Por qué espías y analistas no deben mezclarse
El Director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, John Brennan, ha constituído...
07 de Enero de 2015
El Director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, John Brennan, ha constituído un panel para considerar la reorganización de la Agencia. El tema central es si acaso los analistas de la CIA deberían integrarse más -en lo operacional- con los oficiales del Servicio Clandestino, aunque la reforma podría incluír la creación de nuevos espacios para personal que opere independientemente de las divisiones geográficas que tradicionalmente los espías administran. China podría, por ejemplo, convertirse en una recolección de inteligencia híbrida bajo un formato separado, y con su centro de análisis disociado de la Divisón Asia Oriental.
Desde su fundación en el año 1947, la Agencia ha mantenido un muro entre análisis y operaciones, a pesar de la llegada a la cumbre del Centro de Contraterrorismo (CTC), así como también la llegada de personal especial dedicado a acciones antinarcóticos y a la no proliferación nuclear, todo lo cual ha contribuído a derribar aquella barrera. El CTC y los distintos tipos de personal orientados a temáticas específicas han incluído no solo a analistas sino también a representantes del cumplimiento de la ley provenientes del FBI y el Servicio Secreto. En teoría, todo se comparte, y el modelo es considerado exitoso, alimentando la tendencia a replicarlo.
A los efectos de explicar la división cultural en el seno de la Agencia, oficiales de operaciones frecuentemente tildan a los analistas de 'cabezaduras sin contacto con la realidad', mientras que los analistas caracterizan a los oficiales de campo como gatilleros psicópatas; no obstante, existen buenas razones para separar a los analistas de los espías.
En ocasión de ir a Europa como oficial de campo de la CIA en los años setenta, me propuse conseguir una reunión con el analista en jefe sobre los partidos socialistas y comunistas del Viejo Continente, conforme yo sabía bastante poco sobre las facciones y los actores de extendidos movimientos como aquellos. Lo compartido a mi persona por el analista fueron impresionantes, y me ayudaron mucho a la hora de prepararme para mi misión, pero había un enorme infierno por delante en ambos lados de la burocracia de la CIA, en materia de quiebres de protocolo. Supimos perseverar, pero luego siempre pensé que había alguna posibilidad de que yo hubiere adoptado ampliamente aquel punto de vista, que bien pudo haber distorsionado mi modo de pensar al confrontarme con una realidad bien diferente en el terreno.
La contaminación de lo producido por la inteligencia puede desarrollarse en ambas direcciones, con los espías influenciando el modo en que los analistas juzgan la información que reciben, y los recolectores de inteligencia, a su vez, respondiendo exageradamente a lo que los consumidores desean. El trabajo conjunto de ambos alimenta la visión de túnel, reduciendo la probabilidad de que la visión grupal prevaleciente termine siendo desafiada, y tanto analistas como espías pueden tornarse obsesivos con objetivos y temáticas. El sistema actual proporciona una grado de separación y un segundo par de ojos que puede impedir tal eventualidad.
Y luego está el tema de la potencial politización, aspecto en donde, probablemente, cae Brennan. Si un nuevo centro debe focalizarse en Irán, por ejemplo, ¿presionarán los analistas -que trabajan en cercanía de los consumidores de información en la Casa Blanca y el Congreso- a los recolectores de inteligencia para enforcarse en los intereses de los políticos? Responder a las expectativas del consumidor perfectamente puede conducir a que uno solo busque por información que respalde las percepciones de los legisladores o de la Administración.
La inteligencia es, básicamente, fungible, y Usted puede hallar lo que busca, si se esfuerza lo suficiente. Pero es esencial contar con una medida de separación dentro del sistema, a los efectos de proporcionar cheques y balances a contramano de los prejuicios de orden político que dominan el proceso.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/why-spies-and-analysts-shouldnt-mingle/
Traducido y republicado con permiso de The American Conservative
Desde su fundación en el año 1947, la Agencia ha mantenido un muro entre análisis y operaciones, a pesar de la llegada a la cumbre del Centro de Contraterrorismo (CTC), así como también la llegada de personal especial dedicado a acciones antinarcóticos y a la no proliferación nuclear, todo lo cual ha contribuído a derribar aquella barrera. El CTC y los distintos tipos de personal orientados a temáticas específicas han incluído no solo a analistas sino también a representantes del cumplimiento de la ley provenientes del FBI y el Servicio Secreto. En teoría, todo se comparte, y el modelo es considerado exitoso, alimentando la tendencia a replicarlo.
A los efectos de explicar la división cultural en el seno de la Agencia, oficiales de operaciones frecuentemente tildan a los analistas de 'cabezaduras sin contacto con la realidad', mientras que los analistas caracterizan a los oficiales de campo como gatilleros psicópatas; no obstante, existen buenas razones para separar a los analistas de los espías.
En ocasión de ir a Europa como oficial de campo de la CIA en los años setenta, me propuse conseguir una reunión con el analista en jefe sobre los partidos socialistas y comunistas del Viejo Continente, conforme yo sabía bastante poco sobre las facciones y los actores de extendidos movimientos como aquellos. Lo compartido a mi persona por el analista fueron impresionantes, y me ayudaron mucho a la hora de prepararme para mi misión, pero había un enorme infierno por delante en ambos lados de la burocracia de la CIA, en materia de quiebres de protocolo. Supimos perseverar, pero luego siempre pensé que había alguna posibilidad de que yo hubiere adoptado ampliamente aquel punto de vista, que bien pudo haber distorsionado mi modo de pensar al confrontarme con una realidad bien diferente en el terreno.
La contaminación de lo producido por la inteligencia puede desarrollarse en ambas direcciones, con los espías influenciando el modo en que los analistas juzgan la información que reciben, y los recolectores de inteligencia, a su vez, respondiendo exageradamente a lo que los consumidores desean. El trabajo conjunto de ambos alimenta la visión de túnel, reduciendo la probabilidad de que la visión grupal prevaleciente termine siendo desafiada, y tanto analistas como espías pueden tornarse obsesivos con objetivos y temáticas. El sistema actual proporciona una grado de separación y un segundo par de ojos que puede impedir tal eventualidad.
Y luego está el tema de la potencial politización, aspecto en donde, probablemente, cae Brennan. Si un nuevo centro debe focalizarse en Irán, por ejemplo, ¿presionarán los analistas -que trabajan en cercanía de los consumidores de información en la Casa Blanca y el Congreso- a los recolectores de inteligencia para enforcarse en los intereses de los políticos? Responder a las expectativas del consumidor perfectamente puede conducir a que uno solo busque por información que respalde las percepciones de los legisladores o de la Administración.
La inteligencia es, básicamente, fungible, y Usted puede hallar lo que busca, si se esfuerza lo suficiente. Pero es esencial contar con una medida de separación dentro del sistema, a los efectos de proporcionar cheques y balances a contramano de los prejuicios de orden político que dominan el proceso.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/why-spies-and-analysts-shouldnt-mingle/
Traducido y republicado con permiso de The American Conservative
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@PhilipGiraldi
Sobre Philip Giraldi
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.