SOCIEDAD: 'SORGE'

El 'Che' Mascherano, Grondona-Blatter, y el fin del nefasto relato

Se asiste al final menos esperado por la runfla delincuencial que, hoy por hoy, habita la Administración de Balcarce 50...

14 de Julio de 2014
Se asiste al final menos esperado por la runfla delincuencial que, hoy por hoy, habita la Administración de Balcarce 50. Es el adiós a un modelo y relato que, ya previo a la anestesia del Mundial -que marginó el tratamiento de los problemas reales del país-, acaba de dejar a la Presidente Cristina Fernández sin siquiera un triúnfo para mostrar. Aunque más no hubiese sido una minúscula victoria en un campeonato de fútbol que sirviese para tocar la sensibilidad de un pueblo carente de logros y expectativas concretos.

El poder político de turno cifró sus esperanzas en los turbios negocios de Don Julio Grondona, verdadero émulo de la familia Corleone; al decir de nuestras fuentes, éste había llegado a un acuerdo con su socio Sepp Blatter, con miras a arreglar una zona accesible para el seleccionado nacional -una que, al menos, sirviera para superar la primera fase y arañar fácilmente los octavos de final. El tándem Grondona/Blatter no son una sociedad demasiado diferente a la encarnada por el 'Gordo' Valor y la 'Garza' Sosa; naturalmente, la 'solución Mundial' estaba llamada a golpear las puertas de la oficina del hombre de AFA, a raíz de que el mandamás del fútbol argentino administra una cifra cercana a los AR$1.800 millones anuales (provistos por la Casa Rosada, el Estado Nacional y cuarenta millones de connacionales). La distracción por vía de la pelota era sumamente necesaria, en un país que carece de la funcionalidad más elemental en Seguridad, Salud, Educación y Justicia. El dislate del dinero remitido para el fútbol subraya la necesidad de promover a una verdadera redistribución de los recursos. En especial cuando ha trascendido que la Cámara Farmacéutica suspendería la entrega de medicamentos al PAMI, debido a una deuda de 800 millones de pesos.

El presente escenario se engrosa ahora con los pocos felices capítulos -en la óptica del Gobierno- relativos al procesamiento de Boudou, los 'fondos buitres'; las escasas reservas del Banco Central de la República; la inflación galopante y su compañera, la recesión devenida en estanflación. Solo le quedaba al Titanic Argentina un único salvavidas; algo para festejar junto a Estela Barnes de Carlotto, Hebe Pastor de Bonafini, Teresa Parodi, La Cámpora, Carta Abierta, Víctor Hugo Morales, Diego Armando Maradona y demás acólitos del modelo del latrocinio. Todos ellos unidos en un palco y apropiándose de la victoria como si se hubiese tratado de un gran logro del modelo y del falso relato, coloreado por una década nefasta.

Colaboraban a tal efecto un grupo de plumas y periodistas rentados con salarios propios del Primer Mundo y un sistema goebbeliano de propaganda emitido en los entretiempos. Sobresalió allí aquel abuelo Don Quique, orgulloso de revistar en el sistema jubilatorio. Este, sin haber aportado siquiera un centavo, logró registrar su identidad en la dádiva del Gobierno Nacional (una actitud casi lindante con lo delictivo). La historia refiere que, al cierre, Don Quique terminó siendo un ex actor porno. Humorada que se suma a otros temas ya no tan divertidos, como los millones de kilómetros de autopistas, rutas y obras faraónicas sin terminarse y con incomprobable factura.

En el centro de todo lo antes relatado, sobrevivía un pueblo expectante; a éste, se le hizo creer en un campeonato que sí o sí se conquistaría. Se lo insufló de una épica cuasi-guerrera (casi imitando el estilo Galtieri de la invasión de las Malvinas), sin mensurarse apropiadamente la manera en que la caída impactaría en el ánimo general. Pero el kirchnerismo es un 'Vamos por Todo' en cualquier orden, en definitiva, todo remató con el grotesco. Con la imagen burda de convertir a Javier Mascherano en un aggiornado Ernesto Che Guevara.

Tampoco podía faltar, en semejante aquelarre, el estribillo ofensivo hacia el anfitrión, Brasil: el popular 'Decime qué se siente'. Naturalmente, no iba a pasar demasiado tiempo para que el eslogan fuera reciclado por los propios brasileños, para reconvertirlo en un: 'Decime qué se siente ahora... después de un Maracanazo'.

Lo cierto es que la historieta del Mundial terminó como debía terminar: con las clásicas hordas de supuestos 'desposeídos' del exitoso 'modelo de inclusión social con matriz diversificada', lanzados a la destrucción de todo lo que encontrasen a su paso en el centro porteño. La perfecta imagen de la anarquía, mientras brillaba por su ausencia los mecanismos preventivos y represivos de las fuerzas federales -seguramente limitados por la doctrina oficialista de 'no criminalizar la protesta social'. Fue la crónica de la muerte anunciada; todo este tiempo, se ha hablado de un modelo que solo existía en las mentes de nuestra propia 'Alicia en el País de las Maravillas' (pero con residencia en El Calafate). La Señora se ha quedado sin modelo y sin relato.

La fiesta termina de la peor manera; en lo estrictamente futbolístico, el haber salido segundos es, de por sí, un premio mayor. Especialmente teniendo en buena consideración el pensamiento de no pocos periodistas deportivos marketineros, que insistían en que Lionel Messi era el 'mejor jugador del mundo'. Aunque, en opinión de quien esto escribe, Messi solo podía compartir todo su potencial en el Barcelona F.C., con diez compañeros jugando solo para él. No terminamos de asimilar los argentinos que un equipo no consiste en un solo hombre; un equipo es una suma de individualidades. No es distinto de una Nación, que consiste en un proyecto para alcanzar un objetivo común. Aquí, no hay nada de eso. Cosa que sí pueden decir los alemanes, que celebraron su victoria en la puerta de Brandenburgo. Allí no faltó el alcohol, pero no se registraron disturbios ni episodios aislados que perturbaran los festejos. Mientras que este lunes, en Berlín, es un día más de trabajo. Solo se ganó un partido de fútbol y se sumó otro campeonato.
 
Sobre Sorge

"Sorge" (pseudónimo) es experto en temas militares y de seguridad. Desde su rol de periodista, ofició como colaborador del Episcopado argentino. Es columnista e investigador especial de El Ojo Digital desde 2005. Sus artículos están compilados en la URL http://www.elojodigital.com/categoria/tags/sorge.