El sol de los años setenta viene asomando
Por cuánto se parece a los primeros escarceos de la guerrilla en los trágicos años setenta...
06 de Noviembre de 2014
'Todo el que dude estará al lado del diablo, y merecerá el infierno'
Ernesto Tenenbaum
* * *
Por cuánto se parece a los primeros escarceos de la guerrilla en los trágicos años setenta, no debe considerarse un mero episodio de inseguridad el asesinato con un tiro en la nuca, con el solo propósito de robarle el arma, de un joven integrante de la Prefectura Naval, que patrullaba el barrio de Barracas, en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ocurrido el lunes pasado, por la noche. Lamentablemente, resultó más importante para los medios hablar de los romances de Martín Redrado o del destructor de autos mal estacionados que ocuparse del 21° miembro de las fuerzas de seguridad muertos, en lo que va del año, en la ciudad.
Lo ocurrido el lunes 26 de octubre con el Fiscal Federal Carlos Stornelli como protagonista fue uno de los episodios más graves de una serie de hechos que van escalando el resurgimiento de la violencia en la Argentina. En magnitud, sólo puede compararse a la extraña muerte del espía de la ex Side, Tomás Lauchón Viola, en 2013, a manos del Grupo Halcón de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Los 'robos' a Alfredo Leuco, en plena Avda. de Mayo, a metros de la Embajada de Israel, y el otro similar, del cual fue víctima Marcelo Longobardi el 8 de octubre, nada menos que en Palermo Chico, el barrio más seguro de la Ciudad de Buenos Aires, con una gran cantidad de puestos de vigilancia de la Policía Federal, resultaron curiosos precisamente por esos detalles. Luego, las cámaras de seguridad revelaron que ambos periodistas, que comparten con Jorge Lanata el podio de los "enemigos" del Gobierno, habían sido seguidos por automóviles de extraña factura. Obviamente, con ese descubrimiento, la hipótesis original de simples episodios de inseguridad, tan normal en estos tiempos, quedó absolutamente descartada.
Otro hecho similar afectó al Dr. Sáenz Valiente, uno de los abogados del grupo Clarín, robado y golpeado en la puerta del diario, también muy custodiada. El sábado 25 de octubre, un numeroso grupo de personas, identificadas con camisetas de La Cámpora, intentó copar la planta transmisora de Radio Mitre, precisamente donde ambos periodistas ejercen su profesión; la tentativa no pasó a mayores por la intervención de la Policía bonaerense e, inclusive, de fuerzas municipales. Unos días después, y sólo por ¿casualidad? el sitio de Clarín en Internet fue objeto de un brutal y masivo hackeo.
Volviendo ahora al hecho que involucró a Stornelli, analicemos un poco lo sucedido. Sabemos que el Fiscal se trasladaba en su vehículo (me han comentado que es blindado) con su custodia que, además, utilizaba otro de apoyo. Cerca de la salida de la autopista Illia, los policías percibieron algunas maniobras sospechosas en varios automóviles y motos. Con toda lógica, y en forma preventiva, realizaron los procedimientos de seguridad de práctica y, luego de un tiroteo, desbarataron una banda de ¡quince! individuos que se movilizaban en tres autos y dos motos, de los cuales ocho lograron escapar.
O sea, un grupo de colombianos, fuertemente equipado, intentó asaltar a alguien no identificado y, según las últimas versiones, tuvo la mala suerte de toparse con un Fiscal. Todo este tipo de operaciones, cuando se trata de casos "comunes", se planifica y se "trabaja" (tareas de inteligencia) previamente; es decir, se investiga al objetivo en profundidad, para determinar sus rutinas y, sobre todo, su capacidad financiera para hacer frente al pago de un rescate. En este caso, es demasiada gente involucrada en un presunto robo "al voleo" porque ¿cuánto hubiera debido ser el botín para remunerar a tantos cómplices?; míreselo por donde se mire, ninguna justificación normal "cierra".
