POLITICA ARGENTINA: PABLO PORTALUPPI

Mar del Plata, fiel reflejo de las miserias argentinas

La presencia recurrente del candidato presidencial por el oficialismo, Daniel Scioli, en Mar del Plata...

22 de Septiembre de 2015

La presencia recurrente del candidato presidencial por el oficialismo, Daniel Scioli, en Mar del Plata, se explican en gran parte debido a que en esta ciudad reside su verdadero mentor político, Florencio Aldrey Iglesias. Iglesias, ciudadano español, es titular de los dos únicos periódicos en formato papel de la urbe (La Capital y El Atlántico), y de las radios de mayor alcance (Mar del Plata y Atlántica). También es dueño del Hotel Hermitage, en tanto le acaba de ser adjudicada la construcción de un megashopping en el edificio que supo ocupar durante décadas la vieja terminal de ómnibus -antigüamente, de trenes. En conformidad con la opinión mayoritaria, Aldrey Iglesias es el intendente de facto de la ciudad, opacando a todo aquel que ocupa circunstancialmente el cargo. Por lo pronto, es conocido que Daniel Osvaldo Scioli no se refiere a Aldrey Iglesias por su nombre, sino que lo nombra como 'Papá'. En oportunidad de los comicios para la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires en el año 2007, existían órdenes directas de parte de Iglesias de posicionar, con rigor diario, en primera plana de La Capital fotos o noticias del entonces candidato Scioli, a la postre ganador de la contienda.

Por estos días, no mucho ha cambiado. Cualquier declaración del Gobernador acapara los titulares principales del matutino. Este rasgo se acentúa a medida que la fecha de las elecciones generales de octubre se aproxima. Sin embargo, algo extraño sucedió en ocasión de las PASO celebradas el 9 de agosto próximo-pasado: Scioli se ubicó detrás de Mauricio Macri en los cómputos finales, y el jefe comunal Gustavo Pulti -ex Scioli y Aldrey Iglesiasvecinalista devenido kirchnerista, y que iba por su tercer mandato consecutivo- también perdió la puja a mano de la coalición Cambiemos. Los popes de la ciudad costera argentina por excelencia tomaron los guarismos como un acto imperdonable, una traición del pueblo marplatense en perjuicio de su hijo adoptivo y de su padre putativo. Ergo, se aguardaba algún tipo de escarmiento de parte de los despechados.

A nivel local, competían por la candidatura a la intendencia la radical Vilma Baragiola (Cambiemos, ganadora de las elecciones legislativas en 2013) y Carlos Fernando Arroyo, un dirigente histórico de la ciudad. Entre ambos, se hicieron del 50% de los votos, cosechando el último el 32%, y la dirigente radical, el 18%. Pero la nota principal la dió el hecho que Gustavo Pulti finalizó en segundo puesto, detrás de Arroyo, con el 28% de los sufragios. El escenario era impensado en términos absolutos. Ya en el orden nacional, Macri aventajó a Scioli por un punto: 32 a 31. De tal suerte que el espectro de la dirigencia local comenzó a mirar a Carlos Arroyo con otros ojos; por primera vez en su larga trayectoria, el hombre podía convertirse en el próximo mandatario municipal.

Fue entonces cuando dio inicio una desprolija campaña en su contra. La misma resultó tan evidente que muchos auguran que podría comportar un efecto largamente contrario al buscado. Durante varios días -y en forma consecutiva-, el matutino La Capital -como decíamos, de Aldrey Iglesias- publicó artículos de opinión de distintas personalidades locales declaradamente contrarias a Arroyo, poniendo en tela de juicio su capacidad para administrar Mar del Plata en función de su edad (aún no cumplió los setenta años). En el ínterim, se registraron curiosas coincidencias de metodología entre ésta campaña de difamación y la montada por el Gobierno Nacional contra la figura del Dr. Carlos Fayt, a criterio de que éste abandone su puesto vitalicio en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 

