Uruguay y los presos de Guantánamo
El presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, se mostró categórico sobre la cuestión de los reclusos...
09 de Septiembre de 2014
El presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, se mostró categórico sobre la cuestión de los reclusos alojados en la prisión estadounidense de Bahía de Guantánamo, y sostuvo que éstos 'no están listos' para arribar al país.
Agregó el mandatario uruguayo: 'Las decisiones las voy a tomar yo. Le dije que los cautivos van a venir cuando yo disponga, querido, ¿quiere más claro? A eso lo va a determinar el Presidente de la República y no va a pedir consejos a nadie, nada más a su almohada'.
Pero el jefe de Estado obvió remitirse a las declaraciones del próximo-pasado 22 de mayo sobre los polémicos prisioneros. La funcionaria americana Julissa Reynoso había dicho, textual: 'Es mi gobierno quien determinará cuántos presos llegarán'. La diplomática completaría luego, afirmando que el 'número de personas [prisioneros] aún no está definido'.
Si bien el ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, había declarado que los presos de Guantánamo serían al menos seis, Reynoso reiteraba que aún restaba definirse la cantidad de individuos que llegarían a territorio del Uruguay.
El evento tiene lugar en una instancia de severas críticas contra la Administración Mujica, sobre la cual llueven permanentes críticas por la incómoda cercanía a la dictadura castrista de Cuba y a su subsidiaria de Caracas. Asimismo, el presidente uruguayo también es criticado por obedecer ciegamente a los pedidos 'personales' de su par argentina, Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner. Finalmente, Estados Unidos será quien determine la cantidad de reos talibanes que Montevideo deberá, forzadamente, acoger. Todo lo cual remite a una enmadejada ilustración del 'Uruguay progresista'.
En simultáneo, José Mujica se ha visto involucrado en un meduloso laberinto: el régimen castrista de la isla de Cuba presiona al mandatario de la República Oriental del Uruguay para que no acepte a los prisioneros del Talibán, a no ser que la Administración Obama disponga la libertad de tres espías de nacionalidad cubana que operaban bajo órdenes de La Habana, ahora presos en los Estados Unidos. No obstante, el congreso uruguayo y el poder judicial en Montevideo bloquearían cualquier intento de Mujica de interceder en estas ásperas cuestiones. Los espías cubanos a los que se hace referencia son Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, y Ramón Labañino.
¿Responderá afirmativamente Mujica a la 'obediencia debida' a La Habana? ¿O procederá conforme a los intereses nacionales de la República Oriental del Uruguay?
Agregó el mandatario uruguayo: 'Las decisiones las voy a tomar yo. Le dije que los cautivos van a venir cuando yo disponga, querido, ¿quiere más claro? A eso lo va a determinar el Presidente de la República y no va a pedir consejos a nadie, nada más a su almohada'.
Pero el jefe de Estado obvió remitirse a las declaraciones del próximo-pasado 22 de mayo sobre los polémicos prisioneros. La funcionaria americana Julissa Reynoso había dicho, textual: 'Es mi gobierno quien determinará cuántos presos llegarán'. La diplomática completaría luego, afirmando que el 'número de personas [prisioneros] aún no está definido'.
Si bien el ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, había declarado que los presos de Guantánamo serían al menos seis, Reynoso reiteraba que aún restaba definirse la cantidad de individuos que llegarían a territorio del Uruguay.
El evento tiene lugar en una instancia de severas críticas contra la Administración Mujica, sobre la cual llueven permanentes críticas por la incómoda cercanía a la dictadura castrista de Cuba y a su subsidiaria de Caracas. Asimismo, el presidente uruguayo también es criticado por obedecer ciegamente a los pedidos 'personales' de su par argentina, Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner. Finalmente, Estados Unidos será quien determine la cantidad de reos talibanes que Montevideo deberá, forzadamente, acoger. Todo lo cual remite a una enmadejada ilustración del 'Uruguay progresista'.
En simultáneo, José Mujica se ha visto involucrado en un meduloso laberinto: el régimen castrista de la isla de Cuba presiona al mandatario de la República Oriental del Uruguay para que no acepte a los prisioneros del Talibán, a no ser que la Administración Obama disponga la libertad de tres espías de nacionalidad cubana que operaban bajo órdenes de La Habana, ahora presos en los Estados Unidos. No obstante, el congreso uruguayo y el poder judicial en Montevideo bloquearían cualquier intento de Mujica de interceder en estas ásperas cuestiones. Los espías cubanos a los que se hace referencia son Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, y Ramón Labañino.
¿Responderá afirmativamente Mujica a la 'obediencia debida' a La Habana? ¿O procederá conforme a los intereses nacionales de la República Oriental del Uruguay?
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