ECONOMIA INTERNACIONAL: LIC. ADRIANO MANDOLESI

Las seis claves de la economía que viene

Sin lugar a dudas, el año que finaliza fue uno de los más complicados en materia económica.

16 de Diciembre de 2014

Sin lugar a dudas, el año que finaliza fue uno de los más complicados en materia económica. La caída de la actividad, del consumo, de la inversión, y las crecientes tensiones en el mercado laboral fueron las variables que marcaron el pulso del año. Pensando en los próximos meses, nivel de actividad versus reservas parece ser la dicotomía más grande que enfrentará un gobierno no demasiado dispuesto a resolver la raíz de los desequilibrios macroeconómicos: el sostenido déficit fiscal. Durante la semana, la Casa Rosada consiguió apenas U$S 286 millones cuando buscaba US$ 3 mil millones a través de la emisión de títulos, pese a que ofrecían una tasa de 10%. En tanto el alcance del canje para descomprimir los vencimientos de deuda fue limitado. Vale, pues, repasar los principales puntos de lo que pasó en el último año y las variables a monitorear para el próximo año.

1. Nivel de actividad. En los primeros diez meses del año, el nivel de actividad se contrajo un 2%, en tanto cerrará el año con una caída cercana al 1,7%. Es decir que el 2015 comenzará con una economía en declive y difícilmente logre revertirse esta etapa del ciclo. En el proceso, no pocos organismos internacionales estiman que la retracción económica se ubicará en torno al 1,5% el año próximo, aunque existen previsiones un poco más optimistas tales como la de la CEPAL, que espera un avance del PBI del 1%. De acuerdo a estimaciones de nuestro centro de estudios, la actividad volverá a contraerse durante el 2015, pero a un menor ritmo que este año, para ubicarse en torno del 1%. La elevada inflación, la pérdida de poder adquisitivo, escasas inversiones y las trabas a las importaciones son elementos que persistirán el año próximo, afectando el nivel de crecimiento.

2. Inflación. En lo que respecta al nivel de precios, claramente las estimaciones oficiales que se hicieron para el 2014 han sido ampliamente superadas. El incremento de precios -según mediciones privadas- ronda el 40% anual. Se trata de la cifra más elevada de los ocho años que llevan ya un proceso inflacionario anualizado de dos dígitos, lo cual resulta alarmante para cualquier economía. Para colmo las proyecciones no determinan mayores cambios en relación a lo experimentado el segundo semestre de 2014, es decir que la recesión se mantendrá, acompañada de un elevado índice inflacionario que bien podría estabilizarse en los valores actuales o, eventualmente, ceder unos puntos ante el contexto recesivo.

3. Tipo de cambio. El dólar oficial finalizaría el 2014 en torno de los $8,60, lo cual representa una suba del 35% respecto de diciembre del año pasado, guarismo que se encuentra en valores similares o incluso levemente por debajo de la inflación. Tras la devaluación de enero, el gobierno ancló el tipo de cambio, utilizándolo como ancla inflacionaria, aunque con resultado prácticamente nulo. La devaluación en Brasil y la pérdida de competitividad de las economías regionales, en un escenario de incremento de precios, hace que este valor del dólar no sea sostenible en el tiempo. Pero una devaluación sin un programa macroeconómico consistente sólo aumentará los precios de la economía. Precisamente, el equilibrio del tipo de cambio dependerá de las medidas de política económica y de la administración de las expectativas. De no mediar cambios, las proyecciones exhiben un tipo de cambio a diciembre del año que viene a un valor en torno a los $11 en sintonía con la inflación.

4. Reservas. El Banco Central de la República cerrará este año con un nivel de reservas en torno de los U$S 30 mil millones, lo que implica una pérdida de U$S 1.700 millones respecto a diciembre del año pasado. El drenaje de reservas a principios de este año empujó al gobierno a devaluar y luego aplicar -a medias- un ajuste monetario. Esto incidió sobre el nivel de actividad, al subir las tasas de interés aunque sirvió para contener la pérdida de divisas. El cepo y las trabas a las importaciones también actuaron en este sentido, es decir, reducir la demanda del billete verde. Las políticas de ajuste sobre las importaciones más los swaps de bancos centrales, anticipo de exportadores y la licitación de la red 4G, mejoraron en el corto plazo la escases de dólares y trajeron una suerte de calma financiera. Pero, ya pensando en el futuro, será fundamental conseguir financiamiento, aspecto en donde la Administración se anotó una derrota, con los escasos US$ 286 millones sobre los US$ 3 mil millones buscados. Vale recordar que los vencimientos de deuda para el próximo año rondan los US$ 14 mil millones de dólares y podrían volver las tensiones en el caso de que no se arregle el conflicto con los holdouts y se logre acceso a renovadas fuentes de financiación.

5. Déficit Fiscal. Una de las principales inconsistencias de la política macroeconómica nacional. La expansión del gasto por parte del Estado sin fuentes de financiamiento genuinas explica el desequilibrio de las cuentas públicas. Recordemos que durante este año el Tesoro logró cubrir necesidades con AR$150 mil millones del BCRA y la ANSES, y un aumento de la presión tributaria vía inflación aunque, de todas maneras, el rojo fiscal consolidado bordea valores cercanos al 6%. Difícilmente el gobierno pise el desbordado gasto público en 2015.

6. Balanza Comercial. El talón de Aquiles de la economía, en el año en curso. Sucede que la fuerte contracción del precio de las materias primas obligó a un cierre de las importaciones, con el objetivo de mantener el superávit comercial en torno de U$S 6.150 millones, durante los primeros diez meses. Para 2015, las expectativas dejan entrever que se resentirá aún más el saldo comercial, conforme viene teniendo lugar en formato consecutivo. La pérdida de competitividad continuará afectando a las exportaciones en casi la totalidad de los rubros e incrementará la dependencia de lo que suceda con los precios de los commodities. El gobierno deberá insistir en las trabas a las importaciones para lograr un balance positivo, así se profundice la política de las DJAIs y que para algunos productos se implementen más restricciones. El marco actual solo podría traer algún alivio el menor impacto de las importaciones de energía, a partir de la caída del precio del crudo y de la actividad económica. En cualesquiera de los casos, nuestra estimación es que el superávit comercial se acercará a los U$S 5 mil millones.

En síntesis, queda claro que el Gobierno Nacional ya ha decidido respaldarse en la deuda y la emisión con miras a financiar una transición política en 2015, sin requerir un ajuste mayor en el nivel de actividad. Por el momento, los inversores continúan desconfiando en el país; la combinatoria entre atraso cambiario y contracción de reservas podría dar lugar a renovadas tensiones en el terreno cambiario, que crecerán a medida se aproximen las elecciones. La balanza comercial será más estrecha y la inversión permanecerá escasa, frente a la desconfianza y la incertidumbre. Más de lo mismo, en un año electoral y con una economía más endeble; los dólares serán nuevamente los grandes ausentes.

 

Sobre Adriano Mandolesi

Es Licenciado en Economía. Se desempeña en el think tank argentino Fundación Libertad, y el CISE (Centro de Investigaciones Sociales y Económicas de la citada Fundación). También oficia de analista en Roagro S.R.L.