Las falsas democracias latinoamericanas y la bandera de los derechos humanos
El oficialismo, en compañía de agrupaciones y organismos de derechos humanos que comulgan con su agenda, salió a las calles...
25 de Marzo de 2014
El oficialismo, en compañía de agrupaciones y organismos de derechos humanos que comulgan con su agenda, salió a las calles en el reciente feriado político del 24 de marzo -conocido como 'Día de la Memoria'- con el objeto de conmemorar el 38° aniversario del último golpe de Estado experimentado por la Argentina en 1976, de la mano de la violenta dictadura de Jorge Rafael Videla.
Desde 2003, el kirchnerismo ha adoptado como propio el recuerdo de las víctimas de aquel proceso. La Presidente Cristina Fernández de Kirchner es erróneamente reconocida como una 'ferviente defensora de los derechos humanos'; equívoco que gana fuerza de argumento en su doble discurso: para ella, la dictadura es ilegítima solo cuando sus intereses personales se encuentran en juego. Y, en efecto, este aspecto remite a otra de las grandes sombras que pesan sobre el modelo.
En igual sentido, el 24 de marzo es explotado en el calendario como la oportunidad idónea para que las organizaciones que aseguran 'promover' los DD.HH. reclamen por justicia ante crímenes de lesa humanidad, cometidos cuatro décadas atrás. Facciones como Montoneros -organización guerrillera argentina con origen en la izquierda peronista- y ERP -Ejército Revolucionario del Pueblo, de proposición ideológica comunista; luego maoísta- también cometieron centenares de homicidios. Sin embargo, nadie promovió a su juzgamiento; antes bien, la dirigencia política contribuyó a recompensarlos, cediéndoles fondos y puestos en la función pública. Desde 1983 hasta la fecha.
Con todo, los tiempos presentes no deberían sobreabundar en qué facción asesinó a quién, y bajo qué motivos: el asesinato y la violencia son siempre herramientas injustificables. Se ha propuesto reenfocar la importancia de la agenda en analizar los modos en los que los gobiernos democráticos se han ocupado de torturar, saquear y ultimar a los ciudadanos que les obsequian el voto. Ya fuere por acción u omisión.
Cristina Fernández, por caso, ha echado mano de variadas acepciones para el concepto 'democracia'; y lo propio cabe a su visión sobre los derechos humanos. Es ella quien pretende afirmarse como abanderada de la búsqueda de justicia para asesinados y desaparecidos, aún cuando, en simultáneo, ofrece un apoyo irrestricto a la represión ejecutada por Nicolás Maduro desde el Palacio de Miraflores. En Venezuela, la cifra de personas fallecidas en enfrentamientos supera la treintena; la protesta pacífica contra la tiranía siempre arroja como resultado acciones de terrorismo estatal que derivan en muertes.
En el mismo tren de pensamiento, en Chile, la flamante presidente Michelle Bachelet ha declarado que 'jamás aceptará que nadie, persona o país, incite, a través de mecanismos violentos, a derrocar un presidente legítimamente electo'. A través de estas expresiones, la recientemente asumida Bachelet -tal como Cristina Kirchner- no oculta su simpatía por la dictadura que hoy multiplica homicidios en Venezuela. Mientras tanto, y a los efectos de intentar maquillar su soterrado populismo, la jefe de Estado chilena agrega: 'Espero que siempre se respeten los derechos humanos y la Constitución', haciendo mención a los 'valores esenciales de la democracia'. Mensaje presidencial cuando menos paradójico, de parte de quien se propone reformar la constitución en su país, sin ser claro todavía con qué obscuros fines.
¿Interesan realmente los derechos humanos en esta Latinoamérica populista? Si así fuera, el gobierno argentino, al igual que sus pares en la región, no escatimarían esfuerzos para denunciar a la dictadura de Maduro, personaje designado a dedo por Hugo Chávez. Siempre teniéndose presente que el difunto uniformado ha recurrido a la herramienta del golpe de Estado.
A estas alturas, será difícil dudarlo: son numerosas las naciones del orbe lationamericano que han caído presa de la trampa populista. Así se ha corroborado en la reciente votación llevada a cabo en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), sitio en donde 22 países prefirieron convertir una sesión de carácter público en una a puertas cerradas. Oportunidad en la que debía debatirse la variable venezolana y de la cual tomaría parte la recientemente suspendida diputada María Corina Machado. El socialismo del siglo XXI no repara en gastos y esfuerzos para censurar la libertad. Hoy, ha vuelto a confesar su temor ante la posibilidad de que sus atrocidades alcancen la luz pública.
El socialismo populista se caracteriza por la implementación de políticas forzadas, la neutralización del consenso, la violencia verbal, institucional, económica y política. Pertenecen a este orbe cuadros de renombre, que han hecho del homicidio un culto: Fidel Castro, Ernesto Guevara, Hugo Chávez Frías y, desde ahora, Nicolás Maduro Moros.
América Latina solo se liberará de su yugo el día en que quiebre las cadenas que la atan a estos novedosos arquetipos de dictadura. El nuevo modus operandi: alcanzar el poder por vía de elecciones ficticias de mascarada democrática, alterando resultados. Para después, ya llegados sus personeros al ejecutivo, infiltrar y aniquilar las instituciones. Como parte de aquel maquillaje, los gobiernos de la región izan las banderas de los derechos humanos.
A su modo, los mandatarios del populismo han modificado a gusto la veterana expresión de Eva Duarte de Perón. La sentencia 'Allí donde existe una necesidad, nace un derecho', fue reconvertida a una bastante diferente: 'Allí donde exista una necesidad política, nace un derecho humano'.
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@AntonellaMarty
Sobre Antonella Marty
Tiene estudios en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Abierta Interamericana. Es Miembro Fundadora del Grupo Joven de la Fundación Libertad. Investigadora Asociada de Fundación para El Progreso, Chile; miembro del Consejo Ejecutivo y Directora Regional por Argentina y Chile de Estudiantes por la Libertad. Publica novedades relativas al trabajo e investigaciones de think tanks de América Latina y los Estados Unidos de América.