Médicos Sin Fronteras alerta sobre violencia generalizada contra la atención médica en Sudán del Sur
Al igual que la Argentina, la nación africana celebra este miércoles 9 de julio el aniversario de su independencia (alcanzada en 2011). Un informe de la organización internacional...
07 de Julio de 2014
Al igual que la Argentina, la nación africana celebra este miércoles 9 de julio el aniversario de su independencia (alcanzada en 2011). Un informe de la organización internacional de acción médico-humanitaria alerta sobre las consecuencias que genera en la población civil los ataques a los hospitales y la destrucción de las instalaciones médicas, a raíz del conflicto armado iniciado en diciembre.
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Juba, Sudán del Sur, 7 de julio de 2014 — Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta en su informe ‘Violencia contra la salud en el conflicto en Sudán del Sur’ acerca de las consecuencias que están teniendo los ataques a los hospitales y la destrucción de las instalaciones médicas en las personas más vulnerables en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, que este miércoles 9 de julio conmemora el tercer aniversario de su independencia. Según la organización, estos ataques impiden el acceso de la población sursudanesa a la atención sanitaria.
Desde que el conflicto armado diera comienzo en diciembre, al menos 58 personas han sido asesinadas en los recintos hospitalarios. Además, éstos han sido saqueados o quemados en al menos seis ocasiones, según los datos recogidos por MSF en su informe. Estas cifras no son absolutas sino que representan tan solo los incidentes de los que MSF tiene conocimiento, ya sea porque han ocurrido en las zonas donde interviene o porque hayan tenido lugar en aquellos lugares donde ha hecho evaluaciones médicas.
Los hospitales han sido objeto de diferentes saqueos en las ciudades de Bor, Malakal, Bentiu, Nasir y Leer durante los períodos de más intensos combates. El daño va mucho más allá de los actos de violencia en sí mismos y tiene como consecuencia que la atención médica se ve interrumpida justo en el momento en el que la población más vulnerable la necesita de forma desesperada.
Así, por ejemplo, el hospital de MSF en Leer (en el sur del estado de Unidad) fue arrasado, al mismo tiempo que la mayor parte de la ciudad, en los ataques de finales de enero y principios de febrero. Era el único centro médico disponible en un área donde viven alrededor de 270.000 personas. Proporcionaba atención secundaria, incluyendo cirugía, y tratamiento para el VIH y la tuberculosis. Edificios enteros fueron reducidos a cenizas y los equipos necesarios para las intervenciones quirúrgicas, para el almacenamiento de vacunas y para hacer transfusiones, así como los materiales de laboratorio, fueron destruidos.
MSF reanudó algunas actividades en mayo, cuando la gente comenzó a regresar a Leer. Solo en las primeras tres semanas, los equipos atendieron a más de 1.600 niños con desnutrición. Sin embargo, la organización ya no puede llevar a cabo vacunaciones rutinarias o cirugías de urgencia.
“Desgraciadamente, debido a esta crisis, hemos perdido la pista de muchos de nuestros pacientes. Algunos de ellos necesitaban seguir un tratamiento. Y si no han podido continuarlo en otro lugar, podrían haber muerto”, afirma el doctor Mohammed Shoaib, coordinador médico de MSF. “Ahora hemos vuelto y estamos tratando a algunos de ellos, pero sólo podemos brindar una parte de los servicios que proporcionábamos con anterioridad. Esto hace que a día de hoy no exista ni un solo lugar en todo el sur del estado de Unidad en el que puedas ser operado de urgencia”.
Los hospitales estales de Sudán del Sur han sido testigos de algunos de los peores episodios de violencia. En el Hospital Estatal de Bor, catorce pacientes y un miembro del personal del Ministerio de Salud fueron asesinados a tiros en diciembre. Otras catorce personas, entre ellas once pacientes que fueron tiroteados en sus propias camas, murieron en el Hospital Escuela de Malakal en febrero. En el Hospital Estatal de Bentiu, otras 28 personas fueron asesinadas en abril.
Médicos Sin Fronteras ha condenado en repetidas ocasiones este tipo de incidentes que afectan en gran medida a su capacidad para prestar asistencia humanitaria, justo en el momento en el que la gente más la necesita. En este sentido, MSF hace un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que garanticen que todos los habitantes de Sudán del Sur puedan acudir en busca de atención médica sin temor a la violencia.
El objetivo del informe es fomentar el diálogo y crear conciencia sobre el impacto de la crisis en la prestación de la atención médica, y propiciar un cambio que garantice un acceso seguro a la atención sanitaria para la población de Sudán del Sur.
