Vladimir Putin dobla la apuesta en Siria
La guerra civil ha dejado a Siria solo con su nombre.
La guerra civil ha dejado a Siria solo con su nombre. Naciones Unidas contabiliza al menos un aproximado de 270 mil muertes y un millón de heridos desde que los combates dieran inicio en 2011. Durante los primeros ocho meses de 2015, medio millón de refugiados de Siria y más allá han inundado Europa.
Se trata, en rigor, de una severa crisis, y tanto el presidente ruso Vladimir Putin como el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prueban que no permitirán que esta crisis 'pase desapercibida'.
La réplica de la Unión Europea
En Estrasburgo, el 9 de septiembre, Juncker llamó a nuevas medidas que designarían cómo los refugiados serán redistribuídos a lo largo de la UE. Fue un reconocimiento tácito de que la Unión Europea carece del poder o de la legitimidad para resolver la crisis de los refugiados y que puede, en el mejor de los escenarios, aspirar a arribar a un modo de 'administrarla'.
Su solución -cuotas formalizadas bajo el mandato de la UE, para los Estados-miembro-, amén de si acaso agrade o no a estos gobiernos, refleja el clásico comportamiento arrogante de un burócrata de la Unión Europea. Asume que una nación como República Checa, por ejemplo, debería ser forzada a recibir y reubicar a refugiados que probablemente hayan sido empujados a dirigirse a Europa dadas las políticas de puertas abiertas de vecinos tales como Alemania o Suecia.
Juncker también convocó a considerar 'estándarse comunes de asilo' y bramó que 'las leyes europeas deben ser aplicadas por todos los Estados miembros'. Es obvio que el presidente de la Comisión desea utilizar la crisis de refugiados para erosionar el poder de los gobiernos nacionales, consolidando luego su poder político dentro de la UE (en nombre del humanitarismo, desde luego).
Juncker también insistió: 'Necesitamos una Europa más fuerte en lo que hace a política exterior'.
Los Estados miembros deben resistir los esfuerzos de la UE de infringir las prerrogativas de soberanía nacional y políticas de defensa. De seguro, la UE puede hallar mejores modos de utilizar los 2.8 millones de euros que planea gastar en cartelería para sus 'embajadas' (eso, sin mencionar el dinero gastado en las suntuosas residencias de los diplomáticos).
Por ejemplo, podría emplear esos fondos para ayudar a los gobiernos nacionales europeos a hacer frente a un número de refugiados sin precedentes. O, ¿por qué no emplearlo para que los refugiados se ayuden a sí mismos? De acuerdo a CARE, estos dineros de la Unión Europea podrían comprar más de 317 mil kits para infantes, o más de 90 mil kits de higiene para los refugiados.
Putin no retrocede
Vladimir Putin ha decidido duplicar su apoyo al régimen de al-Assad en Siria. El líder ruso está enviando tropas y consejeros militares desde su país. Y parece ser que la idea es mantenerlos allí, dado que Moscú también está enviando unidades residenciales prefabricadas para sus soldados.
Según se informa, Rusia también planea desplegar aeronaves de combate MiG 31 y SU-25 en su base siria. Lo que Putin sabe bien es que la recurrente guerra civil en Siria y el fallido acuerdo de la Administración Obama con Irán presentan una oportunidad dorada para insertarse en el corazón del conflicto sirio, respaldado a al-Assad mientras posiciona a Rusia para jugar sus cartas contra Occidente.
El viernes 11 de septiembre, el ministro de relaciones exteriores ruso Lavrov convocó al mundo a que ayude a armar al ejército de Basher al-Assad. En pocas semanas, se espera que Putin utilice su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas para exigir al mundo que combata a los 'extremistas' en Siria -incluyendo a aquellos grupos sirios respaldados por Estados Unidos cuatro años atrás; el presidente estadounidense Barack Obama visitó ese mismo podio, para declarar, triunfalista, 'la marea de la guerra está retrocediendo'. Su error fue crítico, y resulta irónico que Putin recurrirá a ese mismo púlpito para anunciar de facto que el conflicto se ha convertido en todavía más intratable.
La política exterior del Señor Obama -encapsulada en la sentencia 'liderar desde la retaguardia'- ha reducido dramáticamente el rol de los Estados Unidos en el globo. En gran parte, la consecuencia ha sido la amplificación de la crisis siria; sus consecuencias de mayor alcance traspasan ahora las fronteras y las vías férreas de Europa. Nadie debe equivocarse: la contundente falta de estrategias de parte de EE.UU. hacia Medio Oriente debe sindicarse como responsable por el fenómeno actual de centenares de miles de personas movilizándose en el seno de Europa.
Con Putin promocionándose en Damasco como garante del régimen de al-Assad y como obstáculo de cualquier esfuerzo occidental futuro tendiente a resolver la guerra civil, la crisis en Siria y la marejada de refugiados que llegan al Viejo Continente no se detendrán en el corto plazo, amén de los logros que Juncker entienda puede acercar una ofensiva diplomática.
De tal suerte que, en los albores del otoño septentrional, la crisis de amplifica. Sus recurrentes efectos persistirán en Siria y en el mundo por muchas décadas.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/09/21/putin-doubles-down-in-syria/
Es Analista de política exterior en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Su trabajo es publicado también en el sitio web The Daily Signal.