Los primeros casos señalados -Radio Mitre, Clarín, Sáenz Valiente, Leuco y Longobardi- podrían ser atribuidos a la lucha que el Gobierno mantiene, día a día, contra la prensa independiente, a la cual pretende amedrentar para forzar su silencio; que luego uno de los detenidos de esta semana haya estado involucrado en el robo y la golpiza a Leuco, preocupa aún más, porque confirma la presencia de sicarios contratados. Por lo demás, otros "enemigos", los productores de soja, sufrieron ataques destructivos contra sus silos bolsa, de manos de otros "empleados" del poder.
Pero los otros episodios -el espía, el Fiscal y el prefecto- no pueden ser cargados en la misma cuenta. Aquí estamos, sin duda, ante hechos de una gravedad mucho mayor, toda vez que en ellos el narcotráfico -que ha reemplazado a la ideología que llevó a tantos "iluminados" de los años setenta a colocar explosivos y asesinar a mansalva- adquiere la relevancia que le corresponde. Este retroceso histórico de cuarenta años en la violencia política, impulsado por los Kirchner, no tendrá el mismo origen político, pero será mucho más grave, ya que el Estado carece hoy de medios para corregir el rumbo.
Los dichos del Teniente Coronel Sergio Berni, Secretario de Seguridad, que propuso la deportación inmediata en los casos de delitos excarcelables cometidos por extranjeros, que fueron fuerte y torpemente respaldados por la Presidente en su presentación del proyecto de reforma al Código Procesal, deben ser vistos por la ciudadanía como un enorme favor del funcionario a la República. Me explico; al ser calificados como xenófobos por la izquierda, con seguridad producirán una fractura en el bloque de diputados del Frente Para la Victoria, y la discusión trabará la sanción del proyecto mismo.
Porque, como siempre, el oficialismo está enmascarando, detrás de una loable iniciativa para acelerar los procesos criminales, la voluntad de otorgar una auto-amnistía a todos los funcionarios corruptos, comenzando por los propios Kirchner. Espero que, esta vez, la experiencia haya hecho abrir los ojos a los numerosos idiotas útiles de los que se dicen opositores que, en el pasado, permitieron que el Gobierno se hiciera de herramientas para sojuzgar, sucesivamente, a la prensa, a las provincias, a los jueces, a los fiscales, etc.
El poder político, de la mano de quienes -como la propia Presidente- hubieran debido encabezar la lucha frontal contra este flagelo, se ha convertido en socio de estos traficantes de la muerte, garantizando su impunidad como lo demuestran episodios tales como el desguarnecimiento de nuestras fronteras, el blanqueo de narco-capitales y el financiamiento de las campañas del Frente para la Victoria. Nuestro país se ha transformado en el paraíso para todos los carteles de droga, sean éstos peruanos, colombianos, paraguayos o mexicanos, y sus integrantes entran libremente, residen en Puerto Madero o Nordelta, comercian, matan y roban, y salen de él con total tranquilidad, mientras destruyen el más básico tejido social.
En las víctimas más humildes del tráfico, los dependientes del "paco", se busca a quienes sostendrán, con la colaboración del Vatayón Militante, de las barrabravas del fútbol y de la Tupac Amaru, este proyecto fracasado y corrupto en la calle, porque está en juego no solamente el poder político sino el económico, proveniente del "negocio" más rentable del mundo.
Si no reaccionamos rápida e inteligentemente, si nuestros líderes políticos, que parecen estar mirando otro canal, no asumen en conjunto la responsabilidad que les compete en esta lucha -el próximo jueves 13N tendremos la oportunidad de exigirlo-, estos episodios de violencia de ambas procedencias (política y narco) y que tanto nos conmueven, alcanzarán la gravedad que ya tienen en México, donde han muerto, en los últimos diez años, cincuenta mil personas, muchas de ellas inocentes y todas torturadas o decapitadas; Rosario y el conurbano bonaerense pueden dar fe de ello.
