POLITICA: PABLO PORTALUPPI

Radiografía de un país desquiciado

Desde 1983, año del regreso de la democracia, muchas muchas sucedieron en la Argentina.

19 de Noviembre de 2014
Desde 1983, año del regreso de la democracia, muchas muchas sucedieron en la Argentina. Sobrevinieron la primavera alfonsinista, la caída radical a manos de la hiperinflación, el menemato, tres levantamientos militares carapintadas, la convertibilidad, la Alianza, la renuncia de Carlos Chacho Alvarez a la Vicepresidencia, el derrumbe de De la Rúa, la sucesión de cuatro presidentes en apenas diez días (Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Dante Caamaño, Eduardo Duhalde), los cacerolazos y el 'que se vayan todos', etcétera. Y llegaron los Kirchner -tres veces elegidos por vía del voto popular-, lo que provocó la instalación de una nueva corriente: el kirchnerismo. Conglomerado que hoy ha evolucionado hacia un cristinismo que augura perdurar más allá de 2015. ¿Será así?

Es que todo es posible en la Argentina. Recientes encuestas -que oportunamente se han analizado en este espacio- dan cuenta de que Cristina aún goza de un 40% de imagen positiva. Es más: algunas arriesgan que la Presidente se ubica en torno del 50% de aprobación. Asumiendo que tales estudios son certeros (aún cuando persisten no pocas dudas al respecto), cabe preguntarse cómo es que la jefe de Estado sigue disfrutando de semejantes guarismos, en vistas de la inflación del 40% anualizada y del rampante crecimiento del delito y los homicidios. Una fuente militar -conocedora en profundidad de la interna castrense- comparte una pista al respecto: 'El golpe de 1976 se dió a causa de numerosos factores, pero lo que más temían los militares era que el peronismo volviese a triunfar en las elecciones presidenciales del siguiente año'. Pese al caos reinante en esa época, producto del desgobierno de Isabel Perón, de la profunda crisis económica y de la violencia ejercida por la Triple A y la guerrilla, no pocos creían que el PJ podía alzarse con la victoria en las urnas. El contexto de hoy se presenta insoslayablemente diferente al de aquel entonces, pero el país ya ha experimentado doce años de Administración kirchnerista, y padeciendo la falta de resolución de una miríada de problemas de fondo, todos ellos agravados. Con todo, no faltan quienes afirman que Cristina Fernández podría intentar permanecer en el poder.

Las encuestas de referncia son, coincidentemente, las mismas que consignan que Daniel Scioli llegará con seguridad a una segunda vuelta. El gobernador -ex menemista y otrora duhaldista- gobierna el distrito más populoso del país desde hace siete años; caracterizan a la Provincia de Buenos Aires los atrasos en los pagos a proveedores del Estado y a docentes. Abundan los establecimientos educativos en pésimo estado edilicio, hospitales insalubres -tomados por la delincuencia-, y los residentes en esta amplia geografía conviven con la tasa de homicidios más elevada a nivel nacional. Aún así, ciertos sectores de la prensa y de la opinión pública ven a Scioli como un serio contendiente para las Presidenciales de octubre de 2015.

Sergio Massa también contabiliza chances, de acuerdo a aquellos estudios de opinión. Se trata del mismo Massa que obtuvo un tercero lugar en la lista de diputados de la Provincia, detrás de Nestor Kirchner y del propio Daniel Scioli, en las recordadas elecciones de 2009, con sus tristemente célebres candidaturas 'testimoniales' (entre ellas, la del mismísimo intendente de Tigre). Por su parte, y en tiempos en que el nombrado ocupaba la Jefatura de Gabinete (JGM), el Gobierno Nacional remitió al parlamento proyectos tales como la Ley de Medios y la estatización de las AFJP. Un año antes, durante el conflicto con el campo por la Resolución 125, era común ver a Massa defender a rajatabla las políticas oficiales en incontables ciclos televisivos.

El 24 de septiembre último, el dólar blue tocaba los $16, y los entendidos en la materia auguraban que la moneda estadounidense continuaría escalando en el mercado paralelo. Una semana más tarde, asumió Alejandro Vanoli al frente del Banco Central, y el billete verde comenzó a bajar. Por aquellos días, los mismos economistas decían que era algo temporal y que, hacia fines de octubre, la escalada se repetiría -aunque ello no sucedió. A criterio de argumentarlo, los economistas adujeron que la causa de la baja era que los asalariados en blanco se hacían de dólares al precio oficial más el 20%, para luego comerciarlo en cuevas al precio blue, lo que generó -debido al fenómeno de oferta y demanda- una sensible rebaja en su precio por unidad. Lo referido hasta aquí es difícil de ser rebatido, pero cabe preguntarse si acaso dichos expertos no cayeron en el equívoco al ignorar el 'factor humano' y su incidencia en los mercados. Uno podría presuponer que para eso están. 

Hacia fines de 2013, el arribo de Jorge Capitanich a la JGM era celebrada tanto por opositores como por conspicuos analistas. El Ojo Digital se hizo eco, apenas nombrado el chaqueño en la Jefatura de Gabinete, recordó a los lectores que el recién llegado portaba un curriculum vitae con un pasado comprobado en el menemismo y el duhaldismo; para rematar como un kirchnerista fanático. Durante el conflicto con el campo en 2008, defendió a ultranza la iniciativa de la Casa Rosada, hablando de grupos de tareas rurales. Ahora, Jorge Milton Capitanich ha mutado en una caricatura de sí mismo; atribulado por sus propias, incombustibles conferencias matinales, elaborando sobre los 'grupos concentrados de poder', y promocionándose como un cultor de la constitución de comisiones investigadoras para penar los actos de 'terrorismo económico'. Ya nadie podrá hacerse el distraído.

Las últimas horas volvieron a obsequiarle protagonismo al culebrón de UNEN, con Elisa Carrió dando el previsible portazo, repartiendo culpas a diestra y siniestra, y explayándose sobre cuestiones que, acaso infortunadamente, parecen tener mucho de ciertas. El discurso de la legisladora versa sobre pactos espurios entre sciolistas y radicales, o sobre la fraternidad entre el sospechado socialismo de Binner y el Gobierno Nacional.

El peronismo se muestra hoy en estado vegetativo. El sindicalismo sobrevive dividido y temeroso, pero preparando sus garras para hacer frente al próximo gobierno; Administración futura a la que -puede anticiparse- no le perdonará ni la mitad de las tropiezos acometidos por el kirchnerismo en más de una década. Lo propio ocurre con el empresariado, que hace méritos para seguir mostrándose tan conservador como pusilánime. En el ínterim, hay un Gobierno que se sabe en retirada pero que avanza. Su propósito remite ahora al pretendido intento de control de contenidos en los sitios web de investigación periodística (bajo la falsa excusa de prohibir los avisos de oferta de sexo).

Cristina Kirchner estornuda, y todos se resfrían. Se asiste a una postal clásica, en un país en completo estado de desquicio. 

 
Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.