Que un sector del periodismo juegue claramente a favor o en contra de un candidato no parece perturbar a muchos. Pero el hecho deleznable en sí es la desmentida a la hora de declarar por quién se opera; los actores centrales de la difamación suelen replicar que ejercen honestamente su oficio. Mientras tanto, en la Ciudad Feliz, ya no faltan aquellos que atribuyen a Florencio Aldrey Iglesias una nerviosa confesión, compartida en la intimidad: 'Si gana Arroyo, me voy de Mar del Plata'. Si bien es cierto que pocos le creen, los medios de comunicación bajo su control -acaso por las dudas- no dejan de fustigar con crudeza al aspirante del espacio Cambiemos. Hace cuestión de días, el septuagenario dirigente volvió a mostrarse en público, visitando un mercado frutihortícola y el puerto. La Capital -como se esperaba- prefirió hacer caso omiso del evento.

En lo que a la campaña marplatense respecta, parece indudable que Arroyo cometió errores operativos. Probablemente, al haber adquirido una visibilidad a la cual nunca estuvo acostumbrado, quizás permitió que opiniones circunstanciales hayan sido explotadas por el aparato sciolista local para presentarlo como un declarado intolerante. Amén de estas consideraciones, no resulta llamativo que aquellos que se esmeran en presentar los rasgos del candidato de Cambiemos sean los mismos que, posicionados en la vereda del kirchnerismo, hayan hecho de la intolerancia una política de Estado -emprendiéndola también contra la prensa independiente. Le achacan a Arroyo una cercanía relativa con el Proceso militar pero, en simultáneo, respaldaron a viva voz la cuestionable trayectoria del General César Milani en la jefatura de las Fuerzas Armadas. No siendo un dato menor que el proceso que se le sigue al ahora retirado uniformado por violaciones a los derechos humanos sigue en pie.

Acaso el oficialismo marplatense -que incluye a Daniel Scioli, a Florencio Aldrey Iglesias y al atribulado Gustavo Pulti- deba concentrar mayores esfuerzos en explicarse por qué solo el 28% del electorado local optó por el todavía intendente. Algún atisbo de respuesta podría rastrearse en la sólida identificación con el kirchnerismo, promovida hasta el cansancio por el propio Pulti -prolegómeno que condujo a la desaparición sin pena ni gloria de su organización vecinalista 'Acción Marplatense'. Baste refrescar que, en 2007, al ser electo Pulti por primera vez, reconoció haber triunfado tolerando que su boleta no fuera colgada de ningún candidato a la Presidencia. Espectrograma en donde será difícil soslayar la vinculación del marplatense de a pie con el socialismo y el radicalismo -quizás también acunando cierto comportamiento antiperonista. Así las cosas, el marplatense promedio no vio con buenos ojos el desaprensivo acople de la gestión local con las Administraciones nacional y provincial.

A nivel operativo, la problemática que hace a la infraestructura también pudo haber desempeñado un rol clave, habida cuenta del marcado deterioro de la estructura edilicia de las escuelas. Se trata de establecimientos que se vieran en su momento forzados a suspender las clases en el turno mañana durante varios meses, a raíz de la falta de calefacción. Para muchos, resultó caricaturesco atender a Rodolfo Iriart, funcionario cercano a Daniel Scioli, supervisando las tardías obras destinadas a mejorar las escuelas... un mes antes de las elecciones. 

Otro gran déficit de gestión del actual jefe comunal Gustavo Pulti remite, por cierto, a la inseguridad. En tanto esta variable -pregona el oficialismo- no es de competencia exclusiva del municipio, se le critica a Pulti el no haber sido más vehemente en sus reclamos ante La Plata, haciendo oídos sordos a las ruidosas quejas de la ciudadanía. Acaso este reclamo es el que haya torcido su voto para favorecer a Carlos Arroyo, reconocido -por ejemplo- por haber conducido durante años la Escuela Número 2 con rigidez y disciplina (proposición que desentona con las políticas garantistas del Frente para la Victoria en todas sus versiones). El proceder del oficialismo sciolista-cristinista, tal como se ve en el orden nacional, ya explicita un modus operandi conocido, esto es, ejercitar amnesia con sus propias miserias, revisando y promocionando las ajenas. A pesar de que, en su propio rancho, los papeles también se queman.

 

Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.