INTERNACIONALES: ANA ROSA QUINTANA

Cómo mejorar la seguridad en el Triángulo Norte de América Central

La reciente oleada de menores sin compañía de sus padres proveniente de Centroamérica prueba que la Administración Obama no puede continuar ignorando...

23 de Junio de 2014
La reciente oleada de menores sin compañía de sus padres proveniente de Centroamérica prueba que la Administración Obama no puede continuar ignorando los asuntos relacionados con la seguridad en el Triángulo Norte de América Central. Los niveles de crimen y violencia rampantes han alcanzado un punto crítico, y Estados Unidos precisa encarar estos problemas. La asistencia estadounidense en materia de seguridad en la región se muestra ampliamente dictada por la Iniciativa de Seguridad Regional Centroamericana, implementada durante 2008 bajo el presidente George W. Bush, a criterio de suplementar la propuesta mexicana de la Iniciativa de Mérida, concentrada en el esfuerzo antinarcóticos y contra el delito.
 
Las reducciones en el gasto de la Defensa, propuestas por la presente Administración, combinadas con la relocalización de asistencia externa hacia el desarrollo antes que en la seguridad [1] continúa perpetuando el clima actual de inseguridad. Las carencias del gobierno federal estadounidense en materia de políticas coherentes hacia América Central complican el escenario: respalda pesadas restricciones legislativas que castigan a socios con buena predisposición tales como Honduras, mientras que recompensa al liderazgo antiestadounidense de El Salvador, con programas de ayuda preferenciales. [2]
 
A criterio de detener las violentas condiciones políticas y económicas que empujan a ciudadanos centroamericanos a abandonar el Triángulo Norte de Centroamérica, el congreso de EE.UU. debería reconsiderar con urgencia la implementación de las siguientes cuatro políticas.
 
 
1. Eliminar los requisitos que obstruyen la asistencia externa para Honduras
 
En el epicentro de la confusión en la región se encuentra Honduras, país en donde los delitos violentos se han disparado desde 2009, en apariencia imposibles de disminuir. Bajo la Administración Obama, Estados Unidos ha desempeñado un rol importante en el descenso de esta nación. Luego de la crisis constitucional hondureña de 2009, Estados Unidos suspendió ayuda crítica, así como también la realización de operaciones militares conjuntas, fundamentadas mayormente en forma de asistencia antinarcóticos. Las operaciones antinarcóticos terrestres, marinas y aéreas se vieron debilitadas y, a lo largo de la costa del Caribe, virtualmente interrumpidas [3].
 
El consecuente vacío de seguridad a lo largo de la franja costera del Caribe se vio rápidamente llenado por organizaciones dedicadas al tráfico de drogas. Desde el año fiscal 2012, el parlamento estadounidense ha retenido un mínimo del 20% de la asistencia de seguridad, sobre la base de preocupaciones relativas a derechos humanos. Mantuvo esta provisión en el año fiscal 2013 y, en su correspondiente de 2014, incrementó esas retenciones hasta alcanzar el 35%, a pesar de que el país cosechara grandes progresos en materia de derechos humanos y funcionamiento de las instituciones democráticas. Los responsables de la retención de la ayuda en el congreso de EE.UU. deberían asegurarse de que el presupuesto para el año fiscal 2015 no continúe suprimiendo el compromiso de seguridad estadounidense.

 
2. Permitir a Honduras reparar su flota de jets F-5
 
El congreso estadounidense bloqueó recientemente un acuerdo de Honduras con Israel para reparar la flota aérea de aviones F-5 del país centroamericano (que datan de la Guerra Fría, tras ser provistos por EE.UU. en los años ochenta [4]). A pesar de la membresía de Honduras en el Grupo de Operaciones Técnicas para F-5, la calidad de la flota de referencia deja mucho que desear.
 
La Administración Obama debería reconocer que la reparación de esta flotilla representa un componente crítico en los esfuerzos de la nación centroamericana a la hora de proteger su territorio frente a vuelos piloteados por traficantes, que ingresan y egresan de su espacio aéreo. Actualmente, Honduras es una zona de tránsito para un estimado del 79% de los vuelos de narcotraficantes que parten de América del Sur hacia el norte del continente, y se prevé que este número se incrementará. La reparación de esta flota también serviría para respaldar la muy necesitada expansión del país en materia de tecnología aeronáutica de radarización.
 
 
3. Reconocer la posición clave de Guatemala y morigerar pesadas restricciones legislativas
 
Las restricciones legislativas sobre el Financiamiento para Fuerzas Armadas Extranjeras y Entrenamiento y Educación Militar Internacional -Foreign Military Financing (FMF) e International Military Education and Training (IMET)- hacia Guatemala compromenten los esfuerzos de seguridad regionales, dificultan la promoción de los derechos humanos, y reducen la capacidad estadounidense para promover los valores democráticos y la educación militar profesional.
 
