Argentina: el modelo Kicillof
Recientemente, Axel Kicillof, el ministro de Economía de la República Argentina, justificó la actuación del vicepresidente Amado Boudou...
18 de Junio de 2014
Recientemente, Axel Kicillof, el ministro de Economía de la República Argentina, justificó la actuación del Vicepresidente Amado Boudou en el polémico caso Ciccone -hoy, bajo análisis de la Justicia-, señalando que la impresión de billetes es una función estratégica del Estado. De igual misma manera, Kicillof justificó varias expropiaciones o nacionalizaciones como las de Aerolíneas Argentinas, la del sistema de pensiones, la de los ferrocarriles o la de Repsol-YPF. Luego de que el propio gobierno mostrara su incapacidad para regular tarifas e inversiones de estas empresas “privadas”, se decidió en cada caso culpar a las empresas por los problemas en los servicios y avanzar en la expropiación o nacionalización.
Lejos de aquella famosa frase de la presidente (“chiquitito, pero cumplidor”), los resultados no han sido buenos, con una empresa aeronáutica que sólo se sostiene por los subsidios crecientes que recibe de la Administración, con un sistema de pensiones que lejos está de cumplir su función de cara al futuro, con ferrocarriles que ofrecen peor servicio cada año y devuelve un mayor número de accidentes, y con un país que abandonó el auto-abastecimiento de petróleo y ahora demanda algunos miles de millones de esos escasos dólares anualmente para que la economía no se quede sin energía.
Del modelo heredado de gobiernos anteriores al imaginario-ideal de Kicillof, deben corregirse numerosas anomalías, y es allí donde el ministro está operando, definiendo cuáles son las “cuestiones de Estado” e interviniendo en consecuencia lo necesario para asegurarle a los argentinos estabilidad de empleo y fomentando el desarrollo.
Estamos entrando, probablemente, en la última etapa de doce años de kirchnerismo y el modelo que la Argentina proyecta es el del actual funcionario de Hacienda, cuya formación económica lo ha conducido siempre a desconfiar del mercado mucho más que en sus colegas del gobierno. Todo está justificado en el “modelo de Kicillof”, si él cree —dentro de su arbitrariedad— que es una “cuestión de Estado”.
Se respaldará siempre en la democracia, en el voto del pueblo que eligió a Cristina Fernández de Kirchner en el poder y a él como su consejero económico. Nos debemos entonces, los argentinos, un debate acerca del modelo que queremos y la definición de las “cuestiones de Estado”.
El problema, desde mi humilde punto de vista, es que la “cuestión de Estado” central ya no es la seguridad, la justicia independiente, la protección del Estado de Derecho, la estabilidad monetaria, la desocupación o la pobreza, sino arribar a 2015 sin sufrir las consecuencias de las políticas que vienen aplicándose. Tenga o no éxito Kicillof en este objetivo cortoplacista, la destrucción de nuestras “instituciones” ya es un daño irreparable.
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@AdrianRavier
Sobre Adrián Ravier
Es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín. Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank The Cato Institute y medios nacionales.