INTERNACIONALES: CRISTINA LOPEZ G.

Venezuela: misma fiesta, diferente chivo

Si el presidente de la República amanece haciendo llamadas a la Procuraduría y llamándole al Fiscal...

26 de Septiembre de 2014
Si el presidente de la República amanece haciendo llamadas a la Procuraduría y llamando al Fiscal para ver cómo se inician acciones en contra de un ciudadano, cualquiera pensaría que de por medio existiría un gravísimo delito atentando contra la seguridad nacional. En Venezuela, no es necesario semejante requisito. Escribir una columna sobre el delicado estado actual de las finanzas venezolanas es suficiente para despertar la ira del presidente Nicolás Maduro y desencadenar un linchamiento mediático y persecución judicial.

Así quedó demostrado con el reciente incidente en que Maduro, haciendo que su apellido pareciera una ironía tragicómica, dedicó varios minutos de incansable diatriba en la televisión estatal venezolana para arremeter en contra del columnista y profesor de Harvard, Ricardo Hausmann. El pecado de Hausmann fue simplemente hacer uso del área en la que se especializa (entre los logros de su currículum, Hausmann puede presumir de haber ocupado el puesto de economista principal del Banco Interamericano de Desarrollo, así que más de alguna cosa sabrá sobre macroeconomía y política monetaria), para publicar una columna sobre la catastrófica administración financiera que ha dejado en deplorable estado a las arcas de uno de los países más ricos en recursos de América Latina.

Maduro acusa a Hausmann, entre otras cosas, de querer hacer daño económico a Venezuela, de ser uno de los 'sicarios financieros… de la oligarquía financiera (sic)'. Nada en el contenido de la perorata se dedica, ni por cerca, a debatir de manera racional cómo a pesar de la bonanza en los precios de crudo, las finanzas del país se encuentran en números rojos. El jefe de Estado venezolano podrá declamar la prosa de las ficticias teorías de conspiración que trama todo el que se permite a hablar de Venezuela, pero ninguna de sus acusaciones explica de qué manera sacará a su país del problema derivado de la impresión de billetes para financiar déficits.

Lo expuesto por Hausmann en su columna era la simple descripción, desde la perspectiva académica, de una tragedia anunciada. ¿O no es trágico que se les haya limitado a los venezolanos (sólo a los de a pie o a los que carecen de conexiones) la compra de divisas internacionales para evitar que hagan lo que quieran con su patrimonio, obligándolos a ahogarse con una divisa que dentro de poco comprará lo mismo que un billete de Monopoly? Por el momento, Venezuela gana la carrera de países con mayor inflación a nivel mundial, y con algunas vueltas de ventaja. Los controles de precios introducidos por el gobierno han causado escasez de medicinas y productos básicos que afectan de manera desproporcionada a los más pobres.

Por señalar esto, Hausmann es tratado como criminal, mientras libres de rendir cuentas, empresarios venezolanos (apodados "los boliburgueses") que confiesan deber su éxito económico a sus conexiones gubernamentales, exhiben sus fortunas en Europa y EE.UU. de una manera que hace ver a La Fiesta del Chivo, la exitosa obra literaria de Mario Vargas Llosa, como un reality show. También, y de manera idéntica al libro, el presidente abusa impunemente del poder; seleccionando a sus víctimas por razones políticas.

Al final, se trata de la misma fiesta, sólo que con diferente chivo.

 
Publicado originalmente en Diario Hoy (El Salvador)
Sobre Cristina López G.

Es columnista de El Diario de Hoy (El Salvador) y estudiante de políticas públicas en Georgetown University.