En 2013, el Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM) respaldó la nueva Fuerza de Tareas Interagencia de Guatemala (Guatemalan Interagency Task Force), que provee de infraestructura y apoyo operacional antinarcóticos a lo largo de la frontera mexicano-guatemalteca; a pesar de ello, las restricciones FMF e IMET han impedido que esta cooperación se consolidase [5]. Guatemala exhibe una frontera compartida con México de 600 millas, y es un punto crítico de tránsito para trasladarse desde y hacia América Central. No obstante, existen solo ocho zonas de ingreso formales. A partir del surgimiento de cruces ilegales, un estimado de 350 puntos informales para el cruce de líneas fronterizas han sido creados. Estados Unidos debería respaldar los esfuerzaos de Guatemala para garantizar la seguridad en su frontera.
 
 
4. Incrementar las capacidades de interdicción marítima
 
Las elevadas ganancias derivadas del tráfico de cocaína continúan financiando a las bandas armadas centroamericanas (maras), en tanto los recortes a los presupuestos de defensa están reduciendo la capacidad de los Estados Unidos para interceptar el tránsito marítimo. De acuerdo con el general John Kelly, Comandante de SOUTHCOM, la reducción de activos derivada directamente de los recortes al presupuesto han dejado a EE.UU. incapacitado para impedir el 25% del contrabando marítimo bajo sospecha en el año fiscal 2013.
 
En la actualidad, SOUTHCOM solo cuenta con una fragata de la armada de EE.UU. La Guardia Costera zarpa cuatro botes patrulleros en la región, y solo dos de ellos se encuentran destinados tiempo completo al combate antinarcóticos. Los activos navales están lejos de localizarse donde deberían, conforme el general Kelly argumenta necesitar 15 (quince) naves adicionales dedicadas con exclusividad a la intercepción y el monitoreo marítimo de las rutas utilizadas por el narcotráfico.
 
Los vacíos de seguridad creados por esta carencia de activos han conducido al resurgimiento de las rutas de narcotráfico vigentes en los años ochenta, a lo largo del corredor del Caribe. Los activos actualmente disponibles y asignados a SOUTHCOM no son suficientes para cubrir los intereses vitales de Estados Unidos. Si se consideran los recortes a la Defensa, actuales y propuestos, el mandato del presidente estadounidense Barack Obama tendiente a lograr una reducción del 40% de las drogas que ingresan al país desde América Latina resultará inconcebible.
 
 
Desarrollar una capacidad con los socios de Estados Unidos para garantizar la seguridad regional
 
Mientras el congreso americano delibera sobre el futuro de los menores sin compañía, debería trabajar hacia la implementación de políticas de desarrollo efectivas. Las reducciones en materia de asistencia externa continuarán limitando severamente las actividades de cooperación regionales para la seguridad, creando condiciones económicas y de seguridad que motorizarán la inmigración ilegal. El congreso de EE.UU. debería reconocer que la región representa una unión crucial, y que Estados Unidos necesita reorientar sus políticas de manera acorde.



Referencias (en inglés)

[1] Peter J. Meyer y Clare Ribando Seelke, “Iniciativa para la Seguridad Regional de América Central: Antecedentes y Asuntos Relativos a Políticas para el Congreso”, Servicio de Investigación del Congreso, Report for Congress, 6 de mayo de 2014, http://www.fas.org/sgp/crs/row/R41731.pdf (accedido el 17 de junio de 2014).
[2] James M. Roberts, “El Comportamiento Erróneo del Sistema de Recompensas MCC de Obama en El Salvador”, The Heritage Foundation, The Daily Signal, 20 de septiembre de 2013, http://dailysignal.com/2013/09/20/obamas-mcc-rewards-bad-behavior-in-el-salvador/
[3] See Ana Quintana, “Estados Unidos Necesita Extender la Cooperación de Seguridad con Honduras”, Heritage Foundation Issue Brief No. 4115, 31 de diciembre de 2013, http://www.heritage.org/research/reports/2013/12/the-united-states-needs-to-expand-security-cooperation-with-honduras
[4] Defensa.com, “¿Adquiere Honduras F-15s?” 2 de junio de 2014, http://www.defensa.com/index.php?option=com_content&view=article&id=12414:iadquiere-honduras-f-15-&catid=55:latinoamerica&Itemid=163 (accessed June 17, 2014).
[5] General John Kelly, Cuerpo de Marines de EE.UU., ponencia ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de EE.UU., 13 de marzo, 2014, http://bit.ly/1pcesUZ(accedido el 17 de junio de 2014)


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://www.heritage.org/research/reports/2014/06/improving-regional-security-in-central-americas-northern-triangle
 
Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales