La falta de liderazgo de la Administración Obama en materia de crisis internacionales se ha vuelto tan evidente, que hasta el periódico The Washington Post critica a la Casa Blanca. En un reciente tweet -que subrayaba un artículo de interés sobre Ucrania y Siria, el Post declaró: "La 'Doctrina Obama' se desmorona, mientras Kiev y Siria crujen".
Esto es, por cierto, lo que el espectro conservador estadounidense ha venido señalando durante años: en 2010, en un paper que examinaba los peligros y los desafíos de la Doctrina Obama, los analistas de la Fundación Heritage Kim Holmes y James Carafano argumentaban que la postura de Obama en política exterior estaba convirtiendo al mundo en un sitio 'menos seguro, cortejando con la inestabilidad global (...) La Doctrina Obama se encuentra anclada en la creencia de que Estados Unidos está vacío de singularidad, excepcionalismo y de misión histórica, antes que ser un país con recursos inigualables, experiencia y devoción por la libertad'.
Este enfoque viciado de parte de la Administración, que parte de un rechazo fundamental ante la noción del excepcionalismo estadounidense, se verifica en toda su amplitud de cara a la crisis ucraniana. El 'reseteo' ruso propuesto por el presidente es un arma que se ha rebelado espectacularmente contra su creador, resultando en una asombrosa complacencia en Washington frente a los hechos registrados en Ucrania y las ambiciones de Moscú.
Previamente, en octubre del pasado año, el analista de Heritage, Ariel Cohen, advirtió a la Administración Obama que sus fallos a la hora de actuar terminarían entregando la iniciativa a los rusos: 'Es en virtud del interés nacional de los Estados Unidos prevenir que Ucrania se convierta en un satélite de Rusia y en un miembro clave de la esfera de influencia de Moscú. EE.UU. debe asistir a Ucrania y a sus aliados europeos en desactivar las tácticas de presión rusas tendientes a acercar a Ucrania a la órbita del Kremlin'.
El líder del mundo libre ha permanecido invisible, mientra los manifestantes ucranianos son ultimados indiscriminadamente por francotiradores del gobierno en Kiev y abandonados por muertos, mientras que el presidente ruso Vladimir Putin puja para que Ucrania se mantenga bajo su control.
Conforme lo apunté personalmente en un trabajo anterior, en donde evaluaba el desastroso registro del presidente Obama en relación al escenario internacional, lo concreto es que la Doctrina Obama se presenta como un fracaso monumental, porque falla a la hora de proteger los intereses estadounidenses. La iniciativa del jefe de Estado americano es la antítesis del atrevido approach de Ronald Reagan, que supo basarse en el poderoso liderazgo de Estados Unidos en el concierto internacional, incluyendo una firme predisposición para enfrentar a los adversarios del país.
EE.UU. simplemente no puede permitirse asistir como mudo testigo frente al rostro de la tiranía. Aún cuando el presidente ucraniano Vyktor Yanukovych ha firmado un acuerdo con los líderes de la oposición en Kiev [
Nota: Yanukovych debió abandonar el país], esto logrará poco para morigerar los temores y preocupaciones de cientos de miles de manifestantes. Este debería ser el momento idóneo para que el presidente estadounidense demuestra liderazgo; prospecto que debería dar inicio tomándose posición del lado de aquellos que pelean por la libertad.
La Casa Blanca debería posicionarse en la vereda correcta de la Historia, en lo que se esboza como un momento clave del siglo XXI.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/02/21/kyiv-burns-obama-doctrine-going-flames/