AFIP
'La orden de Echegaray es redoblar los esfuerzos de fiscalización', se comenta...
09 de Octubre de 2014
'La orden de Echegaray es redoblar los esfuerzos de fiscalización', se comenta en los pasillos del edificio central de la AFIP, mientras el jefe del organismo comparte las declinantes cifras de recaudación.
El 'billón de pesos' como meta de recaudación de la AFIP incluído en el presupuesto, se incluyó sobre la base de un pronóstico de crecimiento de 6,2%; guarismo imposible de alcanzar, si se tiene en cuenta que el PBI nacional decrecerá durante el último trimestre del año en dos puntos porcentuales.
La presión ejercida sobre agentes fiscalizadores y agentes judiciales es por momentos agresiva, descalificadora y amenazante. Estos deben cumplir con las metas de recaudación que se les fija; de otro modo, las consecuencias pueden ser en extremo severas. Ello implica que ninguna inspección puede terminarse con cero ajuste, debido a la presunción ipso facto de que todos los contribuyentes, sin excepción, son evasores.
Por encima de los inspectores, los supervisores y jefes de división, están dispuestos a aceptar de la tropa situaciones injustas para los contribuyentes, o presunciones descabelladas. Todo, con el fin superlativo de cumplir las metas que se les fijan como cuota mensual. Así, aún cuando el argumento o la fundamentación del ajuste realizado fuerce el sustento legal para realizarlo, igual se hará, dejando al contribuyente con la única posibilidad de obtener objetividad (probable), si recurre el mismo ante el Tribunal Fiscal de la Nación. Claro que esta instancia no es gratis y muchas veces es preferible allanarse a las demandas fiscales y mascullar calladamente la bronca de haber sido objeto de una extorsión.
Por el lado humano, el de los agentes fiscales, su situación resulta a veces de tanta exigencia y rayana a su propia moral, que sus días, los de hoy, no son para nada agradables.
En algunos casos, se confabulan distintos organismos del estado para poner al contribuyente en una situación de real aprieto. Así, por un lado, los organismos de control presionan e incluso quitan autorizaciones y habilitaciones, para que, a posteriori, la AFIP, tergiversando todo principio jurídico, proceda a realizar ajustes que desnaturalizan por completo las formas y las certeza jurídica de las normas.
A todo esto, se suma el hecho de que no existen planes de financiamiento para deudores morosos o contribuyentes que fueron objeto de un ajuste impositivo. Salvo el vigente de 3 a 6 cuotas para empresas con 2 o más empleados. Esta circunstancia está generando un incremento de los pasivos impositivos en múltiples empresas, comercios unipersonales y resto de contribuyentes.
Así las cosas, es probable que quien se endeude con la AFIP, continúe endeudado por largo tiempo. La razón es que, ante la retracción económica imperante y por venir, la deuda se le hará de imposible cumplimiento. De hecho, ahora mismo, existen firmas decidiendo si pagan a sus proveedores o si abonan a la AFIP; para ambas partidas, no hay disponibilidad de recursos suficientes.
El 'billón de pesos' como meta de recaudación de la AFIP incluído en el presupuesto, se incluyó sobre la base de un pronóstico de crecimiento de 6,2%; guarismo imposible de alcanzar, si se tiene en cuenta que el PBI nacional decrecerá durante el último trimestre del año en dos puntos porcentuales.
La presión ejercida sobre agentes fiscalizadores y agentes judiciales es por momentos agresiva, descalificadora y amenazante. Estos deben cumplir con las metas de recaudación que se les fija; de otro modo, las consecuencias pueden ser en extremo severas. Ello implica que ninguna inspección puede terminarse con cero ajuste, debido a la presunción ipso facto de que todos los contribuyentes, sin excepción, son evasores.
Por encima de los inspectores, los supervisores y jefes de división, están dispuestos a aceptar de la tropa situaciones injustas para los contribuyentes, o presunciones descabelladas. Todo, con el fin superlativo de cumplir las metas que se les fijan como cuota mensual. Así, aún cuando el argumento o la fundamentación del ajuste realizado fuerce el sustento legal para realizarlo, igual se hará, dejando al contribuyente con la única posibilidad de obtener objetividad (probable), si recurre el mismo ante el Tribunal Fiscal de la Nación. Claro que esta instancia no es gratis y muchas veces es preferible allanarse a las demandas fiscales y mascullar calladamente la bronca de haber sido objeto de una extorsión.
Por el lado humano, el de los agentes fiscales, su situación resulta a veces de tanta exigencia y rayana a su propia moral, que sus días, los de hoy, no son para nada agradables.
En algunos casos, se confabulan distintos organismos del estado para poner al contribuyente en una situación de real aprieto. Así, por un lado, los organismos de control presionan e incluso quitan autorizaciones y habilitaciones, para que, a posteriori, la AFIP, tergiversando todo principio jurídico, proceda a realizar ajustes que desnaturalizan por completo las formas y las certeza jurídica de las normas.
A todo esto, se suma el hecho de que no existen planes de financiamiento para deudores morosos o contribuyentes que fueron objeto de un ajuste impositivo. Salvo el vigente de 3 a 6 cuotas para empresas con 2 o más empleados. Esta circunstancia está generando un incremento de los pasivos impositivos en múltiples empresas, comercios unipersonales y resto de contribuyentes.
Así las cosas, es probable que quien se endeude con la AFIP, continúe endeudado por largo tiempo. La razón es que, ante la retracción económica imperante y por venir, la deuda se le hará de imposible cumplimiento. De hecho, ahora mismo, existen firmas decidiendo si pagan a sus proveedores o si abonan a la AFIP; para ambas partidas, no hay disponibilidad de recursos suficientes.
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@MarceloDFerrer
Sobre Marcelo D. Ferrer
Es Contador Público y Licenciado en Economía. Reside en Buenos Aires, Argentina, y publica regularmente en su sitio web www.marcelodferrer.com.ar.