China: de cómo la política de un solo hijo conduce al país a la crisis
China está haciendo a un lado a su recurso económico más importante: su gente.
China está haciendo a un lado a su recurso económico más importante: su gente.
El economista Nicholas Eberstadt estima que, aún si Pekín se propusiera eliminar su política de un solo hijo hoy mismo, el crecimiento económico de la República Popular declinaría en la década del 2020, dado que la capacidad laboral de la próxima generación ya es significativamente baja.
Desde su implementación en 1989, la política de un solo hijo ha reducido la población china en un estimado de 400 millones de personas. Amén de generar un desequilibrio en materia de género -favoreciéndose numéricamente a los hombres en desmedro de las mujeres-, esta política ha sesgado los datos demográficos relativos a la edad.
Economistas estiman que la población vieja de China se incrementará en un 60 por ciento hacia 2020, aún cuando la población apta para trabajar decrezca en casi un 35%. Este tipo de cambio demográfico no tiene precedentes, y presenta serios desafíos para la salud económica de la nación. Los estudios sugieren que, como resultado directo de la política de un solo hijo por núcleo familiar, es probable que el PBI proyectado anual de la República Popular disminuya de un 7.2 por ciento en 2013 hasta alrededor de un 6.1 por ciento hacia 2020.
Los índices proyectados del PBI se derivan de tres factores: trabajo, capital y factor de productividad consolidado. La política de un solo hijo ha impactado directamente en dos de estos tres factores, reduciendo la oferta laboral e, inadvertidamente, haciendo decrecer el ratio resultante entre población apta para trabajar y población anciana. Conforme la población incrementa su edad promedio -y no se ve nutrida por reemplazos-, el factor de productividad consolidado declinará, inevitablemente.
El tumulto económico en China es, en este punto, inevitable -aún si el gobierno de Pekín revirtiera la política de un solo hijo desde hoy. ¿Por qué sucede esto? Porque aquellos que constituyen la población en edad de trabajar en los 2020 y 2030 ya han nacido; el tamaño de este segmento particular de la población ya no puede incrementarse.
Aún cuando el Partido Comunista Chino (CCP) anunció una relajación en la política de un solo hijo (permitiendo a algunas familias en donde un padre es hijo único, tener más de un hijo, en oposición a políticas previas que requerían que ambos padres fueran hijos únicos), los estudios estiman que esto dará lugar a solo un millón de nacimientos adicionales, un magro incremento en el contexto de la experiencia típica de China de 16 millones de nacimientos por año.
La declinación en los índices de nacimientos también representan un problema en muchas otras naciones, como ser Corea del Sur y el Japón -dos naciones vecinas que experimentan actualmente índices de nacimientos incluso menores que en China, con 1.55 por mujer.
Sin embargo, y a diferencia de otros países con bajos índices de nacimientos, la República Popular China no puede respaldarse en la inmigración para achicar las diferencias (Estados Unidos, por ejemplo, equilibra sus bajos índices de nacimientos a través de la inmigración). La decisión china de implementar un sistema inmigratorio cerrado, y de monitorear de cerca la libertad de movimientos en su territorio -incluso dentro de las fronteras- convierte en extremadamente difíciles a los desafíos asociados con la economía.
La política de un solo hijo comporta una serie de consecuencias no deseadas, incluyendo el deceso de trabajadores, una población femenina reducida debido al homicidio de género, y menos gente joven para hacerse cargo de una población que envejece rápidamente. Más aún, la política de referencia ha creado condiciones que remitieron a un serio problema de tráfico humano, problemática epidémica que busca compensar la falta de mujeres chinas. Lo cual también ha facilitado la práctica de 'novias por correo' y ha creado un creciente mercado ilegal de adopciones.
El fallo a la hora de reconocer los beneficios del capital humano -ni más ni menos, el valor que cada individuo trae consigo, su valor inherente y otros tantos -condenará a la República Popular China a la hambruna económica en el largo plazo y, probablemente, a la declinación.
En el trigésimoquinto aniversario de la política de un solo hijo, Pekín haría bien en repensar la totalidad de las medidas de control poblacional instituídas. Reformas de corto alcance y en forma de parche, como ser la mínima modificación hecha a la política de un solo hijo a comienzos de 2014, son del todo inadecuadas a criterio de reparar el desbarajuste demográfico que se ha creado.
China debe reconvertir sus políticas de control poblacional; si no para el beneficio de su propio pueblo, al menos para obsequiarse una promesa para un futuro económico más brillante.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés -original de la web The National Interest-, en http://dailysignal.com/2014/09/28/how-chinas-one-child-policy-is-setting-nation-up-for-economic-crisis/
Es asistente en investigación en el Centro de Estudios Asiáticos en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Sus artículos se publican en el sitio web The Daily Signal (Estados Unidos).