La rusificación de los Estados bálticos debería ser una buena noticia para EE.UU.
Los legisladores en Washington están dejando pasar de largo una crisis potencial...
30 de Abril de 2015
Los legisladores en Washington están dejando pasar de largo una crisis potencial de política exterior muy seria: la creciente presión rusa -de índole económica, política y militar- sobre los pequeños pero estratégicos países del Báltico: Estonia, Latvia y Lituania.
En los Estados Bálticos, todos los cuales mantienen una población rusa de magnitud, Moscú está llevado a cabo una intensa campaña de rusificación. Se trata, por ejemplo, de respaldar a organizaciones no-gubernamentales pro-rusas, de promocionar eventos deportivos y culturales rusos, de ayudar a la Iglesia Ortodoxa Rusa a extender su alcance, y de conducir a firmas privadas rusas a que presionen a sus socios Bálticos para que tomen decisiones de negocios pro-rusas.
En los Estados Bálticos, todos los cuales mantienen una población rusa de magnitud, Moscú está llevado a cabo una intensa campaña de rusificación. Se trata, por ejemplo, de respaldar a organizaciones no-gubernamentales pro-rusas, de promocionar eventos deportivos y culturales rusos, de ayudar a la Iglesia Ortodoxa Rusa a extender su alcance, y de conducir a firmas privadas rusas a que presionen a sus socios Bálticos para que tomen decisiones de negocios pro-rusas.
El conjunto de estas actividades se orienta hacia la construcción de una presencia rusa en los Bálticos, que justificaría el ingreso de Moscú en asistencia de los compatriotas 'amenazados' -conforme lo hiciera en el este de Ucrania.
Luego, está el esfuerzo multimillonario ruso con miras a sembrar confusión e incertidumbre con respecto de lo que sucede en territorio ucraniano, cuyo futuro se superpone al de los Estados Bálticos. Con un presupuesto gigantesco de US$ 300 millones -aprobado personalmente por el presidente Putin-, el canal ruso RT (antes conocido como Russia Today) subraya a los voceros más extremos de la izquierda y de la derecha, que fulminan a los 'esbirros' pro-Kiev -acusándolos de iniciar el tiroteo en Ucrania oriental. En oportunidad de una conferencia de casi 24 horas, patrocinada por el Comité Nacional Conjunto Americano-Báltico (Joint Baltic American National Committee), me sorprendí al saber que RT -con apenas dos años de existencia- es el canal internacional más popular en YouTube, con casi mil millones de hits en meses recientes.
Pero no todo era malas noticias y desesperación en la conferencia, administrada con eficiencia por Karl Altau, director y administrador del comité. Los conferencistas, incluyendo al presidente de Estonia, Hendrik Ilves; Artis Pabriks, ministro de Defensa y de Relaciones Exteriores de Latvia; y Andrius Kubilius, ex primer ministro lituano, describieron acciones específicas que Occidente debería tomar, a los efectos de bloquear las ambiciones imperiales de la Rusia de Putin, particularmente en Ucrania:
- Posicionar armamento significativo de criterio defensivo en manos de los militares ucranianos ahora mismo, y no el mes que viene. 'Ucrania no puede lidiar con esto en soledad', declaró Kubilius. 'Occidente debe ayudar'. Si los Estados Unidos no proporcionan el armamento y la asistencia económica adecuados pronto -acordaron los conferencistas-, Rusia se movilizará hasta adquirir la totalidad de Ucrania. Y ello empujaría a Rusia a intentar anexar alguna porción de los Estados Bálticos.
- Facilitar la membresía de Ucrania en la Unión Europea. En el terreno económico, Ucrania se sitúa en donde los Estados Bálticos estaban en los albores de los años noventa. La membresía en la Unión Europea sería un paso económico de peso para Ucrania. De otro modo, es probable que quede como una colonia rusa.
- Endurecer las sanciones económicas contra Rusia, que hoy asiste a una reducción de entre el 30 y el 40% de su PBI.
- Occidente debe resolver -y no solo por vía gubernamental- el modo de contrarrestar al resto de los instrumentos del poder blando ruso, especialmente en el ámbito online. Las organizaciones no-gubernamentales tienen un rol crítico qué desempeñar a criterio de establecer y diseminar la verdad.
Un vocero confesó que Ucrania le recuerda al caso de alguien que intenta construir un barco en alta mar. Otro -que visitara Kiev recientemente- observó el crecimiento de jóvenes brigadas armadas que toman de suyo la responsabilidad -en lugar de la policía- de garantizar la seguridad de las personas y sus vecindarios. Se acordó que los oligarcas aún están en control de gran parte de la economía ucraniana, tal como sucede en Rusia -otro legado del comunismo.
Siempre existió una relación especial entre los Estados Unidos y las naciones del Báltico, cuya toma por parte de los soviéticos en 1939 nunca reconocieron los estadounidenses. Gracias a su coraje y perseverancia a lo largo de décadas de Guerra Fría, los pueblos del Báltico establecieron un ejemplo inspirador para el mundo. No debemos ignorarlos, en este momento tan crítico. Asimismo, tenemos una obligación estratégica para con ellos, en el marco de nuestra membresía conjunta en la OTAN, cuya Carta establece que si un miembro es atacado, el resto de los miembros están obligados a responder.
Estados Unidos, así como Estonia, Latvia y Lituania, harían bien en recordar las palabras de Winston Churchill quien, en su famoso discurso sobre la Cortina de Hierro sesenta años atrás, dijera:
'Estoy convencido de que no hay nada que ellos [los rusos] admiran más que nuestra fuerza, y no hay nada que ellos respeten menos que la debilidad; especialmente, la debilidad militar'.
'Estoy convencido de que no hay nada que ellos [los rusos] admiran más que nuestra fuerza, y no hay nada que ellos respeten menos que la debilidad; especialmente, la debilidad militar'.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/04/29/why-putins-russification-campaign-against-the-baltics-should-be-big-news-for-us/
Seguir en
@Heritage
Sobre Lee Edwards
Reconocido historiador y analista del conservadurismo estadounidense en la Fundación Heritage, Washington, D.C., Edwards es autor de más de veinte libros, incluyendo biografías de Ronald Reagan y Barry Goldwater. También es presidente de la Fundación por la Memoria de Víctimas del Comunismo (Victims of Communism Memorial Foundation) desde 2007, y que lanzaran en modalidad online el Museo Global sobre Comunismo en 2009. Publica en la web estadounidense The Daily Signal.