Sustracción de órganos: el régimen chino modifica su estrategia
Negar, negar, negar –tal ha sido siempre el procedimiento de rutina en la política del Partido Comunista Chino (PCCh)...
24 de Noviembre de 2014
Negar, negar, negar –tal ha sido siempre el procedimiento de rutina en la política del Partido Comunista Chino (PCCh) a la hora de eludir las acusaciones sobre una amplia variedad de cuestiones.
Pero, para una serie de alegatos realmente incriminatorios –que el régimen y sus subordinados han estado lucrando con la sustracción de decenas de miles de órganos de prisioneros de conciencia que no cometieron crimen alguno– incluso la negación parecía darle demasiada credibilidad.
Pero, para una serie de alegatos realmente incriminatorios –que el régimen y sus subordinados han estado lucrando con la sustracción de decenas de miles de órganos de prisioneros de conciencia que no cometieron crimen alguno– incluso la negación parecía darle demasiada credibilidad.
En ese caso, la estrategia desde 2006 ha sido ignorar rotundamente los alegatos y la enorme cantidad de evidencia o difundir rumores de propaganda sobre las personas que hicieron las acusaciones.
Pero recientemente, por primera vez, el régimen parece haber regresado a su antigua estrategia: del silencio a la negación.
Esta estrategia de propaganda apareció en un artículo reciente publicado en la Tribuna Médica de China, una publicación semi-oficial de la comunidad médica china. Con el título de “Asamblea de Transplantes de Órganos de China responde a las sospechas de la prensa extranjera”, el artículo hace una fuerte referencia –incluso con una captura de pantalla– de un informe publicado en Minghui, un conocido sitio web relacionado con los practicantes de Falun Gong.
Minghui se destaca por su gran cantidad de informes de primera mano realizados por practicantes de Falun Gong sobre la persecución a la disciplina en China. Falun Gong es una práctica espiritual tradicional de origen chino que desde 1999 es perseguida en China.
La publicación china hace referencia a un detallado informe publicado en Minghui en 2009 que concluye que los prisioneros de conciencia que practican Falun Gong deben ser la principal fuente de los transplantes de órganos en China, dado que los prisioneros sentenciados a muerte no son tan numerosos como para cubrir la demanda de órganos.
En 2006 surgieron los primeros alegatos que indicaban que los hospitales militares de China estaban usando practicantes de Falun Gong como banco de órganos vivos: les toman muestras de sangre y luego los asesinan, a medida que venden los órganos.
Estos alegatos fueron presentados por dos investigadores canadienses en un informe titulado Cosecha Sangrienta, que apuntó a los extremadamente cortos periodos de espera para los órganos (unas pocas semanas), algo que en los países con sistemas de donación voluntaria de órganos puede tomar varios años.
Entre otras piezas de evidencia, médicos y enfermeras chinos admitieron, en conversaciones telefónicas grabadas, que se usaban órganos de prisioneros de conciencia que practicaban Falun Gong.
La evidencia ha seguido creciendo, y Naciones Unidas, la Unión Europea, el Congreso de EE. UU., organizaciones médicas y grupos de derechos humanos han pedido explicaciones a las autoridades chinas.
Todo este tiempo, las autoridades chinas solo se atrevieron a atacar a los investigadores o a declarar que los alegatos son parte de un inexplicado complot de Falun Gong para socavar la reputación del Partido Comunista. “Propaganda reaccionaria” fue la expresión utilizada por los propagandistas del Partido para desestimar las detalladas acusaciones, que regularmente se basaban en simples análisis de publicaciones chinas.
Nunca antes una publicación con lazos oficiales había hecho una referencia tan importante a los alegatos, ni siquiera para negarlos.
“Mi opinión es que la preocupación por estos abusos provino de demasiados lados como para que el PCCh la ignore”, escribió en un correo electrónico David Matas, coautor del informe inicial sobre la sustracción de órganos de Falun Gong. “Entonces, en vez de simular que la preocupación por los abusos no existe, pasaron a negar los abusos”.
“Negar las críticas, en vez de ignorarlas, tiene la desventaja de dar publicidad a las críticas, que es lo que estamos viendo ahora. Si la crítica no está muy difundida, el silencio suele ser la mejor estrategia”, siguió Matas. “Pero si la crítica es ampliamente conocida, el silencio no sirve de nada”.
“Las autoridades comunistas chinas deben haber llegado a la conclusión de que el conocimiento de que están asesinando a los Falun Gong por sus órganos está tan difundido que les conviene más negarlo que ignorarlo”, escribió.
La atención negativa por parte de la comunidad internacional del transplante podría haber ayudado a que el PCCh cambie de estrategia.
Aunque no hizo referencia a la sustracción de órganos de prisioneros de conciencia, la Sociedad de Transplantes, el prominente grupo médico que representa a los profesionales del transplante a nivel global, escribió una carta directamente al cabecilla del Partido Comunista, Xi Jinping, a principios de año que decía que las autoridades chinas habían roto sus promesas sobre la reforma de transplantes de órganos porque todavía estaban utilizando órganos de prisioneros condenados a muerte.
Como resultado de la promesa rota, las organizaciones médicas internacionales no asistieron a la Conferencia Nacional del Transplante en China a fines de octubre. El mismo informe en el sitio web de Tribuna Médica de China hizo una astuta referencia al desplante, diciendo: “Comparado con ocasiones anteriores, muchos expertos extranjeros del transplante no pudieron asistir”.
Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH, sus siglas en inglés), un grupo de médicos que busca justicia por estos crímenes, había advertido a cirujanos occidentales que participar en eventos sobre el transplante en China les daría legitimidad a las prácticas allí realizadas.
“Consideramos antiético para cualquier profesional del transplante extranjero asistir a este congreso del transplante en Hangzhou, dado el desenfrenado e impenitente abuso de transplantes en China, a menos que la persona vaya con el solo propósito de denunciarlo”, escribió DAFOH en un comunicado en su sitio web.
El Dr. Trosten Trey, director ejecutivo de DAFOH, dijo en una entrevista telefónica que el reciente informe es sugestivo. Se refirió particularmente a un comentario enigmático de Huang Jiefu, vicepresidente de la Asociación Médica China, quien dijo que “todavía no es momento” para que se realicen inspecciones internacionales sobre las prácticas de transplantes en China.
“¿Por qué todavía no es momento? Esto sugiere que si se realizaran ahora, las investigaciones encontrarían algo”, indica Trey.
“La Sociedad de Transplantes intento comprometer a China, pero el comentario de Huang Jiefu sugiere que sabe más de lo que admitió ante ellos”.
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@MPRobertson
Sobre Matthew Robertson
Es columnista en el sitio web La Gran Epoca, publicación online sobre temas internacionales con foco en la actualidad de la República Popular China, disponible en varios idiomas.