EE.UU.: de cómo Eric Holder ha destruido la reputación del Departamento de Justicia
Desconozco quién será el próximo Fiscal General de Estados Unidos, pero ya tengo pena por esa persona. Restaurar la reputación...
Desconozco quién será el próximo Fiscal General de Estados Unidos, pero ya tengo pena por esa persona. Restaurar la reputación del Departamento de Justicia después del mandato de Eric H. Holder Jr. demandará muchísimo esfuerzo.
Puede uno percatarse de qué tan grande será esa tarea, leyendo 'Eric Holder, el Hombre de Obama en el Departamento de Justicia', nuevo libro de John Fund y Hans von Spakovsky. Aún con relativamente escasas 217 páginas, el trabajo casi se aproxima a la lectura de una acusación en un tribunal.
Una cosa es leer sobre ciertos casos a medida que aparecen en el circuito de las noticias -un artículo sobre alguna investigación sobre derechos civiles por aquí, un posteo de blog sobre la Operación Rápido y Furioso por allá. Y otra cosa bien distinta es ensamblarlos en un solo lugar y confeccionar un cuadro más amplio, de una sola vez.
Holder es el primer Fiscal General en la historia de los Estados Unidos de América que se encuentra en desacato con el congreso. Si se considera este comportamiento hacia el Poder Legislativo, lo cierto es que ello no representa sorpresa. El funcionario se mostró impávido, por ejemplo, cuando el Comité Judicial del Senado lo inquirió sobre el escándalo resultante cuando se reveló que el Servicio Interno de Impuestos (Internal Revenue Service o IRS) estaba poniendo en la mira a organizaciones conservadoras.
O, por caso, considérese el testimonio que Holder ofreciera al Comité Judicial de la Cámara de Representantes al ser preguntado sobre la persecución montada contra la prensa en relación a la publicación de material clasificado. Holder juró que nunca había estado involucrado en ello, y que ni siquiera había pensado en hacerlo.
Con todo, el comité aprendería luego que Holder había aprovado una orden de búsqueda contra los correos electrónicos de James Rosen, reportero de Fox News, por 'jurar ante una corte federal que Rosen era un co-conspirador en una investigación enmarcada bajo una filtración de seguridad nacional'.
¿Cómo explicó Holder esta brecha entre su respuesta y la verdad, al ser consultado por el comité? No lo hizo; prefirió no responder.
Luego, está el modo deplorable con que fue administrada la División de Derechos Civiles bajo Holder y Thomas Pérez, asistente del Fiscal General de 2009 a 2013.
En el capítulo intitulado 'La División de Derechos No-Civiles', Fund y Spakovsky detallan numerosas instancias en las que Holder y Pérez 'regentearon una agenda militante de derechos civiles orientada a defender al Partido Demócrata a ganar las elecciones e implementar un Estados Unidos socialista en donde los componentes raciales, étnicos y sexuales eran investigados en admisiones para universidades y empleo público, e incluso en el ámbito de la disciplina escolar'.
Pero Holder probablemente será más recordado por haber supervisado la Operación Rápido y Furioso, que depositó más de dos mil armas de fuego en manos de una cártel mexicano de la droga, conduciendo a la muerte de cientos de ciudadanos mexicanos y un agente de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. Cuando los legisladores federales dieron inicio a la investigación, Holder optó -nuevamente- por no cooperar, ocultando información.
Cualquier afirmación frente a que 'la agencia ATF (Control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego) "sancionó" o, de otro modo, permitió la venta de fusiles de asalto -estando en conocimiento de ello- a un comprador de paja que luego las transportó a México es falsa', escribió el Asistente del Fiscal General, Ronald Weich, al senador republicano por Iowa Chuck Grassley en febrero de 2011. 'La agencia ATF lleva adelante toda suerte de esfuerzos para prohibir armamento que haya sido adquirido ilegalmente, e impedir su transporte hacia México'.
Pero, nueve meses después -tras semanas de lentitud y de intentos por hallar 'incongruencias' en aquellos que revelaron detalles puntuales de Rápido y Furioso, el Departamento de Justicia finalmente relató la verdad. En noviembre de 2011, Holder admitió bajo juramento que la operación con las armas había, de hecho, tenido lugar. La desmentida de febrero había quedado atrás.
Para algunos observadores, la idea de un Departamento de Justicia enteramente ético es algo así como una utopía. En lo que a ellos respecta, el Fiscal General es designado por un presidente que puede ser tanto demócrata como republicano, de tal suerte que el público no debería sorprenderse cuando éste conduce sus ocupaciones echando mano de partidocracia.
Esta cínica visión del problema, sin embargo, no tiene fundamento. Muchos fiscales generales de buena reputación han servido bajo formas defendibles desde lo ético, bajo gobiernos demócratas y republicanos. Los mandatos de Edwin Meese bajo Ronald Reagan y Griffin Bell bajo Jimmy Carter, por ejemplo, prueban que el Departamento de Justicia puede ser conducido de una manera independiente y profesional.
El período de Holder como Fiscal General representa el otro extremo del espectro: orientado por la política, comprometido por el escándalo y empantanado por la corrupción. La necesidad de un Fiscal General que, de hecho, defienda la Constitución estadounidense de una manera justa, imparcial y ética nunca ha sido tan necesaria como hoy.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/06/22/saving-face-will-replace-eric-holder/
Creador y Presidente de la Fundación Heritage, desde 1977 hasta 2013, habiendo contribuído al reconocimiento nacional e internacional del organismo. En 2013, fue sucedido en el cargo por el ex senador estadounidense Jim DeMint. Más información sobre Ed Feulner -en inglés- en http://www.heritage.org/about/staff/f/edwin-feulner