Ernesto Tenenbaum
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Por cuánto se parece a los primeros escarceos de la guerrilla en los trágicos años setenta, no debe considerarse un mero episodio de inseguridad el asesinato con un tiro en la nuca, con el solo propósito de robarle el arma, de un joven integrante de la Prefectura Naval, que patrullaba el barrio de Barracas, en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ocurrido el lunes pasado, por la noche. Lamentablemente, resultó más importante para los medios hablar de los romances de Martín Redrado o del destructor de autos mal estacionados que ocuparse del 21° miembro de las fuerzas de seguridad muertos, en lo que va del año, en la ciudad.
Lo ocurrido el lunes 26 de octubre con el Fiscal Federal Carlos Stornelli como protagonista fue uno de los episodios más graves de una serie de hechos que van escalando el resurgimiento de la violencia en la Argentina. En magnitud, sólo puede compararse a la extraña muerte del espía de la ex Side, Tomás Lauchón Viola, en 2013, a manos del Grupo Halcón de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Los 'robos' a Alfredo Leuco, en plena Avda. de Mayo, a metros de la Embajada de Israel, y el otro similar, del cual fue víctima Marcelo Longobardi el 8 de octubre, nada menos que en Palermo Chico, el barrio más seguro de la Ciudad de Buenos Aires, con una gran cantidad de puestos de vigilancia de la Policía Federal, resultaron curiosos precisamente por esos detalles. Luego, las cámaras de seguridad revelaron que ambos periodistas, que comparten con Jorge Lanata el podio de los "enemigos" del Gobierno, habían sido seguidos por automóviles de extraña factura. Obviamente, con ese descubrimiento, la hipótesis original de simples episodios de inseguridad, tan normal en estos tiempos, quedó absolutamente descartada.
Otro hecho similar afectó al Dr. Sáenz Valiente, uno de los abogados del grupo Clarín, robado y golpeado en la puerta del diario, también muy custodiada. El sábado 25 de octubre, un numeroso grupo de personas, identificadas con camisetas de La Cámpora, intentó copar la planta transmisora de Radio Mitre, precisamente donde ambos periodistas ejercen su profesión; la tentativa no pasó a mayores por la intervención de la Policía bonaerense e, inclusive, de fuerzas municipales. Unos días después, y sólo por ¿casualidad? el sitio de Clarín en Internet fue objeto de un brutal y masivo hackeo.
Volviendo ahora al hecho que involucró a Stornelli, analicemos un poco lo sucedido. Sabemos que el Fiscal se trasladaba en su vehículo (me han comentado que es blindado) con su custodia que, además, utilizaba otro de apoyo. Cerca de la salida de la autopista Illia, los policías percibieron algunas maniobras sospechosas en varios automóviles y motos. Con toda lógica, y en forma preventiva, realizaron los procedimientos de seguridad de práctica y, luego de un tiroteo, desbarataron una banda de ¡quince! individuos que se movilizaban en tres autos y dos motos, de los cuales ocho lograron escapar.
O sea, un grupo de colombianos, fuertemente equipado, intentó asaltar a alguien no identificado y, según las últimas versiones, tuvo la mala suerte de toparse con un Fiscal. Todo este tipo de operaciones, cuando se trata de casos "comunes", se planifica y se "trabaja" (tareas de inteligencia) previamente; es decir, se investiga al objetivo en profundidad, para determinar sus rutinas y, sobre todo, su capacidad financiera para hacer frente al pago de un rescate. En este caso, es demasiada gente involucrada en un presunto robo "al voleo" porque ¿cuánto hubiera debido ser el botín para remunerar a tantos cómplices?; míreselo por donde se mire, ninguna justificación normal "cierra".
