El boom de la construcción en China, un gigantesco desperdicio de recursos
China ha logrado un enorme progreso económico en años posteriores a la muerte de Mao Zedong.
25 de Febrero de 2015
China ha logrado un enorme progreso económico en años posteriores a la muerte de Mao Zedong. La liberalización de la economía ha sacado a millones de personas de condiciones de miseria abyecta, en la cual la mayoría ganaba apenas algo más del valor de un plato de arroz diario. También trajo bienes y servicios menos costosos y una fuerza laboral productiva para, quizás, miles de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, este espectacular éxito de mercado ha ensombrecido la vasta ineficiencia y represión provocadas por el gobierno chino, conforme se basa en una planificación central de desperdicio y busca mantener un férreo control político.
En 2008, temiendo que la crisis económica global pudiera conducir a una severo retroceso en el crecimiento y ante la eventualidad de que ello disparara descontento popular, los líderes chinos se embarcaron en una serie de medidas para estimular a la economía -especialmente un boom de la construcción sin precedentes. Tres años más tarde, la Unidad de Inteligencia Económica emitió un informe expresando cautela de cara a aquel boom. Se calculó que solo el 44.9% de la población china vivía en áreas urbanas hacia fines de 2010, pero que ya se había generado un espacio residencial per cápita que alcanzaba al del Reino Unido, que exhibe un 90% de urbanización y un promedio de ingresos descartable muchas veces más alto que el de China.
El boom se extendió por cuatro años más luego del informe de referencia, con la oferta superando ampliamente a la demanda. La firma entendida en valores CLSA informó en 2014 que China exhibía un índice de ocupación del 15% en relación a hogares construídos durante los cinco años previos -cifra que se esperaba trepara al 20% en los próximos dos. Algunas áreas tales como Ciudad Ordos exhiben un índice de ocupación tan alto que representan verdaderas ciudades fantasma.
El boom de la construcción se vio motorizado en parte por la expansión monetaria del banco central. En un estudio de 2014, el economista Rongrong Sun detalló una instancia dramática de descontrol en la política monetaria china hacia comienzos de 2008 que continuó hasta inicios de 2009, seguida de otra vuelta en 2011. The Telegraph también informó en 2009 que los 'cuatro grandes' bancos chinos regenteados por el Estado recibieron órdenes de prestar el equivalente a 700 millones de libras esterlinas en apenas los primeros seis meses de aquel año. La mayoría de los créditos se destinaron, probablemente, a firmas controladas por el Estado (SOEs) -y, conforme es de público conocimiento, una de las principales SOEs es China State Construction & Engineering Corporation, una de las más grandes compañías dedicadas a la construcción en el mundo, y la más grande en China en términos de utilidades.
El boom chino de la construcción remite a una astronómicamente errónea localización de recursos, y la producción de acero sirve como ejemplo ilustrativo a tal efecto. De acuerdo con información originada en la Asociación Mundial del Acero y la OCDE, China produjo más de la mitad del acero del mundo en 2014 -casi todo lo que el mundo produjo en 2001. Tras lo cual es factible aferrarse a la hipótesis de que una porción tremenda de ese acero fue desperdiciado en estímulos a la construcción de edificios que no son utilizados por el pueblo chino, que los recursos y la fuerza laboral empleados para crear ese excedente de acero ha sido igualmente desperdiciado, y que una sorprendente serie de otros recursos, bienes y servicios han sido idénticamente desviados de otros usos, potencialmente productivos.
Este subsidio concreto a la construcción de proyectos a gran escala es un ejemplo clásico de localización errónea de recursos en formato intertemporal. La expansión monetaria, las bajas tasas de interés y el gasto directo del gobierno pueden conducir, en conjunto, a proyectos que no se hubieran llevado a cabo si las decisiones se hubiesen basado en precios distorsionados y a la motivación por la ganancia. Sin importar qué distorsión inducida por cualquier forma de gobierno subyacente sea la que predomine, los resultados son los mismos.
