Adiós, Guillermo
Finalmente, renunció Guillermo Moreno. Formidable personero del desmadre en el comercio exterior de la Argentina y percibido como "embajador del miedo"...
Finalmente, renunció Guillermo Moreno. Formidable personero del desmadre en el comercio exterior de la Argentina y percibido como "embajador del miedo" por los timoratos operadores del mercado de cambios, el ahora ex Secretario de Comercio -según informaron fuentes oficiales- deja el puesto para huir a Roma, en donde -valga la ironía- oficiará de "agregado económico". Por supuesto, gozará de una más que conveniente inmunidad en su nuevo rol, y será difícil soslayar que el escape remite a la necesidad de cubrirse, en vista de las incontables denuncias que el expulsado acumulaba sobre sus espaldas.
En otro orden, el Gobierno Nacional jamás lo reconocerá pero, en concreto, las presiones y reclamos originados en Washington y Brasilia -enfocadas en que la Administración se deshiciera prontamente del ex Secretario- mucho han tenido que ver con el alejamiento, ahora confirmado. Rousseff (así se certifica en ámbitos diplomáticos) había perdido la paciencia con Cristina Kirchner de cara al perturbador "efecto Moreno" en las relaciones comerciales bilaterales, y el acoso sufrido por la mandataria brasileña de parte del espectro de industriales de San Pablo tornábase ya insostenible. Más cuando el Palacio do Planalto se muestra pringado de barro hasta los codos frente al reclamo ciudadano amplificado y las barrocas derivaciones del Mensalão .
La salida fácil de los analistas políticos de ocasión y columnistas dominicales bordeará el repiqueteo sobre las ingentes cuotas de poder que, desde este momento, acopiará el ex furibundo cavallista Axel Kicillof. Aunque, quizás, el eje temático deba reorientarse: la eyección de Guillermo Moreno no solo podría interpretarse como que la Presidente ha dado el brazo a torcer ante los medios masivos de comunicación, el conglomerado de la oposición light y gobiernos extranjeros; Balcarce 50 se ha obsequiado el lujo de potenciar las debilidades de un flanco que se hallaba, hasta este instante, cubierto. Por cuanto ya no existirá dentro del gobierno quien tome en sus manos la responsabilidad de apretar a cambistas e industriales por igual. Inevitable será, pues, que el público y numerosos players del mercado -muchos de ellos, banqueros oficialistas- perciban que el dólar paralelo se ha convertido en una mercadería extremadamente barata (sin importar bordee los diez pesos por unidad). Para colmo -y esto ya se sabe de antemano-, Kicillof se atendrá a profundizar los análisis objetivados en el desdoblamiento del tipo de cambio; escenario que solo conducirá a la exacerbación del desfase. Habida cuenta de los intereses y del siempre colorido punto de vista de la Casa Rosada, lo peligroso para el sistema sería que las medidas clandestinas antes resumidas en la extorsión contra empresarios e industriales por izquierda o "por debajo de la mesa" terminen, desde hoy, reciclándose en prohibiciones escritas en Boletín Oficial o similares, tal como sucediera en 2001. Lo cual equivaldría, sin más, a blanquear con algo de amateurismo no solo la deshilachada falacia del dólar oficial, sino también del índice de precios al consumidor promocionado por el INDEC (en donde la funesta "Pimpi" Colombo se entrena a diario en cómo acumular torpezas).
Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner, mientras tanto, ha procedido conforme al viejo libreto peronista, esto es, sembrar la semilla del conflicto intraministerial, a los efectos de dar espacio para la competencia interna. Prerrogativa potencialmente lesiva para la gobernabilidad y el status quo, conforme el flamante Jefe de Gabinete Jorge Milton Capitanich Popovich, desde su cosmovisión pro-capitalista y pro-libremercado, no tardará demasiado en colisionar con la deriva macroeconómica fascistoide y neopopulista del principiante Kicillof.
Después de todo, la Presidente (a quien no se volverá a ver con la periodicidad de antes) solo exhibe interés en restablecerse física y psíquicamente. Las modificaciones en el entorno gubernamental, ingenuamente traducidas por muchos como "cambios en el Gabinete" fueron ingeniadas por ella y por nadie más. El objetivo de la viuda no es otro que desaparecer preventivamente del spotlight, brindando espacio para que un puñado de mustias marionetas resuelva sus interdictos ante la atenta vigilia de cámaras de televisión y titulares de los "grandes diarios".
En el interregno del circo, periodistas sanamente inquisidores ya comenzarán a preguntarse en quién delegará Guillermo Moreno el jugoso entramado de retornos que supo regentear en el Mercado Central. O si acaso ese intríngulis se resolverá en tiempo y forma a balazo limpio, al mejor estilo de la operatoria de los cárteles de la droga que han tomado por asalto a la ciudad de Rosario, la nueva Sinaloa argentina.
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.