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Juba, Sudán del Sur, 7 de julio de 2014 — Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta en su informe ‘Violencia contra la salud en el conflicto en Sudán del Sur’ acerca de las consecuencias que están teniendo los ataques a los hospitales y la destrucción de las instalaciones médicas en las personas más vulnerables en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, que este miércoles 9 de julio conmemora el tercer aniversario de su independencia. Según la organización, estos ataques impiden el acceso de la población sursudanesa a la atención sanitaria.
Desde que el conflicto armado diera comienzo en diciembre, al menos 58 personas han sido asesinadas en los recintos hospitalarios. Además, éstos han sido saqueados o quemados en al menos seis ocasiones, según los datos recogidos por MSF en su informe. Estas cifras no son absolutas sino que representan tan solo los incidentes de los que MSF tiene conocimiento, ya sea porque han ocurrido en las zonas donde interviene o porque hayan tenido lugar en aquellos lugares donde ha hecho evaluaciones médicas.
Los hospitales han sido objeto de diferentes saqueos en las ciudades de Bor, Malakal, Bentiu, Nasir y Leer durante los períodos de más intensos combates. El daño va mucho más allá de los actos de violencia en sí mismos y tiene como consecuencia que la atención médica se ve interrumpida justo en el momento en el que la población más vulnerable la necesita de forma desesperada.
Así, por ejemplo, el hospital de MSF en Leer (en el sur del estado de Unidad) fue arrasado, al mismo tiempo que la mayor parte de la ciudad, en los ataques de finales de enero y principios de febrero. Era el único centro médico disponible en un área donde viven alrededor de 270.000 personas. Proporcionaba atención secundaria, incluyendo cirugía, y tratamiento para el VIH y la tuberculosis. Edificios enteros fueron reducidos a cenizas y los equipos necesarios para las intervenciones quirúrgicas, para el almacenamiento de vacunas y para hacer transfusiones, así como los materiales de laboratorio, fueron destruidos.
MSF reanudó algunas actividades en mayo, cuando la gente comenzó a regresar a Leer. Solo en las primeras tres semanas, los equipos atendieron a más de 1.600 niños con desnutrición. Sin embargo, la organización ya no puede llevar a cabo vacunaciones rutinarias o cirugías de urgencia.
“Desgraciadamente, debido a esta crisis, hemos perdido la pista de muchos de nuestros pacientes. Algunos de ellos necesitaban seguir un tratamiento. Y si no han podido continuarlo en otro lugar, podrían haber muerto”, afirma el doctor Mohammed Shoaib, coordinador médico de MSF. “Ahora hemos vuelto y estamos tratando a algunos de ellos, pero sólo podemos brindar una parte de los servicios que proporcionábamos con anterioridad. Esto hace que a día de hoy no exista ni un solo lugar en todo el sur del estado de Unidad en el que puedas ser operado de urgencia”.
Los hospitales estales de Sudán del Sur han sido testigos de algunos de los peores episodios de violencia. En el Hospital Estatal de Bor, catorce pacientes y un miembro del personal del Ministerio de Salud fueron asesinados a tiros en diciembre. Otras catorce personas, entre ellas once pacientes que fueron tiroteados en sus propias camas, murieron en el Hospital Escuela de Malakal en febrero. En el Hospital Estatal de Bentiu, otras 28 personas fueron asesinadas en abril.
Médicos Sin Fronteras ha condenado en repetidas ocasiones este tipo de incidentes que afectan en gran medida a su capacidad para prestar asistencia humanitaria, justo en el momento en el que la gente más la necesita. En este sentido, MSF hace un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que garanticen que todos los habitantes de Sudán del Sur puedan acudir en busca de atención médica sin temor a la violencia.
El objetivo del informe es fomentar el diálogo y crear conciencia sobre el impacto de la crisis en la prestación de la atención médica, y propiciar un cambio que garantice un acceso seguro a la atención sanitaria para la población de Sudán del Sur.
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El informe forma parte del proyecto de MSF ‘Atención médica bajo el fuego’. La iniciativa es parte de un proyecto global que pretende comprender mejor la naturaleza de la violencia que los trabajadores de salud sufren en zonas de conflicto, mejorar la seguridad de los pacientes, del personal sanitario y de los centros médicos. MSF trabaja en Sudán del Sur con las comunidades, los actores médico-humanitarios y las autoridades locales, nacionales e internacionales, con miras a crear un entorno más seguro para la prestación de la atención médica.
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