EE.UU.: el congreso no debería tolerar el 'paquete de reformas' al FMI
Rumores refieren que la Administración Obama intentará presionar el 'paquete de reformas' al Fondo Monetario Internacional (FMI)...
Rumores refieren que la Administración Obama intentará presionar el 'paquete de reformas' al Fondo Monetario Internacional (FMI) en el congreso de transición (citado hoy en Estados Unidos como lame duck congress, por hacer referencia a bloques de legisladores que deberán dejar el parlamento a fin de año). Tal como lo hicieran en el pasado, los conservadores deberían mostrarse firmes, con miras a oponerse al proyecto. Estos deberían insistir en que el paquete de reformas al FMI debe ser reformado, con el objeto de retener la soberanía estadounidense en el organismo, y con miras a retener -por parte de Washington- el control de decenas de miles de millones de dólares de los contribuyentes para que sean reservados a préstamos del FMI solo en casos de extrema emergencia.
El paquete de reformas originado en la Administración reduciría el control estadounidense de ciertos fondos 'suplementarios' del FMI que pueden ser aprovechados en un momento en que la demanda por recursos del organismo es particularmente fuerte, como ser, en momentos de crisis financieras de importancia. Existen dos tipos de fondos suplementarios: los Nuevos Acuerdos sobre Préstamos (New Arrangements to Borrow, o NAB) y los Acuerdos Generales sobre Préstamos (General Arrangements to Borrow). Estados Unidos financia, en la actualidad, las mayores porciones de los NAB -un estimado de US$103 mil millones, un equivalente al 18%.
La Administración y sus partidarios en el congreso ansían desesperadamente que éste apruebe el paquete de reformas al FMI. Lo cual tendría el efecto de transferir un aproximado de US$63 mil millones desde los NABs hacia la cuota regular del FMI (sobre la porción estadounidense de, aproximadamente, US$100 mil millones en los NABs) -ergo, más allá del alcance de cualquier Administración futura del país.
Si el congreso de transición saliera airoso de este intento, probablemente podría lograrlo disimulando el paquete de reformas en la forma de un Proyecto de apropiaciones; provisto que la Cámara de Representantes tomase ese camino.
Aún cuando el paquete de reformas al FMI movilizaría fondos que ya han sido comprometidos y requeriría de, relativamente, poco dinero, duplicaría -a grosso modo- la cuota de Estados Unidos, de US$63 mil millones a US$126 mil millones, volviendo disponibles aquellos fondos para préstamos que podrían calificarse como moralmente peligrosos, conforme los préstamos irían a naciones que el FMI tiene razones para creer que no estarían en capacidad para devolver el dinero. A diferencia de los NABs, Estados Unidos no exhibe poder de veto en lo que respecta a los préstamos prestables sobre la cuota.
Las autocracias del Viejo Mundo que mutaron en los megaestados dedicados al Estado de Bienestar en la Unión Europea necesitan efectivo con desesperación. Ellos temen que podrían necesitar financiar otra rueda de rescates financieros para la Eurozona.
Esta es la razón por la cual la UE está presionando con firmeza para estas reformas -con el objeto de liberarse de los viejos límites al crédito en el FMI y, especialmente, para eludir las restricciones lindantes con el 'marco de acceso excepcional' puestos en práctica por el Profesor de Stanford John Taylor, al momento de oficiar éste como Subsecretario del Tesoro en 2003.
Piense Usted en esto como una suerte de 'Regla Taylor' para el FMI. Taylor apunta en su blog 'Economics One' que su propósito era 'fijar algunas reglas y límites sensitivos frente al modo en que el FMI facilita préstamos para respaldar a gobiernos con problemas de deuda -especialmente aquellos en mercados emergentes- y, por ende, alejarlos de la mentalidad de rescate financiero surgida de los años noventa (...), poniendo fin a la terrible atmósfera de crisis que se registraba entonces en los mercados emergentes'.
A los eurócratas nunca les agradaron aquellas reglas, y cuando su experimento de la Eurozona comenzó a venirse en picada, presionaron a los franceses, que entonces comandaban el FMI, para que quebrasen esta regla y el organismo pudiera prestar más dinero de contribuyentes a Grecia de lo que en aquella oportunidad era prudente.
Todo ello, sin importar que el rescate del FMI a Grecia en 2010 -el tipo de crédito 'moralmente peligroso' que alguna vez los propios funcionarios del FMI admitieron falló- no fue suficiente para rescatar a la nación helénica. Ahora, la Unión Europa se propone, ni más ni menos, elevar los límites.
El IMF ya tiene acceso a un estimado de US$1.4 billones —lo cual representa el 2% del PBI mundial. La remoción de la totalidad de las restricciones sobre tales fondos (como ser, el poder de veto estadounidense sobre los fondos NAB) podría incrementar la cantidad de créditos moralmente peligrosos. Y esto no tiene relación con los intereses de los Estados Unidos ni con los intereses del resto del mundo.
A comienzos de la primavera septentrional, algo inusual sucedió en Washington, D.C. Los conservadores en el congreso ignoraron la grandilocuente y tradicionalmente cínica cadena de artimañas de la política americana de 2014. Ellos se notificaron frente a una mala propuesta legislativa -una que reformaría las reglas del FMI en modos que en nada servirían a los intereses del país. Echaron mano de una posición firme, contraria al paquete de 'reformas' del FMI. Y tuvieron éxito.
Y quizás deban hacerlo de nuevo, antes del final del año en curso.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/12/01/congress-not-lamely-duck-fight-imf-reform-package/
Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití.