Por qué el caos de Venezuela interesa a Estados Unidos

Conforme hemos venido reportándolo, Venezuela se encuentra en caos. Lo que los estadounidenses no parecen notar es la manera en que el desbarajuste registrado en la nación sudamericana afecta a los intereses de EE.UU.
 

Venezuela computa numerosas crisis, pero cuando la inflación se ha visto duplicada durante el último año, y las necesidades básicas -ejemplo: papel higiénico y electricidad- escasean, la ciudadanía se rebela. Conducida por el joven y carismático líder (educado en los Estados Unidos) Leopoldo López, miles de veneolanos toman las calles para expresar su descontento.
 

Sus frustraciones apuntan directamente al presidente Nicolás Maduro -el protégé de Hugo Chávez que, alegremente, se ha aferrado al totalitarismo y que afirma ante sus simpatizantes: "No voy a retroceder (...) Nadie me removerá de la senda de la construcción de la revolución bolivariana".
 

La respuesta de la Casa Blanca ha consistido en una expresión predecible, desprovista de urgencia y de contenido sustancial. Pero, nuevamente, esto es precisamente lo que podríamos esperar de parte de una de las Administraciones menos capaces y comprometidas, si de lo que se trata es de hacer frente a los intereses nacionales en el concierto global.
 

Desde Egipto hasta Libia -por nombrar solo a unos pocos-, las carencias en materia de previsión de la Casa Blanca, así como también su falta de visión, ha hecho que Estados Unidos pague un alto precio, aspecto en el que se incluye la pérdida de vidas de cuatro ciudadanos estadounidenses en el ataque contra la sede diplomática en Bengasi. Conforme lo escribiera John Fund, esto no debería sorprendernos. Desde su rol como senador estatal por Illinois, el presidente Barack Obama votó 'presente' 129 veces, previendo un reflejo de su modo de encarar la política exterior. O, como lo explicaran los analistas de la Fundación Heritage Kim Holmes y James Carafano:
 

La Doctrina Obama se remite a la confianza y la capacidad de los organismos internacionales para resolver los desafíos fundamentales de la política exterior, tales como el terrorismo o la proliferación nuclear, a menudo antes de convocar a nuestros aliados y amigos.
 

En efecto: la Administración Obama y el Departamento de Estado operan como si fuera preferible ignorar las crisis internacionales o tercerizar la propia responsabilidad en Rusia, antes que confrontar con un Irán beligerante en busca de capacidad nuclear.
 

En este tren, Venezuela es otro recordatorio de los muchos fallos de la Doctrina Obama. Antes que confrontar la amenaza que representa un gobierno venezolano que provee santuario a elementos de Hezbolá, el Secretario de Estado americano describe la situación en el país sudamericano apenas como un debilitamiento de las instituciones democráticas.
 

Ante la ausencia de una fuerte política exterior de parte de EE.UU., lo que cabe es esperar que los intereses de seguridad nacional estadounidenses sean testeados por regímenes totalitarios que trabajan en conjunto con nuestros adversarios ante cada oportunidad.
 

Venezuela, por cierto, no está sola. En apenas un par de semanas, la Doctrina Obama será testeada cuando El Salvador lleve a cabo su elección presidencial. El resultado interesa a los Estados Unidos, tal como lo relatara el presidente de la Fundación Heritage, Jim DeMint, en una reciente columna: 'El Salvador podría convertirse en un paraíso para bandas armadas que actuarán como punto de tránsito para las drogas, sustancias que terminarán hundiendo aún más a las ciudades de EE.UU. en el crimen y la desesperación. Y el desastre, en su totalidad, perfectamente puede depositarse a las puertas de la Casa Blanca'.
 

Otro recordatorio de los peligros de una política exterior estadounidense que vota 'presente'.


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/02/18/venezuelas-chaos-matters-us/
 

Foto de portada: Mario Tama/Getty Images