¿Será Hong Kong escenario de la próxima Plaza Tiananmen?
Visité Hong Kong por primera vez en 1969, para entrevista a los jóvenes chinos 'nadadores por la libertad'; éstos habían...
Visité Hong Kong por primera vez en 1969, para entrevista a los jóvenes chinos 'nadadores por la libertad'; éstos habían atravesado la peligrosa bahía de Hong Kong -infestada de tiburones y patrullada por botes artillados de la China Comunista -a los efectos de alcanzar la colonia británica de Hong Kong.
'¿Por qué has arriesgado tu vida para venir a Hong Kong?', pregunté a uno de los jóvenes nadadores que no había conocido otra cosa que el comunismo chino desde su nacimiento. Me imaginé que los muchachos mencionaría a la Revolución Cultural que estaban convulsionando al país, o algún trabajo bien pago, o la posibilidad de contar con un mejor apartamento, u otros beneficios 'capitalistas'. Todos y cada uno de ellos respondió exactamente la misma cosa: 'Quiero ser libre'.
Ellos querían vivir donde quisieran, trabajar donde quisieran, expresarse como quisieran, leer lo que quisieran, y progresar en la vida tan lejos como sus capacidades y su ambición se lo permitiesen. Deseaban liberarse del opresivo gobierno de la China Comunista que buscaba regular sus vidas desde la cuna a la tumba.
Y esa es la historia con los nadadores por la libertad de 1969. Lo propio sucede con los manifestantes pro-libertad de hoy día en Hong Kong. Ambos ejemplos reflejan el deseo innato por la libertad que mora en cada uno de nosotros.
Y de esto se trata el asunto en Hong Kong: si acaso el territorio contará con elecciones libres y abiertas dentro de dos años, eventualidad en la que continuaría disfrutando de su status especial bajo el marco del convenio 'Un País, Dos Sistemas', firmado por Pekín dos años atrás. O si acaso el gobierno comunista manipulará y controlará las elecciones, rechazando el mismo acuerdo que en su momento firmara.
Es que hay mucho en juego en Hong Kong: la imagen de Pekín en la comunidad internacional, el futuro político de Hong Kong, la esperanza frente a una creciente generación de ciudadanos chinos que, un día, puedan despertarse y disfrutar de la misma libertad que sus hermanos en Hong Kong. Complementariamente, Pekín aspira a establecer a Hong Kong como el centro financiero de Asia, una suerte de imán para el comercio exterior y la inversión, atraída por el clima de entrepreneurship del territorio y por un respeto por el Estado de derecho a la manera británica.
¿Qué imagen prevalecerá? ¿Acaso otra sangrienta Plaza de Tiananmen? ¿O acaso los rostros sonrientes y triunfantes de los manifestantes pro-libertad en Hong Kong? La respuesta reposa en el régimen comunista chino, que ya se enfrenta a índices decepcionantes de crecimiento económico y a un pueblo cada vez más intranquilo.
En lo que a Estados Unidos y a Occidente respecta, nuestro rol es claro: tomar partido por Joshua Wong y otros líderes del movimiento pro-democracia de Hong Kong en su búsqueda por lo que nosotros hemos disfrutado durante ya 227 años: una democracia en la que la libertad, las oportunidades, la prosperidad y la sociedad civil puedan florecer.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/03/will-hong-kong-scene-next-tiananmen-square/
Reconocido historiador y analista del conservadurismo estadounidense en la Fundación Heritage, Washington, D.C., Edwards es autor de más de veinte libros, incluyendo biografías de Ronald Reagan y Barry Goldwater. También es presidente de la Fundación por la Memoria de Víctimas del Comunismo (Victims of Communism Memorial Foundation) desde 2007, y que lanzaran en modalidad online el Museo Global sobre Comunismo en 2009. Publica en la web estadounidense The Daily Signal.