¿Podría ISIS influenciar el futuro del progresismo estadounidense?
Mientras Estados Unidos confronta a las nuevas amenazas terroristas en Irak y Siria, un experto de...
Mientras Estados Unidos confronta a las nuevas amenazas terroristas en Irak y Siria, un experto de la Fundación Heritage en la temática de los principios fundadores americanos argumenta que 'el terrorismo doméstico y extranjero' podría modificar el futuro del progresismo [N. del T.: 'liberalism' en el uso estadounidense del inglés].
En su ponencia del día martes -como parte de un panel de discusión sobre progresismo-, el analista David Azerrad también afirmó que, si los estadounidenses estimaran que la prosperidad se hallare en riesgo, entonces 'perderían interés en grandes porciones de la agenda propuesta por la izquierda'.
Azerrad presentó su ponencia en compañía de William Voegeli, editor senior en el Claremont Review of Books; Kevin Williamson, corresponsal del National Review y -como moderador- Ben Domenech, editor de la publicación The Federalist.
Azerrad y Williamson se mostraron de acuerdo en que los demócratas de la actualidad han fallado a la hora de desarrollar y ejecutar una política exterior robusta pero que, al mismo tiempo, tuvieron éxito en el despliegue de estrategias retóricas que han captado la atención del ciudadano estadounidense promedio.
Pero Azerrad, director del Centro Simon para Políticas y Principios en la Fundación Heritage, argumentó que, si acaso Estados Unidos se enfrentaran a una amenaza creciente de violencia de parte de terroristas o de alguna otra fuente, la agenda liberal sufriría el impacto. Azerrad sentenció:
El liberalismo moderno, como Ustedes saben, no es capaz de lidiar de manera decisiva con asuntos que tienen que ver con la violencia, el delito, el terrorismo doméstico, y la guerra en el extranjero.
'Si acaso el mundo sigue convirtiéndose en un sitio más peligroso, si el país estuviese en riesgo o si asistiéramos a un regreso de los crímenes violentos como en la década del setenta, estimo que ello podría amortiguar significativamente los prospectos del liberalismo'.
Al ser consultado sobre si los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 -seguidos por las guerras en Irak y Afganistán- y luego el colapso económico de 2008 sirvieron como catalizadores para el cambio político por él descripto, Azerrado apuntó el modo súbito en que los estadounidenses regresaron a la vieja normalidad.
'No hemos tenido guerras en nuestro suelo. Hemos sufrido un ataque espectacularmente visual el 11 de septiembre de 2001, pero las cosas retornaron a la normalidad muy rápidamente. En efecto, el 2008 no fue agradable, pero deberíamos atender a la calidad de vida en este país. Continúa siendo bastante extraordinaria', comentó; agregando después:
Mi punto de vista es que mucho de la agenda de la izquierda en relación a algunas de estas temáticas es frívola, desde un foco político más serio... Si la gente realmente sintiese que [la paz y la prosperidad] se vieran bajo amenaza, creo que perdería interés en grandes segmentos de la agenda de la izquierda.
Voegeli, en relación al punto de vista expresado por Azerrad, citó el liderazgo de la ciudad de Nueva York a lo largo de los último veinte años como evidencia del efecto que condujo a la ciudadanía a 'dudar, a grandes rasgos, de las capacidades del progresismo'.
'Tras veinte años bajo los ex alcaldes [Rudy] Giuliani y [Michael] Bloomberg, época en la que se invirtió esfuerzo en recoger la basura, las deudas fueron saldadas y las calles se volvieron seguras, Nueva York se sintió en capacidad de respaldar a alguien como el alcalde [Bill] de Blasio', explicó Voegeli.
Williamson dijo que acordaba con Azerrad en lo que hace a los fallos de la política exterior del Partido Demócrata, pero no se mostró de acuerdo con la noción de que un resurgimiento de la violencia y el crimen podrían dañar el futuro del progresismo.
El columnista del National Review argumentó: 'la izquierda ama la violencia' y que 'aquélla desea emplear la violencia para organizar cada aspecto de la vida'. Citó el fenómeno de la terapia de conversión en California como ejemplo para ilustrarlo.
Aún cuando Williamson observó que no creía en tal 'pseudociencia', dijo que el tema era contrario a las leyes en California, sin importar que una persona quisiera tomar parte en la conversión. La cirugía de cambio de género, sin embargo, continúa siendo legal.
En relación al progresismo, Williamson declaró:
La idea de que los progresistas no son buenos en temas referidos a la violencia es, según creo, defectuosa. En rigor, no son buenos en política exterior, porque no creen en la legitimidad de las instituciones de los Estados Unidos, empezando por los militares.
Las expresiones de Azerrad sobrevinieron en cercanía de la decisión del presidente Barack Obama, de extracción ideológica demócrata-progresista, de bombardear objetivos en Siria con las fuerzas militares de EE.UU., y autorizando más de cien ataques aéreos contra ISIS, el brutal grupo terrorista -conocido también como Estado Islámico o EIIL.
El secretario de Estado John Kerry, demócrata liberal y senador veterano de Massachusetts -en su oportunidad nominado para la presidencia en 2004-, insistió inicialmente en que Estados Unidos no se hallaba en guerra con ISIS. El vocero del Pentágono y de la Casa Blanca, sin embargo, rápido concedió que la nación estaba en guerra.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/09/24/could-isis-influence-the-future-of-liberalism-this-scholar-thinks-so/
Es reportera del sitio web estadounidense The Daily Signal. Sus textos también son publicados en español en el sitio web Heritage Libertad.