Argentina: recuperar la seguridad no será fácil
El Estado (provincial o nacional) exhibe -desde hace ya varios períodos- la policía que ha sabido ganarse...
15 de Enero de 2015
El Estado (provincial o nacional) exhibe -desde hace ya varios períodos- la policía que ha sabido ganarse o, lo que es peor, la que se propuso tener. A partir de falsamente llamadas 'políticas de seguridad', portadoras de contenido ideologizado, caracterizadas por una deficiente instrucción seria y práctica de sus efectivos y ni siquiera involucrando el equipamiento mínimamente necesario para los agentes. Estas políticas se muestran condicionadas por los bajos salarios, los altos riesgos y la carencia de un marco legal que garantice efectivamente los derechos de las víctimas: es necesario que existan herramientas útiles a la hora de indicarle al agente de policía qué debe hacer exactamente para que no termine siendo condenado por la justicia, por el departamento de asuntos internos respectivo, o por la propia opinión pública. Con todo, los integrantes de las fuerzas policiales siguen siendo los únicos que le 'ponen el pecho' al delito.
En esta realidad, algunos intendentes o jefes comunales se aventuran, creando policías municipales de cartón, con un objetivo puntual, político y electoral. A este respecto, nadie debería pensar que existe un fin altruista coincidente con ofrecer mejores servicios de seguridad; la razón es que tales proyectos destacan por su improvisación, sus implementadores suelen carecer del mínimo conocimiento en la materia y, como si todo esto fuera poco, se rodean de académicos nutridos en el falso garantismo abolicionista que ha empujado a la ciudadanía al estado actual de alerta permanente e inseguridad.
Una retroalimentación contínua de las 'taras' culturales e ideológicas tan características en nuestra sociedad y élite política impide salir de este laberinto.
Se destaca la ausencia de una dirigencia política, que sigue careciendo de ánimo para reconocer la magnitud real del problema y la titánica y riesgosa tarea que representa solucionarlo estructuralmente. Las pruebas indican concluyentemente que esa dirigencia no se encuentra capacitada para ejercitar una autocrítica frente a su propio accionar -sin importar se trata de gobierno u oposición.
Así, pues, la voluntad política es inexistente; solo se oyen propuestas para insertar parches en una pared que se desmorona. Todo mundo termina conformándose con algunas capas de pintura, a los efectos de decorar el escenario.
Recuperar la seguridad, tras tantos años de destrucción, no será tarea fácil. Pero ciertamente sería positivo que los responsables -la sociedad incluída- comience a despojarse de todo vestigio de hipocresía, para devolverle a las fuerzas de policía las atribuciones que le son propias. ¿Cuál es el temor, en este sentido? Los gobiernos Nacional y de la Provincia de Buenos Aires siempre han contado con las herramientas necesarias para controlar, para declarar 'prescindibilidad' y para llevar adelante 'purgas indiscriminadas'.
Será hora de devolver a los hombres y a las mujeres de las fuerzas de policía el orgullo de vestir su uniforme. Estos sabrán hacerlo con idoneidad y respeto. Incluso una sociedad carcomida por el caos y por el desorden puede constituírse en punto de partida.
Una retroalimentación contínua de las 'taras' culturales e ideológicas tan características en nuestra sociedad y élite política impide salir de este laberinto.
Se destaca la ausencia de una dirigencia política, que sigue careciendo de ánimo para reconocer la magnitud real del problema y la titánica y riesgosa tarea que representa solucionarlo estructuralmente. Las pruebas indican concluyentemente que esa dirigencia no se encuentra capacitada para ejercitar una autocrítica frente a su propio accionar -sin importar se trata de gobierno u oposición.
Así, pues, la voluntad política es inexistente; solo se oyen propuestas para insertar parches en una pared que se desmorona. Todo mundo termina conformándose con algunas capas de pintura, a los efectos de decorar el escenario.
Recuperar la seguridad, tras tantos años de destrucción, no será tarea fácil. Pero ciertamente sería positivo que los responsables -la sociedad incluída- comience a despojarse de todo vestigio de hipocresía, para devolverle a las fuerzas de policía las atribuciones que le son propias. ¿Cuál es el temor, en este sentido? Los gobiernos Nacional y de la Provincia de Buenos Aires siempre han contado con las herramientas necesarias para controlar, para declarar 'prescindibilidad' y para llevar adelante 'purgas indiscriminadas'.
Será hora de devolver a los hombres y a las mujeres de las fuerzas de policía el orgullo de vestir su uniforme. Estos sabrán hacerlo con idoneidad y respeto. Incluso una sociedad carcomida por el caos y por el desorden puede constituírse en punto de partida.
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@NaLCMDP
Sobre Norberto López Camelo
Comisario General (Ret.). Ex Superintendente de Investigaciones de Tráfico de Drogas Ilícitas (Provincia de Buenos Aires, Argentina), entre 2007 y 2009. Publica regularmente en su blog 'Narco en 3D'.