Seguridad y narcotráfico: los grandes desafíos de Honduras

Detener la violencia y el narcotráfico serán dos de los principales desafíos que tendrá que afrontar el presidente electo de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien asumirá el 20 de enero de 2014. En la nación centroamericana, se estima imprescindible el diseño de una política integral de seguridad que tenga por objetivo reducir los índices de violencia generados por el narcotráfico.

 

Con una tasa de 92 homicidios por cada 100 mil habitantes (2011, el 70 % de ellos atribuidos al narcotráfico), Honduras es considerado uno de los países más violentos del planeta, conforme citan cifras de ONGs locales y de Naciones Unidas.

 

La aguda crisis económica y el alto nivel de pobreza imperante (los indigentes representan el 70% del total de 8.5 millones de habitantes, refiere CNN) son factores que favorecen al creciente desarrollo del tráfico de drogas en el país. Honduras es hoy un puente para el envío de cocaína desde América del Sur a los Estados Unidos de América tanto por aire como por mar (avionetas y lanchas rápidas): transita por la geografía hondureña el, aproximadamente, 80% de la droga que llega a México desde Sudamérica y que tiene como final a EE.UU. Así lo han revelado en numerosas oportunidades agencias federales estadounidenses.

A la variable de la pobreza, se suman la violencia y la inseguridad. A mediados de la década del noventa, se consolidaron pandillas como la mara "Salvatrucha", lo cual derivó en el surgimiento de grupos de vándalos locales.

 

Un informe de Naciones Unidas presentado a principios del año, refleja que San Pedro Sula -la segunda ciudad más importante del país- es considerada la más violenta del mundo, al registrar un promedio de 173 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Organizaciones locales denuncian a diario que la corrupción y la fragilidad de las instituciones al momento de actuar con rigor y de hacer valer la ley han puesto de suyo para que Honduras haya arribado a este escenario de extendida inseguridad.

 

La expansión que gana el crimen organizado en Honduras se amplifica a lo largo del territorio. Un informe de la cadena británica BBC (que ha basado sus investigaciones en datos oficiales del estado hondureño) señala que, desde el año 2000, se ha detectado una mayor presencia de cárteles mexicanos de la droga que se desplazan por todo el país hacia Centroamérica, en especial "Los Zetas" y el cártel de Sinaloa de Joaquín "El Chapo" Guzmán, ya que la zona es camino obligado para el traslado de las sustancias hacia Estados Unidos. Esta información confirma lo declarado en días pasados por el viceministro de Defensa hondureño, Carlos Roberto Funes, quien aseguró al periódico español "El Mundo" que en el país existen alrededor de doscientas pistas de aterrizaje clandestinas que carecen de vigilancia estricta. Por Honduras, transitó en 2010 cocaína por valor de US$ 1.949 millones, el 13% del PIB del país, de acuerdo a informes de ONU.

 

El Triángulo del Norte -que el país constituye junto a Guatemala y El Salvador- es el desafío geopolítico a superar. Si bien el país cuenta con el apoyo técnico de Estados Unidos para detectar avionetas cargadas con droga, mientras negocia la compra de tres sistemas de radares aéreos a Israel para mejorar la vigilancia de las costas, Honduras necesita la colaboración de otros países para reforzar la tarea ejecutada por el escaso recurso humano y tecnológico con que cuenta para hacer frente al narcotráfico.

 

Por otra parte, Honduras ha dejado de ser sólo un país de tránsito para convertirse en uno de producción de drogas: se han hallado laboratorios dedicados a la producción en varias regiones del país. Circunstancia novedosa que plantea nuevos desafíos.

 

Algunas opiniones coinciden en que el nuevo mandatario recibirá un país "con una seguridad anarquizada", sin consenso respecto de quién es el responsable de la seguridad ciudadana; si acaso lo es la Policía Nacional, el Ejército o la "Policía Militar del Orden Público" o PMOP, creada por el congreso en agosto pasado. Los militares han debido resignar su presencia en las fronteras para patrullar conjuntamente con la Policía Nacional las ciudades principales de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Pero esa presencia no ha devuelto los resultados esperados por las autoridades y la población. No obstante, en los últimos días se produjo un interesante acontecimiento: las fuerzas de seguridad incautaron a colaboradores del poderoso cártel mexicano de Sinaloa, cuentas bancarias, bienes y propiedades, incluyendo el mayor zoológico del país, por un equivalente a US$ 73 millones.

 

El futuro del pueblo hondureño demanda y merece una mejora ostensible en los aspectos relacionados con la seguridad ciudadana, así como también una drástica disminución en las muertes violentas. Se impone, a la brevedad, la creación de una verdadera política integral de seguridad que mejore la calidad de vida de la ciudadanía y que ponga definitivamente de pie a la lucha contra el narcotráfico, que tanto perjuicio y sufrimiento han traído al país.