Masacre de Tiananmen: en memoria de las víctimas del 4 de junio de 1989
Ha pasado más de un cuarto de siglo después de la masacre que ocurrió en la Plaza de Tiananmen, en Pekín, China, el 4 de junio de 1989.
05 de Junio de 2015
Ha pasado más de un cuarto de siglo después de la masacre que ocurrió en la Plaza de Tiananmen, en Pekín, China, el 4 de junio de 1989. Un viejo refrán refiere que el tiempo lo resuelve todo. Pero en este caso, al parecer, el dicho no ha funcionado: aún hoy, se desconoce el número real de víctimas inocentes legado por la matanza, y los responsables aún no han pagado por sus crímenes.
Los estudiantes se encontraban llevando a cabo una manifestación, a la que se unieron otras personas de diversas profesiones y grupos sociales. Se movilizaban pacíficamente y desarmados. Exigían un cambio que pudiera hacer de su país un lugar mejor. Exigieron un diálogo con los dirigentes de la nación, creyendo en su amor sincero por el pueblo, así como en la preocupación por su destino como un objetivo compartido por los dirigentes del país.
Pero, en la noche del 3 y 4 de junio de 1989, llegaría el momento de la verdad, el momento en que los líderes del país del partido único revelarían su verdadera cara, ordenando la masacre. La protesta pacífica de los intelectuales y los estudiantes se convirtió en pocas horas en una de las mayores tragedias de la historia moderna de China. Asimismo, representó una severa advertencia de las autoridades de cara al pueblo: el diálogo es sólo en teoría, y cualquiera que trate de violar las reglas del juego es sancionado drásticamente.
Tras siete semanas de movilización de los manifestantes -que pedían reformas democráticas-, decenas de miles de soldados, acompañados por cientos de tanques y vehículos blindados, irrumpieron y abrieron fuego contra la multitud que se encontraba en la calle, en la Plaza de Tiananmen.
La protesta se originó a raíz de la insatisfacción de la ciudadanía por los fracasos económicos registrados por las reformas de Deng Xiaoping, quien no logró expulsar una severa crisis económica que estaba generando el aumento de la brecha entre ricos y pobres. La inflación en crecimiento había alcanzado el 28 por ciento y la corrupción de los funcionarios de menor o mayor nivel, había crecido alarmantemente. A todo esto, se sumaba la sospechosa muerte del líder Hu Yaobang, que era considerado por muchos como incorruptible, y qué había apoyado las protestas estudiantiles de 1987.
Después de la declaración de la ley marcial, en el 2 de junio 1989, aproximadamente 350 mil soldados chinos armados con tanques y vehículos blindados sitiaron la plaza. En la noche entre el 3 y 4 de junio, adoptó la drástica medida de eliminar a los manifestantes con una inusitada y brutal fuerza.
De acuerdo a los relatos de testigos, aún cuando las dos partes ya habían acordado la retirada de los manifestantes, las tropas que entraron en la Piazza golpearon a los estudiantes con palos. Un tanque prosiguió su marcha, aplastando a una columna de estudiantes que ya habían abandonado la plaza y retornaban a su campus. Información complementaria no confirmada habla de manifestantes rodeados y asesinados en masa.
El llamado hombre del tanque quedará como símbolo de la valentía de los manifestantes del 4 de junio de 1989. Se trata del héroe anónimo que, armado con una bolsa de plástico y una chaqueta, se puso delante de los tanques, lo que obligó a detener y prevenir su avance. Sólo un corazón sincero y fe de que su acción era la correcta ante el Cielo y la Tierra, podrían dar tanto valor. Sin armas, fue capaz de mantener en línea a los tanques.
La masacre de la Plaza Tiananmen se quedó en la historia como la “Primavera de Pekín”. Posteriormente, la Agencia para el Archivo de Seguridad Nacional desclasificó un documento secreto que traería nuevos elementos sobre lo que pasó esa noche. El documento dice que las brigadas del Ejército estaban disparando al azar a cualquier grupo de personas que encontraban en el camino. De tal suerte que es probable que el número de muertos haya superado la cifra de tres mil personas. Funcionarios de la OTAN estiman que siete mil personas fallecieron, mientras que las fuentes rusas hablan de diez mil víctimas.
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