El naufragio
A lo largo de las últimas semanas, la Argentina ha asistido a momentos frenéticos, de las que su propia historia conoce de memoria.
02 de Julio de 2014
A lo largo de las últimas semanas, la Argentina ha asistido a momentos frenéticos, de las que su propia historia conoce de memoria. Y estas febriles jornadas prometen continuar, habida cuenta de las novedades que parten desde Nueva York -donde el Juez Thomas Poole Griesa viene mostrándose inflexible ante la postura esquizofrénica del gobierno argentino en lo que hace al conflicto con los holdouts.
Como nunca antes, hoy el país está representado por un gobierno que hace de la bravuconada una política de Estado. Cuenta, asimismo, con un coro de opositores y una prensa pretendidamente crítica que se ha 'comido' el caramelo con intolerable ingenuidad. Bastó que la Presidente mencionara -en ocasión de un acto por el Día de la Bandera- que la Argentina quiere pagarle al 100% de los acreedores, para que creyéramos que el problema con los acreedores estaba ya encaminado. De aquella instancia, el público pasó a la euforia. Solo transcurrieron siete días de aquella presentación para que la ciudadanía volviera a entrar en pánico, tras una jugada del Gobierno que muchos creen se trató de una estratagema: depositar los fondos necesarios para afrontar un pago a los bonistas que entraron al canje, cuyo vencimiento operaba el 30 de junio. Griesa -que no deglute caramelos tan fácilmente- tomó ese hecho como lo que realmente fue, esto es, una provocación; dictaminando que el dinero regresara al Banco Central, de dónde en verdad nunca se habían ido. Por estas horas, la Casa Rosada insiste en que el próximo lunes 7 enviará una misión con miras a negociar con los holdouts -aunque no son pocos los que estiman que, en simultáneo, la Presidente y sus funcionarios continuarán su retórica de provocaciones, intentando modificar la jurisdicción de pago para un espectro de bonistas que aceptaron los canjes de 2005 y 2010. Lo cual no remite más que a un comportamiento esquizoide. Con el país entero danzando al ritmo del discurso oficial.
La situación de Boudou es ya insostenible. El Vice sólo permanece en el cargo por obra, gracia y capricho de la propia Presidente. Es decir, por los mismos motivos que la llevaron a encumbrarlo a un lugar que, claramente, el aludido no merecía. Su nombramiento en la fórmula del FPV fue un sapo que, evidentemente, el peronismo ortodoxo no tragó. ¿Cómo es posible que a semejante arribista de la política se le permitiese ocupar el segundo escalafón del Estado? Más grave aún, ¿cómo un hombre venido de las filas liberales podría osar ostentar el cargo de Vicepresidente de una Administración filoperonista? Se sabe, mientras tanto, de una confesión de Boudou, no menor : aquella dicha en una reunión con intendentes justicialistas en la que afirmó, suelto de cuerpo, que iba a ocupar el lugar que ocupó Néstor Kirchner en el gobierno de Cristina. Una osadía imperdonable, acometida en presencia de los tiburones del conurbano. Solo hacía falta sacar a la luz las incontables tropelías de Boudou en los últimos años. En trabajos previos, 'El Ojo Digital' se hizo eco del desfalco provocado por el futuro ex vicepresidente al momento de ocupar el cargo de Secretario de Hacienda del Municipio de la Costa, librando cheques a proveedores inexistentes y abonando sumas millonarias a una supuesta firma, con el objeto de completar la construcción de viviendas sociales que jamás salieron de los planos. La cuestión tomó estado público hace cosa de horas, y lo propio sucedió con otras tantas otras locuras dignas de quien ya es conocido como el Isidoro Cañones de la política argentina. Exponer esa página del pasado de Boudou no era difícil. Aunque la maniobra quizás se haya salido de cauce, por cuanto comienza a comprometer la tranquilidad de la propia Cristina. Ya se sabe: nunca el peronismo se propinará un autogolpe.
Boudou también supo ganarse incontables enemigos en el seno del Gobierno. Para el caso, los más famosos son Carlos Zannini y Ricardo Echegaray. Y resulta curioso que ninguno de los dos provenga del justicialismo; el primero se autoconcibe maoísta. El segundo, de un liberal -con formación de colegio militar. Pero ambos supieron estrechar fuertes vínculos con lo más rancio del peronismo. Dato curioso: el titular de la AFIP militó en Mar del Plata en la UPAU, brazo universitario de la entonces existente UCeDé, junto a Amado Boudou. Ya no se llevaban bien en aquel entonces, aunque fuentes de la Feliz recuerdan que se los solía ver juntos en el famoso boliche Sobremonte, donde Boudou supo oficiar de disc-jockey. Dicho local nocturno -devenido hoy en megacomplejo- se halla clausurado por la AFIP desde el mes de marzo, por evasión impositiva y asociación ilícita fiscal. De acuerdo con altas fuentes judiciales de la ciudad balnearia, dicha clausura no es otra cosa que una jugada de Echegaray contra el Vicepresidente, de quien se sospecha tiene participación accionaria en Sobremonte junto con su banda local. La jugada, por supuesto, coincide con la agenda de marcarle la cancha al Vice y demostrarle que, con él, no se juega. Y nunca está de más refrescar que la AFIP desempeñó un rol fundamental en el salvataje de la ex Ciccone, aunque Lijo optó por no procesar a su titular -al menos, de momento.
