A la caza de los e-Mails de Hillary Rodham Clinton
El Comité Selecto para la Investigación de Bengasi ha construído...
El Comité Selecto para la Investigación de Bengasi ha construído una línea de tiempo para ilustrar los esfuerzos destinados a descubrir el rastro de los correos electrónicos de la ex Secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton.
Una extensa compilación de evidencias -emails de Clinton desde los días y semanas cercanos a los ataques del 11 de septiembre de 2012 contra el consulado americano en Bengasi, Libia- ha sido mantenida fuera del alcance de Clinton y sus asistentes. Esto significa que los informes del congreso sobre Bengasi, así como también los originados en el Comité de Revisión y Rendición de Cuentas deben ser considerados poco concluyentes.
En lugar de emplear una dirección de correo electrónico con extensión state.gov, y conforme otros empleados del Departamento de Estado están forzados a hacerlo, Clinton prefirió utilizar sus cuentas de email con extensión Clinton.com y la privada de su Blackberry. La cuenta Clinton.com estaba hosteada en un servidor de Internet privado fuera del sistema del Departamento de Estado, localizado en el domicilio de la ex funcionaria en Chappaqua, Estado de Nueva York. Este servidor, dicho sea de paso, estaba compartido con la fundación de su marido, The Clinton Foundation.
En igual sentido, Clinton mantuvo su comunicación de email fuera del alcance de investigadores del congreso y de demandas que corrían bajo el Acta de Libertad de Información (FOIA). Como resultado, ahora se han interpuesto peticiones en tribunales. Al menos diez presentaciones legales bajo FOIA están ahora activas en juzgados federales, y existen más de 160 pedidos de información pendientes en el Departamento de Estado.
Tras el descubrimiento de los emails privados de Rodham Clinton, el Comité Selecto para la Investigación de Bengasi, presidido por el diputado republicano Trey Gowdy (Carolina del Sur) ha emitido citaciones para 'la totalidad de las comunicaciones' de parte de Hillary Clinton 'relacionadas con Libia', y al Departamento de Estado 'por el caso de otros individuos que cuenten con información pertinente a la investigación'.
De hecho, si no fuera por la obstinada serie de investigaciones sobre Bengasi, los correos electrónicos de Clinton podrían no haber salido jamás a la luz. El requerimiento por las fechas de los documentos datan incluso de nueve días después de acometidos los atentados en Libia, al 20 de septiembre de 2012, y al representante Jason Chaffetz -del Subcomité sobre Seguridad Nacional, Defensa Doméstica y Operaciones en el Extranjero, parte del Comité de Revisión y Reforma del Gobierno.
Casi dos años más tarde, el 11 de agosto de 2014, un paquete de emails sometidos por el Departamento de Estado al nuevo Comité Selecto para la Investigación de Bengasi en la Cámara de Representantes, incluyó por primera vez los emails de Clinton, enviados desde la dirección hdr22@clintonemail.com. Otro paquete de 850 páginas con emails de Clinton arribó en febrero de 2015, lo que igual es solo una fracción de los 55 mil correos entregados por la propia Clinton al Departamento de Estado para ser archivados.
Luego de que los correos electrónicos enviados aparecieran en el New York Times, Clinton finalmente se refirió al tema, en una conferencia para periodistas en New York. Defendiendo sus prácticas sobre los emails, Rodham Clinton también reveló que había destruído otros 30 mil, y que se negará a entregar su servidor de Internet para que sea investigado.
En el peor de los casos, la línea de tiempo que describe los esfuerzos para hacer públicas las comunicaciones de Clinton, publicadas inicialmente por The Washington Examiner, expone los motivos por los cuales tantas investigaciones del congreso sobre los ataques de Bengasi se han quedado cortos. Y no fue por falta de voluntad para arrojar luz sobre los hechos.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/03/17/the-hunt-for-the-clinton-emails/
Es Analista Senior en estudios de Diplomacia Pública, para la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Desarrolla trabajos relacionados con instituciones y programas del gobierno estadounidense que hacen a la relación con terceros países y diplomacia tradicional, y elementos críticos en la guerra de ideas contra el extremismo violento. Previamente, se desempeñó como Editora en el periódico The Washington Times.