Los primeros casos señalados -Radio Mitre, Clarín, Sáenz Valiente, Leuco y Longobardi- podrían ser atribuidos a la lucha que el Gobierno mantiene, día a día, contra la prensa independiente, a la cual pretende amedrentar para forzar su silencio; que luego uno de los detenidos de esta semana haya estado involucrado en el robo y la golpiza a Leuco, preocupa aún más, porque confirma la presencia de sicarios contratados. Por lo demás, otros "enemigos", los productores de soja, sufrieron ataques destructivos contra sus silos bolsa, de manos de otros "empleados" del poder.
Pero los otros episodios -el espía, el Fiscal y el prefecto- no pueden ser cargados en la misma cuenta. Aquí estamos, sin duda, ante hechos de una gravedad mucho mayor, toda vez que en ellos el narcotráfico -que ha reemplazado a la ideología que llevó a tantos "iluminados" de los años setenta a colocar explosivos y asesinar a mansalva- adquiere la relevancia que le corresponde. Este retroceso histórico de cuarenta años en la violencia política, impulsado por los Kirchner, no tendrá el mismo origen político, pero será mucho más grave, ya que el Estado carece hoy de medios para corregir el rumbo.
Los dichos del Teniente Coronel Sergio Berni, Secretario de Seguridad, que propuso la deportación inmediata en los casos de delitos excarcelables cometidos por extranjeros, que fueron fuerte y torpemente respaldados por la Presidente en su presentación del proyecto de reforma al Código Procesal, deben ser vistos por la ciudadanía como un enorme favor del funcionario a la República. Me explico; al ser calificados como xenófobos por la izquierda, con seguridad producirán una fractura en el bloque de diputados del Frente Para la Victoria, y la discusión trabará la sanción del proyecto mismo.
Porque, como siempre, el oficialismo está enmascarando, detrás de una loable iniciativa para acelerar los procesos criminales, la voluntad de otorgar una auto-amnistía a todos los funcionarios corruptos, comenzando por los propios Kirchner. Espero que, esta vez, la experiencia haya hecho abrir los ojos a los numerosos idiotas útiles de los que se dicen opositores que, en el pasado, permitieron que el Gobierno se hiciera de herramientas para sojuzgar, sucesivamente, a la prensa, a las provincias, a los jueces, a los fiscales, etc.
El poder político, de la mano de quienes -como la propia Presidente- hubieran debido encabezar la lucha frontal contra este flagelo, se ha convertido en socio de estos traficantes de la muerte, garantizando su impunidad como lo demuestran episodios tales como el desguarnecimiento de nuestras fronteras, el blanqueo de narco-capitales y el financiamiento de las campañas del Frente para la Victoria. Nuestro país se ha transformado en el paraíso para todos los carteles de droga, sean éstos peruanos, colombianos, paraguayos o mexicanos, y sus integrantes entran libremente, residen en Puerto Madero o Nordelta, comercian, matan y roban, y salen de él con total tranquilidad, mientras destruyen el más básico tejido social.
En las víctimas más humildes del tráfico, los dependientes del "paco", se busca a quienes sostendrán, con la colaboración del Vatayón Militante, de las barrabravas del fútbol y de la Tupac Amaru, este proyecto fracasado y corrupto en la calle, porque está en juego no solamente el poder político sino el económico, proveniente del "negocio" más rentable del mundo.
Si no reaccionamos rápida e inteligentemente, si nuestros líderes políticos, que parecen estar mirando otro canal, no asumen en conjunto la responsabilidad que les compete en esta lucha -el próximo jueves 13N tendremos la oportunidad de exigirlo-, estos episodios de violencia de ambas procedencias (política y narco) y que tanto nos conmueven, alcanzarán la gravedad que ya tienen en México, donde han muerto, en los últimos diez años, cincuenta mil personas, muchas de ellas inocentes y todas torturadas o decapitadas; Rosario y el conurbano bonaerense pueden dar fe de ello.
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@EGAvogadro
Sobre Enrique Guillermo Avogadro
Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.