China atraviesa hoy un difícil momento económico (y al Pentágono le importa)
En los Estados Unidos, el Pentágono se interesa no solo por el movimiento de armas, sino también por...
En los Estados Unidos, el Pentágono se interesa no solo por el movimiento de armas, sino también por el modo en que el dinero se mueve por todo el globo. De ahí que los recientes saltos en la economía de Pekín hayan llamado la atención de los servicios armados en Norteamérica.
Luego de arrogarse la propiedad de un tercio del crecimiento económico global, la economía china acaba de padecer un fuerte sacudón. El crecimiento se ralentizó. El mercado se fue en picada. El Banco Popular de China (PBoC) devaluó el renminbi en casi un 4% -la mayor caída de la moneda oriental en dos décadas.
La disrupción económica global que podría conducir a conflictos armados sigue siendo una eventualidad en la lista de preocupaciones del Pentágono. Desde que la crisis financiera de 1997 disparara una serie de alarmas, el Pentágono ha venido manteniendo un ojo en la mira de su fusil, y el otro en los mercados mundiales.
Las recientes pendulaciones financieras de Pekín han gatillado alarmas frente a que el final de la economía del Dragón podría estar cercano. El analista chino Gordon Cheng, por ejemplo, argumenta que el día del juicio podría estar a la vuelta de la esquina. Pero otros, más cautelosos, apuntan que no debemos confundir un 'aterrizaje forzoso' del mercado de valores chinos como pronóstico de colapso para la segunda más grande economía del planeta.
Una caída de China representaría un mix de bendiciones. Por un lado, podría desactivar la competencia militar sino-estadounidense en el cuadrante Asia-Pacífico. En segundo término, podría no suceder así. No porque la economía china retroceda, las ambiciones geoestratégicas del régimen de Pekín necesariamente se achicarán. Más aún, una China que tropieza financieramente podría conducir a un nivel de inestabilidad regional generadora de conflictos.
Mientras que el Pentágono bien puede ponderar los prospectos de un Reino Medio en proceso de erosión, es casi igualmente probable que los Estados Unidos deban convivir con una potencia regional resiliente que mantenga su cuota de ambición global.
Un capítulo de la competencia que los militares seguirán oteando de cerca es el recurrente esfuerzo chino para convertir al renminbi en un instrumento global de intercambio. Pekín hace tiempo ha venido reclamando por una 'reforma' del sistema monetario internacional, a criterio de expandir la internacionalización del renminbi. 'Un desarrollo como ése pondría en peligro las enormes ventajas económicas de que Estados Unidos ha disfrutado, al estar en posesión de la moneda dominante en el mundo', advierte William Wilson, economista en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). 'Más aún, podría signar una relativa declinación en el prestigio estadounidense y su liderazgo global', agrega el entrevistado.
Wilson, autor de un estudio reciente de la política monetaria de Pekín, reconoce que, aún sin registrarse el último tropiezo de los mercados chinos, el renminbi tiene aún un largo camino por recorrer, si el objetivo fuera presentar un serio desafío ante el dólar de EE.UU. Pekín enfrenta obstáculos enormes para asegurar que el renminbi adquiera un status de reserva internacional, y está más lejos aún de reemplazar al dólar como moneda de reserva global.
Con todo, la política monetaria china es digna de atención, y lo propio debe hacerse con las estructuras fundamentales de su economía -especialmente el sector de servicios, que es ahora más grande en importancia que los sectores manufacturero y de la construcción combinados.
Pero, mientras se monitorea lo que los chinos puedan estar haciendo, el Pentágono debe mostrarse igualmente preocupado por la respuesta estadounidense. Las fuerzas armadas de los Estados Unidos ocupan una posición marginal. Para mantenerse por delante de China y de otras amenazas potenciales, los servicios armados necesitan un empuje en forma de financiamiento. Existe, sin embargo, aceptación frente a que el gasto creciente en Defensa y la deuda pública, registrados en simultáneo, no mejorarán la posición competitiva de los EE.UU.
Lo que seguramente el Pentágono debería desear es que haya menos noticias potencialmente desestabilizadoras para Pekín, que la inversión en las fuerzas armadas de Estados Unidos sea suficiente como para mantenerse como una fuerza viable para la paz y la inestabilidad en la región, y que las políticas económicas en EE.UU. continental y en el exterior faciliten que Pekín se haga de su dinero.
Conforme lo apunta Wilson: 'La respuesta para la declinación potencial del dólar estadounidense no coincide con buscar obstáculos que perjudiquen a China ni a ninguna otra nación en la búsqueda de éxito económico, sino que, lo que debe hacerse es modificar las políticas fiscales y monetarias en EE.UU. a criterio de mantener la competitividad del dólar'.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/09/06/the-chinese-economy-just-hit-major-speed-bump-why-the-pentagon-cares/
Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.