No es posible agitar una varita mágica y convertir un enorme stock de espacio residencial sin ocupar -junto con su infraestructura física de apoyo-, en una fuente de valor económico. La gente se ve atraída por centros poblacionales por algo más que el espacio residencial; y también se necesitan proyectos productivos de largo plazo que generen empleo y respalden una economía local pujante basada en servicios. Las inversiones fallidas no solo fracasan a la hora de sustentar este tipo de proyectos, sino que efectivamente los entorpecen. Los emprendedores se ven privados de capital y recursos que son desviados a la construcción de edificios sin usar.
La mano de obra también puede ser erróneamente localizada, y los nuevos edificios que se las han arreglado para atraer habitanes pueden perfectamente remitir a una relocalización en un momento equivocado o hacia la ciudad equivocada, al buscarse crecimiento económico real. Esto podría significar que una tasa de ocupación proyectada del 20% subestima significativamente la escala o el tamaño de la sobreconstrucción.
Los recursos clave empleados en la construcción a gran escala exhiben múltiples uso en múltiples industrias. El acero, el cobre, el vidrio, la pintura, materiales de protección y sus precursores, así como también fuentes de energía para dar electricidad a los edificios y la maquinaria de tranporte, pueden todos ser utilizados de manera que genere utilidad, en otros sectores de la economía. También son negociados en el mercado mundial, lo cual implica que la localización errónea de recursos en China ha desviado recursos de los productores en todo el mundo. En casos en donde algunos recursos hubieran sido producidos en menores cantidades -como ser el caso del cemento y el acero-, otros recursos que fueron necesarios para ofertar a los primeros no hubiesen sido desperdiciados.
Este desastre económico comporta implicaciones más allá de cualquier consideración económica inmediata. Localizando recursos equivocadamente e impidiendo el crecimiento económico real, el boom de la construcción en China ha hecho más pobres a millones de personas alrededor del mundo. Al empujarse hacia arriba el precio mundial de recursos clave, el boom pudo haber frustrado cálculos económicos pensados para respaldar inversiones de largo plazo y estorbado la recuperación tras la crisis de 2008 en muchas economías regionales. Y, al alimentar una burbuja insostenible, el boom ha preparado a la economía china para un aterrizaje forzoso.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://www.atlasnetwork.org/news/article/chinese-construction-boom-wastes-resources-on-massive-scale | The Atlas Network
En 2008, temiendo que la crisis económica global pudiera conducir a una severo retroceso en el crecimiento y ante la eventualidad de que ello disparara descontento popular, los líderes chinos se embarcaron en una serie de medidas para estimular a la economía -especialmente un boom de la construcción sin precedentes. Tres años más tarde, la Unidad de Inteligencia Económica emitió un informe expresando cautela de cara a aquel boom. Se calculó que solo el 44.9% de la población china vivía en áreas urbanas hacia fines de 2010, pero que ya se había generado un espacio residencial per cápita que alcanzaba al del Reino Unido, que exhibe un 90% de urbanización y un promedio de ingresos descartable muchas veces más alto que el de China.
El boom se extendió por cuatro años más luego del informe de referencia, con la oferta superando ampliamente a la demanda. La firma entendida en valores CLSA informó en 2014 que China exhibía un índice de ocupación del 15% en relación a hogares construídos durante los cinco años previos -cifra que se esperaba trepara al 20% en los próximos dos. Algunas áreas tales como Ciudad Ordos exhiben un índice de ocupación tan alto que representan verdaderas ciudades fantasma.
El boom de la construcción se vio motorizado en parte por la expansión monetaria del banco central. En un estudio de 2014, el economista Rongrong Sun detalló una instancia dramática de descontrol en la política monetaria china hacia comienzos de 2008 que continuó hasta inicios de 2009, seguida de otra vuelta en 2011. The Telegraph también informó en 2009 que los 'cuatro grandes' bancos chinos regenteados por el Estado recibieron órdenes de prestar el equivalente a 700 millones de libras esterlinas en apenas los primeros seis meses de aquel año. La mayoría de los créditos se destinaron, probablemente, a firmas controladas por el Estado (SOEs) -y, conforme es de público conocimiento, una de las principales SOEs es China State Construction & Engineering Corporation, una de las más grandes compañías dedicadas a la construcción en el mundo, y la más grande en China en términos de utilidades.
