbee -amigo de quien esto escribe- compartió conmigo una reflexión: “Si se deben realizar tests psicológicos a quienes conducen un tren que, a lo sumo, transporta algunos cientos de personas, ¿no deberían hacerse a quien está al frente de un país de cuarenta millones y, al menos, a sus ministros?”. La respuesta, obviamente, queda a cargo del ex H° Congreso Nacional.
Al Presidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, se le soltó la escasa cadena y, muy suelto de cuerpo, comparó la publicación de la cotización del dólar blue en los medios con la difusión de los precios de la cocaína; rápidamente, para no perder su primer puesto en el ranking de ridículos, la afirmación fue aplaudida nada menos que por Aníbal Fernández, el mayor responsable del tráfico del estupefaciente en nuestro país, tanto por la manifiesta inacción del Gobierno al respecto –retiro de los gendarmes de las fronteras y nula radarización de las mismas- cuanto por las sospechas acerca de su presunta asociación con los narcotraficantes. También con celeridad, nuestro tan capaz Ministro de Defensa, Agustín Rossi, contribuyó a la escalada de imbecilidad general, asignando a la vigilancia aérea cuatro aviones viejos, incapaces de cualquier reacción.
El jueves, The New York Times reveló algunas de las cláusulas secretas del acuerdo YPF-Chevron. Tal como se suponía, su lectura, y lo leonino de su contenido, hablan muy a la claras de la desesperación del gobierno actual por las consecuencias de la vocación de Néstor Kirchner de robarse la petrolera confiscada. Cláusulas como el derecho de la norteamericana a recibir regalías perpetuas sobre el petróleo producido, aún cuando hubiera abandonado el país unilateralmente –cosa que, por lo demás, también le está permitido-, impiden entender qué votaron los diputados neuquinos cuando aprobaron el texto, cuyas estipulaciones desconocían.
Esta misma semana, un muy querido amigo, embajador retirado, aludiendo a mis notas que anunciaban, desde hace tiempo, un final violento para este ciclo imperial, pretendió que ello no había sucedido. Cuando confronté su opinión con los hechos de Jujuy (Milagro Sala), Santa Cruz (Peralta), Chaco (Rozas), Santa Fe (Bonfatti), La Matanza y Tigre (Massa), los muertos diarios de Rosario y tantos otros episodios recientes, se llamó a prudente silencio. La violencia se ha apoderado de nuestra sociedad, por obra y gracia del Gobierno, y esto es sólo un prólogo de anticipación. Por ello, resulta al menos raro el corto publicitario, de excelente factura, que el kirchnerismo eligió para homenajear a su fundador y que resume su discurso de asunción, en 2003.
Cuando, desde la pantalla, aparece don Néstor (q.e.p.d.) convocando a un sueño, a un país sin grietas, a un gobierno sin corrupción, a una sociedad integrada y a un país para todos, y compara todo eso con lo que su ¿"Frente para la Qué"? hizo en estos diez años, la ciudadanía no solamente se siente idiota sino que se indigna porque, además, le tocan el hombro para llamarla así.
Mañana, además de los resultados definitivos, comenzará a desentrañarse el secreto mejor guardado: ¿qué hará el Gobierno con los enormes problemas económicos que enfrenta? ¿Comenzará a pagar la cuenta, aunque sea parcialmente, y comenzará a realizar el inevitable ajuste o, por el contrario, insistirá en sus horrores, dejando al sucesor las bombas armadas? Mis apuestas, obviamente, están en esta segunda hipótesis; lo malo será que, entonces, el pato lo pagaremos todos los argentinos. Sin llegar a esos extremos, hasta es probable que doña Cristina imite en Buenos Aires a Nicolás "Pajarito Chiquitico" Maduro y cree un Ministerio para la Suprema Felicidad y un Comando Cívico- Militar Antigolpe; después de todo, lo primero es buscar a quién responsabilizar por las consecuencias de sus actos.