Rigor mortis, pero no tanto
Con los guarismos oficiales en manos de la opinión pública, no queda ya demasiado espacio para la originalidad a la hora de enhebrar el análisis post-electoral...
Con los guarismos oficiales en manos de la opinión pública, no queda ya demasiado espacio para la originalidad a la hora de enhebrar el análisis post-electoral correspondiente: los números a nivel nacional referirán que algo más del 65% del padrón optó por posicionarse en la vereda opuesta a los referentes del subsistema kirchnerista, que luce ahora inapelablemente deshilachado. Por cierto, muy a pesar de la puesta en escena compartida por los grises personeros de Balcarce 50, unidos en una suerte de cacofónico coro de la derrota. El escenario reunió a casi todos: Amado Boudou, Juan Abal Medina, Daniel Scioli, Alberto Pérez, Mercedes Marcó del Pont, Juan Cabandié, Daniel Filmus, Martín Insaurralde, Julián Domínguez, Juliana Di Tullio, Nilda Garré, Alicia Kirchner, Ricardo Echegaray, Agustín Rossi. Si Aníbal Fernández y Guillermo Moreno se quedaron afuera del convite, tal vez ello se debió a que los impolutos los juzgaron poco merecedores del evento.
En el mientras tanto, y sin importar que un concierto por demás confundido de columnistas dominicales se exhiba motorizado por la magnanimidad para aislar a Daniel Osvaldo Scioli del hoy pisoteado orgullo oficialista, difícil será refutar que el Gobernador acaba de endosarle el último remache a su propio ataúd político. El finiquito a la carrera del Taciturno de La Ñata no se debe exclusivamente a los lóbregos ribetes que hacen a su labor en la Provincia de Buenos Aires, sino a su decisión siempre incomprensible de adherir con estoicismo al espectro llamado a tropezar en las urnas debido al desgaste, la probada inoperancia, los infinitos episodios de corruptela y las torpezas no forzadas de gestión. Ya desde una óptica más operativa, y aún si le sobrara margen para la pelea con miras a 2015, la faena se tornaría sobrehumana para él, viéndose forzado a competir -con toda probabilidad- contra Sergio Massa, Mauricio Macri y el aspirante surgido de alguna interna plausible del sorprendente conglomerado UNEN (acaso con chances de consensuar alianzas con el subproducto conformista del centroizquierda, el cobbismo y/o el binnerismo). La última esperanza del sciolismo y sus polichinelas -que se resisten a abandonar el barco de los negociados en Buenos Aires-: aspirar a la alternativa de la presidencia transicional surgida de Asamblea Legislativa, para el caso en que la salud mental de Cristina Fernández Wilhelm termine de implosionar, y ésta decida dar un comprometedor paso al costado. El gerenciador de Dardo Rocha debería comprender que las estrategias vacuas -o, peor aún, la ausencia completa de ellas- jamás vienen acompañadas de recompensa en el largo plazo.
Macri, por su parte, se regocija en el tiempo extra de su hora más dulce: PRO se anotó una elección inmejorable en la Ciudad Autónoma, pero, a la postre, las ensoñaciones deben ceder terreno para la coronación en hechos concretos. Para el ex manager de Sevel, el 2015 se reducirá a aferrarse al sillón de Rivadavia o a sumergirse, definitivamente, en las arenas del olvido. Una avejentada pero correcta María Laura Santillán (TN, Canal Trece) se lo apuntó con justicia: "Para aspirar a la Presidencia, es necesario tener una estructura en la Provincia de Buenos Aires". Silencio de radio.
Mientras el Frente Para la "Victoria" arremetía con su propia versión del Día de los Muertos, el irreverente tándem Carrió-Solanas celebraba la resurrección política de su fénix. En modalidad overdrive, la legisladora chaqueña aplaudió junto a su amigo de correrías el empellón con que el bueno de Pino relegó a Daniel Filmus de la Cámara Alta. A lo largo de los últimos meses, las ponencias sobre corrupción oficial en Radio Mitre y Todo Noticias le obsequiaron un empuje notable al agudo speech de Carrió; pero, en ocasiones, la razón puede ser mala consejera. El dúo debería tomar nota sobre los méritos reales de Fernando Solanas a la hora de hacerse de su banca. ¿Se debió ese éxito a un reconocimiento ciudadano comprobable o, antes bien, los votantes se complotaron democráticamente para expulsar a Filmus de todo podio posible? Elisa Carrió y su colorido entourage necesitan (ahora, más que nunca) superar el ruidoso escollo comunicacional de la "incapacidad de gestión ejecutiva" y trabajar sobre la confianza a criterio de emprender el cruce de esa escarpada geografía.