El boom chino de la construcción remite a una astronómicamente errónea localización de recursos, y la producción de acero sirve como ejemplo ilustrativo a tal efecto. De acuerdo con información originada en la Asociación Mundial del Acero y la OCDE, China produjo más de la mitad del acero del mundo en 2014 -casi todo lo que el mundo produjo en 2001. Tras lo cual es factible aferrarse a la hipótesis de que una porción tremenda de ese acero fue desperdiciado en estímulos a la construcción de edificios que no son utilizados por el pueblo chino, que los recursos y la fuerza laboral empleados para crear ese excedente de acero ha sido igualmente desperdiciado, y que una sorprendente serie de otros recursos, bienes y servicios han sido idénticamente desviados de otros usos, potencialmente productivos.
Este subsidio concreto a la construcción de proyectos a gran escala es un ejemplo clásico de localización errónea de recursos en formato intertemporal. La expansión monetaria, las bajas tasas de interés y el gasto directo del gobierno pueden conducir, en conjunto, a proyectos que no se hubieran llevado a cabo si las decisiones se hubiesen basado en precios distorsionados y a la motivación por la ganancia. Sin importar qué distorsión inducida por cualquier forma de gobierno subyacente sea la que predomine, los resultados son los mismos.
No es posible agitar una varita mágica y convertir un enorme stock de espacio residencial sin ocupar -junto con su infraestructura física de apoyo-, en una fuente de valor económico. La gente se ve atraída por centros poblacionales por algo más que el espacio residencial; y también se necesitan proyectos productivos de largo plazo que generen empleo y respalden una economía local pujante basada en servicios. Las inversiones fallidas no solo fracasan a la hora de sustentar este tipo de proyectos, sino que efectivamente los entorpecen. Los emprendedores se ven privados de capital y recursos que son desviados a la construcción de edificios sin usar.
La mano de obra también puede ser erróneamente localizada, y los nuevos edificios que se las han arreglado para atraer habitanes pueden perfectamente remitir a una relocalización en un momento equivocado o hacia la ciudad equivocada, al buscarse crecimiento económico real. Esto podría significar que una tasa de ocupación proyectada del 20% subestima significativamente la escala o el tamaño de la sobreconstrucción.
Los recursos clave empleados en la construcción a gran escala exhiben múltiples uso en múltiples industrias. El acero, el cobre, el vidrio, la pintura, materiales de protección y sus precursores, así como también fuentes de energía para dar electricidad a los edificios y la maquinaria de tranporte, pueden todos ser utilizados de manera que genere utilidad, en otros sectores de la economía. También son negociados en el mercado mundial, lo cual implica que la localización errónea de recursos en China ha desviado recursos de los productores en todo el mundo. En casos en donde algunos recursos hubieran sido producidos en menores cantidades -como ser el caso del cemento y el acero-, otros recursos que fueron necesarios para ofertar a los primeros no hubiesen sido desperdiciados.
Este desastre económico comporta implicaciones más allá de cualquier consideración económica inmediata. Localizando recursos equivocadamente e impidiendo el crecimiento económico real, el boom de la construcción en China ha hecho más pobres a millones de personas alrededor del mundo. Al empujarse hacia arriba el precio mundial de recursos clave, el boom pudo haber frustrado cálculos económicos pensados para respaldar inversiones de largo plazo y estorbado la recuperación tras la crisis de 2008 en muchas economías regionales. Y, al alimentar una burbuja insostenible, el boom ha preparado a la economía china para un aterrizaje forzoso.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://www.atlasnetwork.org/news/article/chinese-construction-boom-wastes-resources-on-massive-scale | The Atlas Network
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