Cien años después, ¿fue buena idea la creación de la Reserva Federal?
Ahora que la Fed cumple cien años, Janet Yellen se estará enfrentando a las audiencias de confirmación en el Senado, y permanece la incertidumbre acerca sobre si el organismo...
27 de Noviembre de 2013
Ahora que la Fed cumple cien años, Janet Yellen se estará enfrentando a las audiencias de confirmación en el Senado, y permanece la incertidumbre acerca sobre si el organismo implementará una retirada gradual de la política de alivio cuantitativo, muchos académicos monetarios se están haciendo la siguiente pregunta: ¿Fue la Fed una buena idea?
Nunca antes, desde la Gran Inflación de principios de los 1980s, la Fed ha sido tan controversial. Su rol causal en la bonanza y el colapso de los bienes raíces sigue siendo un asunto contencioso. Dejando otros factores a un lado, la Fed fue un mal supervisor de la seguridad y la solidez del sistema financiero. En el mejor de los casos, el banco central fue un espectador pasivo durante la bonanza y las primeras etapas del colapso de los bienes raíces; ni siquiera pudo aceptar que estábamos en medio de una recesión de bienes raíces a nivel nacional.
Seguramente, la Fed ha cometido muchos errores, pero la era actual de gobierno grande excluye cualquier posibilidad a corto plazo de que sea abolida, como algunos desearían. Sin embargo, puede ser mejorada. Como mínimo, la Fed necesita ser limitada mucho más por normas. Tener como objetivo el PIB nominal (el valor en dólares de todos los productos y servicios producidos en EE.UU., no ajustados para la inflación) sería una regla. Esa política tendría la ventaja de alejar a la Fed de tener como objetivo una variable real, como el empleo. La política monetaria no puede, a mediano o largo plazo, influir sistemáticamente en las variables reales, como el número de empleos creados.
Incluso a corto plazo, el récord de la política monetaria es incierto en el mejor de los casos. Considérese la incapacidad de la Fed de generar una recuperación económica normal —especialmente en cuanto al empleo— a pesar de la política monetaria no convencional. En cambio, tener al PIB nominal como objetivo deja que el mercado determine la composición de los cambios en la producción y en los precios para una tasa determinada de crecimiento de la producción nominal. En muchas versiones, el crecimiento del PIB nominal se calcula al 5 por ciento anual, con la expectativa de que a largo plazo, la producción real crecerá a una tasa de tendencia de tres por ciento y los precios en promedio a una tasa de dos por ciento.
Otros académicos respaldan la banca libre, o la banca sin un banco central tratando de conducir la economía, o un retorno a un patrón oro u otro estándar basado en un commodity. Estas posiciones se superponen, y tomadas en conjunto son tal vez la alternativa más viable a la banca central.
No son solamente los académicos monetarios los que están buscando un cambio en la Fed. El congresista Kevin Brady (Republicano por Texas) ha ofrecido una legislación para que una comisión monetaria nacional considere reformas a la Fed. Esta legislación ofrece un importante primer paso hacia una necesitada reforma.
Están aquellos que probablemente no ven la necesidad de una reforma, pero una mirada al decepcionante desempeño de la Fed a lo largo de los últimos cien años muestra claramente que se la necesita. Bajo su supervisión, EE.UU. sufrió la Gran Depresión, la Gran Inflación y la Gran Recesión. Incluso excluyendo la Gran Depresión, la producción real no ha sido más estable que en la era que precedió a la Fed.
De hecho, los años de estabilidad monetaria bajo la Fed han sido relativamente pocos. Hubo un periodo de prosperidad notable en la década de 1920, cuando el órgano estaba limitado por la posguerra, un patrón oro modificado y se benefició de las políticas económicas y fiscales sólidas de las administraciones de Harding y Coolidge. Luego, la inflación permaneció baja después del fin de la Guerra de Corea. Mientras que algunos le atribuyen eso a que la Fed obtuvo más independencia de la Tesorería, en realidad más se debía a la aversión del Presidente Eisenhower ante el gasto deficitario que a cualquier otra cosa.
Finalmente, hubo lo que se ha denominado la Gran Moderación, desde aproximadamente mediados de los 1980s hasta la primera parte de los 2000. Hubo algunos eventos excitantes durante esas dos décadas, como el colapso de la bolsa de valores de 1987 y recesiones, pero eso seguramente se ve bien en retrospectiva. Algunos argumentan que la Gran Moderación se dio porque la Fed estaba limitada por una norma, la regla de Taylor.
Considerando la historia para ayudar a diseñar las políticas de hoy muestra que cuando la Fed tuvo administraciones fiscales conservadoras y estuvo limitada por reglas, a la economía estadounidense le fue mejor. La gran pregunta es si la Fed ha vivido más allá de su propósito y si la banca competitiva y un estándar de commodities debería tomar su lugar. No hay prospectos a corto plazo de acabar con la Fed. A largo plazo, sería formidable pero no imposible. Si ese objetivo en particular es posible o no, la reforma monetaria integral es una necesidad.
Este artículo fue publicado originalmente en Forbes.com (EE.UU.) el 13 de noviembre de 2013.
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@ElCatoEnCorto
Sobre Gerald P. O'Driscoll Jr.
Ex vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas, y académico asociado de The Cato Institute. Es un experto reconocido en cuestiones de política monetaria internacional y asuntos financieros. Publica regularmente en Forbes Magazine.