Lo de Sergio Tomás Massa parece remitir al proverbial rancho aparte. Su cosecha fue, en gran medida, cimentada por las tonterías que emergían a borbotones del aquelarre oficialista. Eso, sin tomar en consideración el amplio nivel de desconocimiento que, hasta último minuto, ensombreció a la figura de un despistado pero eternamente bonachón Martín Insaurralde. Este debió recurrir -en este orden- al Papa Francisco, a la propia Cristina, luego a Daniel Scioli y, en el remate, a la hipertrofiada "vedette" Jesica Cirio; solo para mendigar unos modestos resquicios en el agenda setting de la prensa. Al final del camino, quizás Massa deba notificarse de que el obstáculo a vencer revolotea dentro su propia estructura: el tiempo -y algunos medios- podrían perfectamente dar cuenta de la dudosa foja de servicios de ciertos protagonistas de su varieté: Alberto Fernández, Felipe Solá, Ignacio de Mendiguren, Eduardo Amadeo, Gabriel Katopodis, y Rubén Darío Giustozzi (entre otros).
Al cierre, y al margen del consuelo subsahariano de la "primera minoría", el FPV certifica que su caja de sorpresas pierde peso: 1) El cómputo de las PASO de agosto pasado en Provincia de Buenos Aires corroboró que cientos de miles de sufragantes subsidiados se aferraron a la zanahoria pero, con todo, optaron por el hombre de Tigre; ergo, la extorsión del metálico se ha agotado; 2) La narrativa oficial [678, Página 12, C5N, Electroingeniería, el multimedio Szpolski] se ha empantanado en una retórica de alcance limitado que solo sirve para reforzar la cohesión ideológica interna, en tanto multiplica rechazos puertas afuera, coartando crecimientos; 3) el factor tiempo comienza a demostrar interoperatividad con las necesidades de supervivencia del régimen, carcomiendo el poder remanente del gobierno (síndrome del "pato rengo"), y exponiendo cada vez con mayor crudeza las carencias del comando y la desesperación por hacerse de más "caja", cualquiera sea el precio. Es, precisamente, esta variable, la que determinará el incremento de la aceleración en el traspado de voluntades en el parlamento de legisladores otrora considerados "propios": el cristinismo ha logrado poner de moda a la traición, y alentarla.
En el quebranto de esta fiesta para pocos (conforme los resultados de las Legislativas no resuelven los problemas económico-sociales y la dirigencia política no deja de representar a una élite insalvablemente alejada ya del ciudadano, sin importar el partido de que se trate), será hora de regresar al aquí y ahora, que cobra forma -cuándo no- en las vapuleadas economías hogareñas. Cortado a la mitad casi con precisión quirúrgica, el subsistema se divide en férreos partidarios de la amplificación ideológica chavistoide (el camporismo autónomo de Larroque; el esoterismo verborrágico de Zannini y Horacio Verbitsky, junto al zaffaronismo de gen y objetivación garantista) y los flamantes halcones del ajuste (Boudou, Lorenzino, Gallucio, Echegaray), que pugnan por aterrizar forzosamente y con virulencia en el recorte de planes sociales y subsidios a la energía a domicilio; aumentar el precio por litro de combustibles; y acercar el tipo de cambio del dólar oficial al paralelo para morigerar la sangría del Banco Central (también traccionada por el turismo extranjero). Corolario que invita a concluir que los dos caminos conducirán -sin excepciones- a escenarios de elevada temperatura social, y que servirán para reafirmar que el kirchnerismo ahora en franca desgracia se ha abroquelado en un laberinto del cual le resulta imposible salir sin pagar los costos respectivos. Consideración final: el Gobierno Nacional todavía conserva una monumental capacidad de daño y, por estos minutos, considera a esta variante como su principal -y única- fortaleza. La manera en que la emplee definirá el calibre de los titulares de los matutinos durante los próximos meses, así como también el derrotero de las negociaciones con la oposición. Y, más importante, el fiel de esa balanza será la medida para la confección de las abultadas facturas a ser abonadas por la sociedad.