El avispero político está revuelto: la oposición -aunque ahora con matices- presiona para que Boudou pida licencia, con el objetivo declarado de ponerlo en el banquillo del juicio político. El peronismo se ha llamado a silencio. Y el kirchnerismo hará lo que le ordene la Jefa. Pero el movimiento fundado por Juan Domingo Perón asiste a un dilema: si deja caer a Boudou, quien sigue en la línea sucesoria no es alguien formado en el justicialismo, sino en el radicalismo. Hablamos del santiagueño Gerardo Zamora, otro ungido por la propia jefe de Estado. Alguna vez, la Historia habrá de ser justa con el peronismo en su responsabilidad de cara a la creciente degradación institucional de la República: su verticalismo siempre impidió la exploración de alternativas a la remoción de Isabel Perón de la primera magistratura, lo que allanó el camino para el golpe militar de 1976 -que registrara un notorio apoyo social, justificado en el errático manejo público de la viuda de Perón. El pejotismo tampoco aceptó -a caballo de idéntico comportamiento verticalista- a un radical en la línea sucesoria. También debería ser la Historia la encargada de hacer justicia con la actual Presidente de los Argentinos: fue ella -y nadie más- quien ungió a Boudou y a Zamora.
Cristina acaba de suspender un viaje al exterior aduciendo un estado gripal. El argumento parece -nuevamente- poco creible: si viajaba, hubiese quedado en control de la República un funcionario recientemente procesado por coimas. Al mismo tiempo, tampoco le será posible a la primera mandataria suspender, en el año y medio que resta de mandato, viajes al exterior permanentemente. ¿Será éste un indicio frente a sus planes para su segundo, tras no haber permitido que asuma temporalmente la Presidencia? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, nadando entre buitres y caranchos, el Gobierno, en esta hora desesperada, se aferra febrilmente a la ilusión que despierta la Selección en el Mundial de fútbol de Brasil. Tal como un náufrago se aferra a un pedazo de madera en el mar. Sin medir que el flotador de oportunidad se ha desprendido de su propia -ahora hundida- embarcación.
Como nunca antes, hoy el país está representado por un gobierno que hace de la bravuconada una política de Estado. Cuenta, asimismo, con un coro de opositores y una prensa pretendidamente crítica que se ha 'comido' el caramelo con intolerable ingenuidad. Bastó que la Presidente mencionara -en ocasión de un acto por el Día de la Bandera- que la Argentina quiere pagarle al 100% de los acreedores, para que creyéramos que el problema con los acreedores estaba ya encaminado. De aquella instancia, el público pasó a la euforia. Solo transcurrieron siete días de aquella presentación para que la ciudadanía volviera a entrar en pánico, tras una jugada del Gobierno que muchos creen se trató de una estratagema: depositar los fondos necesarios para afrontar un pago a los bonistas que entraron al canje, cuyo vencimiento operaba el 30 de junio. Griesa -que no deglute caramelos tan fácilmente- tomó ese hecho como lo que realmente fue, esto es, una provocación; dictaminando que el dinero regresara al Banco Central, de dónde en verdad nunca se habían ido. Por estas horas, la Casa Rosada insiste en que el próximo lunes 7 enviará una misión con miras a negociar con los holdouts -aunque no son pocos los que estiman que, en simultáneo, la Presidente y sus funcionarios continuarán su retórica de provocaciones, intentando modificar la jurisdicción de pago para un espectro de bonistas que aceptaron los canjes de 2005 y 2010. Lo cual no remite más que a un comportamiento esquizoide. Con el país entero danzando al ritmo del discurso oficial.
