¿Qué le sucede a Costa Rica?
Recientemente -y todo ello, en un solo día, el 8 de abril del 2014-, Costa Rica vio anunciado de manera oficial que tanto Bank of America como Intel...
Recientemente -y todo ello, en un solo día, el 8 de abril del 2014-, Costa Rica vio anunciado de manera oficial que tanto Bank of America como Intel trasladarían un total de 2.900 empleos en total, fuera del país. Ambas firmas señalaron a los procesos de reestructuración global de sus operaciones como las causas. Ello conmovió a los costarricenses, dado que la novedad se conoció apenas dos días después de que Luis Guillermo Solís Rivera fuera electo presidente del país en una poco concursada segunda ronda.
Sobra decir que el mandatario electo no tiene la culpa por los puestos de trabajo perdidos -una medida semejante no se toma de la noche a la mañana, y por tanto, se presupone que las compañías tomaron tal decisión mucho antes de conocerse quién sería el nuevo presidente del país. Lo que sí es cierto es que existen factores en el orden nacional que han hecho que dichos reajustes perjudiquen especialmente a las operaciones en nuestro territorio.
Cuando corporaciones de tal magnitud toman estas decisiones, corresponde preguntarse: ¿qué hace que estas firmas no contemplen al país como un sitio para llevar a cabo inversiones de largo plazo? Costa Rica tiene una política fiscal que genera incertidumbre para la actividad privada: los altos costos operativos agobian al sector productivo y el país deja mucho qué desear en materia de facilidad para hacer negocios.
Fue el mismo gerente general de INTEL en Costa Rica quien declaró, en octubre del 2011, que el intento del congreso de ponerle 15% de impuestos a las ganancias repatriadas de aquellas empresas que gozan de los beneficios de las zonas francas ponía en riesgo las operaciones de la empresa en el país. El mismo apuntó que 'INTEL hace inversiones en un horizonte de largo plazo, y una de las cosas que tomamos con mucha seriedad es la estabilidad y consistencia de la política fiscal'. Finalmente, no sorprende que ahora se anunciara la clausura de la planta manufacturera de INTEL (terminando con 1.500 puestos de trabajo en el proceso).
La propia INTEL señaló en mayo de ese mismo año su preocupación por las altas tarifas eléctricas. Cita del periódico La Nación: 'La gigante tecnológica Intel es una de las empresas estadounidenses que expresó a la presidenta Laura Chinchilla preocupación por el precio de la energía eléctrica, pues impacta directamente sobre los costos de operación de su planta en Belén. Y esto, a pesar de que INTEL goza de una tarifa especial para industrias, lo cual trae a colación la paupérrima situación que atraviesa el país con respecto a las tarifas eléctricas. De hecho, fue la Coalición de Iniciativas de Desarrollo (CINDE) quien recientemente mencionó que el precio de las tarifas eléctricas era uno de los factores que le restan competitividad al país. De hecho fue la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP) quien en su encuesta trimestral de negocios señaló que "el costo de la electricidad es el factor que más presiona al alza los costos de producción de las empresas en Costa Rica"'.
La misma CINDE reconoció en su último comunicado que factores como el exceso de trámites dificultan la atracción de inversión extranjera. No es casualidad que un país que en el Indice de Facilidad para Hacer Negocios no logre siquiera encontrarse listado entre los primeros cien (actualmente, ocupa la posición número 102). Dentro de este índice, figuran vergonzosas posiciones en el ranking tanto en protección de inversores como en cumplimiento de contrato (posiciones número 169 y 139, respectivamente); dos categorías vitales para la atracción de inversiones. En otras palabras, la renta de los años en los cuales Costa Rica era más competitivo ante los ojos de los inversionistas ahora está llegando a su fin.
El sector productivo y su buen desempeño, vital para un sistema democrático, están sufriendo en gran manera. Costa Rica, de acuerdo a la CEPAL, es el segundo país con más desempleo en la región. La situación económica de un país es trascendental para la paz social; una economía dinámica, creciente y estable repercute de manera positiva en un país. Y Costa Rica se encuentra hoy en una situación difícil.
El país y el nuevo gobierno deberán mirar hacia la libertad económica para aliviar la situación crítica que atraviesa el país. El descontento popular se escucha de manera cotidiana en las comunidades del país. Para el presidente electo, el gran interrogante es si acaso podrá romper con las posiciones habituales de su partido para, más tarde, dejar un país estable y próspero dentro de cuatro años.
Es Vicepresidente de Instituto AMAGI (Costa Rica), Presidente de Revolución Liberal y coordinador local en EsLibertad.