La diferencia moral entre Israel y Hamás
Lo que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses -y del mundo- escuchan sobre el conflicto en desarrollo...
20 de Julio de 2014
Lo que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses -y del mundo- escuchan sobre el conflicto en desarrollo entre Israel y Hamás dice algo así: '125 palestinos, la mayoría de ellos civiles, han sido asesinados por el implacable ataque de Israel en Gaza. No fallecieron ciudadanos israelíes hasta el momento [N. del T.: el artículo es anterior al homicidio de 13 soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel registrado este domingo 20]'. Ello podría ser cierto, pero la sentencia se muestra absolutamente fuera de contexto. Uno debe prestar atención a las metodologías empleadas por ambas partes.
Hamás pone en lanzacohetes en funcionamiento -en tanto también provee vertederos y sitios de comando y control- en medio de edificios de departamentos, mezquitas y escuelas. Desde estos sitios, sus combatientes lanzan oleadas de docenas de cohetes, teniendo por objetivo a centros poblacionales sin discriminación de ningún tipo. Ellos han estado disparando los vectores casi a diario. Pero, normalmente, suelen disparar cuando los niños israelíes se movilizan desde sus hogares -que cuentan con búnkers- hacia las escuelas, que también tienen escondites contra bombardeos. Los combatientes de Hamás hacen esto deliberadamente, para intentar golpear contra los niños en espacios abiertos. Hamás no busca minimizar el daño colateral: su objetivo es maximizarlo.
Israel, por su parte, dispara solo contra objetivos militares, fundamentados con información de inteligencia. Desde que estos objetivos se muestran deliberadamente mezclados con la población civil por obra de Hamás, Israel debe tomar medidas para minimizar las bajas colaterales.
Antes de que los israelíes ataquen un edificio, cada hogar recibe un llamado a su línea telefónica base, y lo propio se hace a los teléfonos móviles asociados a los residentes del edificio -adicionalmente, los móviles reciben mensajes de texto-, avisando que, en pocos minutos, el edificio se convertirá en objetivo. Finalmente, y a criterio de asegurarse de que cada cual reciba el mensaje, Israel arroja una bomba sin explosivos en el techo de la estructura. Minutos después, el edificio es destruído. No existe instancia alguna en la historia militar moderna en la que una fuerza tome medidas más importantes que éstas para obsequiar a los inocentes toda chance posible para evacuar el lugar. El sistema puede ser tan 'discriminatorio' como los ejércitos modernos lo permitan.
Adicionalmente, Israel ha desarrollado su promocionado -y con toda justicia- sistema de defensa contra cohetes Domo de Hierro (Iron Dome), que vuelve inservibles la mayoría de los esfuerzos de Hamás. Entre la neutralización de los cohetes ejecutada por Iron Dome (que, de otro modo, provocarían graves daños) y la aplicación de 'Alerta Roja' que alerta a civiles en sus teléfonos móviles en tiempo real cuando un ataque terrorista con cohetes es lanzado, las bajas civiles del Estado de Israel han sido escasas.
Israel solo quiere que lo dejen en paz. Hamás persigue la destrucción de Israel. No existe equivalencia moral en este caso, y las tácticas de ambas partes son prueba de ello.
Hamás pone en lanzacohetes en funcionamiento -en tanto también provee vertederos y sitios de comando y control- en medio de edificios de departamentos, mezquitas y escuelas. Desde estos sitios, sus combatientes lanzan oleadas de docenas de cohetes, teniendo por objetivo a centros poblacionales sin discriminación de ningún tipo. Ellos han estado disparando los vectores casi a diario. Pero, normalmente, suelen disparar cuando los niños israelíes se movilizan desde sus hogares -que cuentan con búnkers- hacia las escuelas, que también tienen escondites contra bombardeos. Los combatientes de Hamás hacen esto deliberadamente, para intentar golpear contra los niños en espacios abiertos. Hamás no busca minimizar el daño colateral: su objetivo es maximizarlo.
Israel, por su parte, dispara solo contra objetivos militares, fundamentados con información de inteligencia. Desde que estos objetivos se muestran deliberadamente mezclados con la población civil por obra de Hamás, Israel debe tomar medidas para minimizar las bajas colaterales.
Antes de que los israelíes ataquen un edificio, cada hogar recibe un llamado a su línea telefónica base, y lo propio se hace a los teléfonos móviles asociados a los residentes del edificio -adicionalmente, los móviles reciben mensajes de texto-, avisando que, en pocos minutos, el edificio se convertirá en objetivo. Finalmente, y a criterio de asegurarse de que cada cual reciba el mensaje, Israel arroja una bomba sin explosivos en el techo de la estructura. Minutos después, el edificio es destruído. No existe instancia alguna en la historia militar moderna en la que una fuerza tome medidas más importantes que éstas para obsequiar a los inocentes toda chance posible para evacuar el lugar. El sistema puede ser tan 'discriminatorio' como los ejércitos modernos lo permitan.
Adicionalmente, Israel ha desarrollado su promocionado -y con toda justicia- sistema de defensa contra cohetes Domo de Hierro (Iron Dome), que vuelve inservibles la mayoría de los esfuerzos de Hamás. Entre la neutralización de los cohetes ejecutada por Iron Dome (que, de otro modo, provocarían graves daños) y la aplicación de 'Alerta Roja' que alerta a civiles en sus teléfonos móviles en tiempo real cuando un ataque terrorista con cohetes es lanzado, las bajas civiles del Estado de Israel han sido escasas.
Israel solo quiere que lo dejen en paz. Hamás persigue la destrucción de Israel. No existe equivalencia moral en este caso, y las tácticas de ambas partes son prueba de ello.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/07/17/moral-difference-israel-hamas/?utm_source=heritagefoundation&utm_medium=email&utm_campaign=morningbell
Foto de portada: Mujer palestina lamenta la pérdida de familiares en las puertas de un hospital en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, el 16 de julio próximo-pasado. Crédito: Eez Al-Zanoon/APA Images/Zumawire
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@SBucci
Sobre Steven Bucci
Es Director del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Sirvió durante casi treinta años en las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos de América, y luego como importante funcionario del Pentágono. Su trabajo de investigación se focaliza principalmente en ciberseguridad, operaciones especiales y actividades de apoyo para autoridades civiles desde la óptica de la Defensa. Sus artículos también son publicados en la web estadounidense The Daily Signal. Más información sobre el autor (en inglés), en éste link.