La situación de Boudou es ya insostenible. El Vice sólo permanece en el cargo por obra, gracia y capricho de la propia Presidente. Es decir, por los mismos motivos que la llevaron a encumbrarlo a un lugar que, claramente, el aludido no merecía. Su nombramiento en la fórmula del FPV fue un sapo que, evidentemente, el peronismo ortodoxo no tragó. ¿Cómo es posible que a semejante arribista de la política se le permitiese ocupar el segundo escalafón del Estado? Más grave aún, ¿cómo un hombre venido de las filas liberales podría osar ostentar el cargo de Vicepresidente de una Administración filoperonista? Se sabe, mientras tanto, de una confesión de Boudou, no menor : aquella dicha en una reunión con intendentes justicialistas en la que afirmó, suelto de cuerpo, que iba a ocupar el lugar que ocupó Néstor Kirchner en el gobierno de Cristina. Una osadía imperdonable, acometida en presencia de los tiburones del conurbano. Solo hacía falta sacar a la luz las incontables tropelías de Boudou en los últimos años. En trabajos previos, 'El Ojo Digital' se hizo eco del desfalco provocado por el futuro ex vicepresidente al momento de ocupar el cargo de Secretario de Hacienda del Municipio de la Costa, librando cheques a proveedores inexistentes y abonando sumas millonarias a una supuesta firma, con el objeto de completar la construcción de viviendas sociales que jamás salieron de los planos. La cuestión tomó estado público hace cosa de horas, y lo propio sucedió con otras tantas otras locuras dignas de quien ya es conocido como el Isidoro Cañones de la política argentina. Exponer esa página del pasado de Boudou no era difícil. Aunque la maniobra quizás se haya salido de cauce, por cuanto comienza a comprometer la tranquilidad de la propia Cristina. Ya se sabe: nunca el peronismo se propinará un autogolpe.
Boudou también supo ganarse incontables enemigos en el seno del Gobierno. Para el caso, los más famosos son Carlos Zannini y Ricardo Echegaray. Y resulta curioso que ninguno de los dos provenga del justicialismo; el primero se autoconcibe maoísta. El segundo, de un liberal -con formación de colegio militar. Pero ambos supieron estrechar fuertes vínculos con lo más rancio del peronismo. Dato curioso: el titular de la AFIP militó en Mar del Plata en la UPAU, brazo universitario de la entonces existente UCeDé, junto a Amado Boudou. Ya no se llevaban bien en aquel entonces, aunque fuentes de la Feliz recuerdan que se los solía ver juntos en el famoso boliche Sobremonte, donde Boudou supo oficiar de disc-jockey. Dicho local nocturno -devenido hoy en megacomplejo- se halla clausurado por la AFIP desde el mes de marzo, por evasión impositiva y asociación ilícita fiscal. De acuerdo con altas fuentes judiciales de la ciudad balnearia, dicha clausura no es otra cosa que una jugada de Echegaray contra el Vicepresidente, de quien se sospecha tiene participación accionaria en Sobremonte junto con su banda local. La jugada, por supuesto, coincide con la agenda de marcarle la cancha al Vice y demostrarle que, con él, no se juega. Y nunca está de más refrescar que la AFIP desempeñó un rol fundamental en el salvataje de la ex Ciccone, aunque Lijo optó por no procesar a su titular -al menos, de momento.
El avispero político está revuelto: la oposición -aunque ahora con matices- presiona para que Boudou pida licencia, con el objetivo declarado de ponerlo en el banquillo del juicio político. El peronismo se ha llamado a silencio. Y el kirchnerismo hará lo que le ordene la Jefa. Pero el movimiento fundado por Juan Domingo Perón asiste a un dilema: si deja caer a Boudou, quien sigue en la línea sucesoria no es alguien formado en el justicialismo, sino en el radicalismo. Hablamos del santiagueño Gerardo Zamora, otro ungido por la propia jefe de Estado. Alguna vez, la Historia habrá de ser justa con el peronismo en su responsabilidad de cara a la creciente degradación institucional de la República: su verticalismo siempre impidió la exploración de alternativas a la remoción de Isabel Perón de la primera magistratura, lo que allanó el camino para el golpe militar de 1976 -que registrara un notorio apoyo social, justificado en el errático manejo público de la viuda de Perón. El pejotismo tampoco aceptó -a caballo de idéntico comportamiento verticalista- a un radical en la línea sucesoria. También debería ser la Historia la encargada de hacer justicia con la actual Presidente de los Argentinos: fue ella -y nadie más- quien ungió a Boudou y a Zamora.
Cristina acaba de suspender un viaje al exterior aduciendo un estado gripal. El argumento parece -nuevamente- poco creible: si viajaba, hubiese quedado en control de la República un funcionario recientemente procesado por coimas. Al mismo tiempo, tampoco le será posible a la primera mandataria suspender, en el año y medio que resta de mandato, viajes al exterior permanentemente. ¿Será éste un indicio frente a sus planes para su segundo, tras no haber permitido que asuma temporalmente la Presidencia? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, nadando entre buitres y caranchos, el Gobierno, en esta hora desesperada, se aferra febrilmente a la ilusión que despierta la Selección en el Mundial de fútbol de Brasil. Tal como un náufrago se aferra a un pedazo de madera en el mar. Sin medir que el flotador de oportunidad se ha desprendido de su propia -ahora hundida- embarcación.
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@PortaluppiPablo
Sobre Pablo Portaluppi
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.