POLITICA ARGENTINA: PABLO PORTALUPPI

Mar del Plata: preanuncios del hartazgo ciudadano

Los guarismos computados tras las PASO del 9 de agosto próximo-pasado en la ciudad de Mar del Plata...

31 de Octubre de 2015
Los guarismos computados tras las PASO del 9 de agosto próximo-pasado en la ciudad de Mar del Plata derivaron en un anticipo de lo que finalmente estaba llamado a ocurrir a nivel nacional, 75 días después. A su vez, ciertos prolegómenos de la vida política local ofician de pequeña muestra, al considerarse el momento actual de la Argentina.
 
Pese a ser reelecto en 2011, el jefe comunal saliente Gustavo Pulti jamás logró cautivar a la ciudadanía -así lo habíamos explicitado oportunamente desde este espacio. El foco de las críticas se centró en su identificación con el Gobernador Daniel Osvaldo Scioli y con Florencio Aldrey Iglesias, polémico empresario y ciudadano español que -como es públicamente conocido en la ciudad atlántica- hace cuatro décadas se desempeñaba como mozo en un bar y, ahora, controla con rigor de patrón de estancia los principales medios de comunicación de la ciudad y dos de los hoteles más importantes, el Provincial y el Hermitage, entre otras unidades de negocio. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es propietario del matutino La Prensa, caricatura de aquel periódico confiscado en su momento por Juan Domingo Perón en 1951. Aquí, en Mar del Plata, se recuerda que ha sido el propio Iglesias el responsable de la curiosa simbiosis entre el intendente y el Gobernador -el español es, a la sazón, padrino político de Daniel Osvaldo Scioli.

Esta especie de conglomerado trinitario hizo los méritos para incrementar su impopularidad entre los locales. Ahora, será difícil soslayar que la componenda terminó por hartar a los votantes. En este triángulo de intereses, Gustavo Pulti fue percibido -ya desde sus inicios en la política- como el encargado de llevar en sus manos la cola de la novia. Esta percepción, en compañía del agotamiento social ante el estilo kirchnerista que ganara CFK, Scioli, Aldrey, Putliempuje en las elecciones nacionales, dio lugar a un desprecio todavía más acentuado contra la persona del jefe comunal. Tal como ha podido comprobarse en los últimos días, la frutilla del postre sobrevino con el nombre con que se bautizó al trascendental Paseo Comercial y Cultural erigido en el predio de la vieja terminal (ahora a punto de inaugurarse): Paseo Aldrey Iglesias. No conforme con este desaprensivo homenaje, el alcalde saliente ofrendó un invalorable obsequio a quien muchos entienden es su jefe: la exención, durante diez años, del pago de las tasas municipales para uno de sus emprendimientos hoteleros.  

Es en este contexto que la persona de Carlos Fernando Arroyo -intendente electo- ganó fuerza. Con una extendida trayectoria en la ciudad, y bordeando ya los setenta años de edad, este ex director de escuela mutó en el vehículo apropiado para desalojar de la municipalidad al sciolismo. Aliado con Mauricio Macri a nivel nacional, este eterno candidato se anotó el 47% de los votos. Su figura, mientras tanto, despierta adhesiones y rechazos de idéntico calibre, habiendo sido blanco de una comentada campaña sucia, orquestada desde los medios de Aldrey. A la postre, estos ataques personales no hicieron más que optimizar su desempeño, habida cuenta del hartazgo que la dirigencia política doméstica por esfuerzo hizo para anticipar.

A contramano de lo esperado por los propagandistas, revelar el pasado de Arroyo de nada sirvió para esmerilarlo ante los marplatenses. El mencionado ofició de funcionario municipal durante la dictadura militar pasada, supo presentarse como candidato por el partido del ex comisario Luis Abelardo Patti, y nunca ocultó su alineamiento con Gustavo Breide Obeid -cabecilla del levantamiento carapintada del 3 de diciembre de 1990. Con todo, quienes consagraron a Arroyo en las urnas prefirieron recompensar su honestidad y su desempeño como director durante veinticinco años de la Escuela Media 2. En un momento en el que en la educación pública impera la anarquía, su establecimiento supo destacarse por el orden y el apego a las reglas. Teas la nefasta experiencia con la última dictadura militar -y acaso infortunadamente-, el concepto 'orden' quedó asociado al autoritarismo. No obstante, casi la mitad del electorado terminó certificando que el candidato de referencia es sinónimo de seguridad; talón de Aquiles, si los hay, de las Administraciones sciolista y pultista

En las PASO, la coalición Cambiemos'cosechaba -entre Arroyo y la radical Vilma Baragiola- el 51% de los votos, contra 28% de Gustavo Pulti. A su vez, Mauricio Macri registraba un 32%, contra 31 de Scioli. Amén de que muchos aún no prestaron la debida atención, las cifras sirvieron de esclarecedor anticipo de lo que sucedería luego en las elecciones nacionales. En la ciudad de Mar del Plata, la aspirante más votada fue María Eugenia Vidal (se hizo con más del 50% de los votos), seguida por el intendente electo Arroyo (con el 47%). Siempre a la luz de este análisis de performance individual, el tercer candidato que más votos capturó fue Mauricio Macri, logrando un 40%. Después del candidato a la Presidencia por Cambiemos, no fue Daniel Scioli quien lo continuó, sino Pulti -que registró un 36%. Al cierre, el contendiente oficialista obtuvo cuatro puntos menos, y estos números hablan por sí solos. En la intimidad, Daniel Osvaldo Scioli aún no acierta a explicarse cómo pudo cosechar una derrota tan escandalosa en la ciudad que eligió de vidriera política. Un comentario podría insertarse en este punto: él bien pudo haber elegido a Mar del Plata, pero Mar del Plata nunca lo eligió a él.  

La victoria de Carlos Arroyo en las PASO fogoneó una suerte de grieta, desconocida para el marplatense de a pie. Un dirigente sciolista local graficó a la perfección el comentario más extendido: 'Arroyo no puede ser candidato, porque fue colaboracionista de la dictadura. Debería estar suspendido'. Proposición: si Arroyo está sospechado de 'colaborar' con la dictadura, de igual forma podía haberse subrayado Paseo Aldreyque el Frente para la Victoria llevaba como candidato a la Gobernación de Buenos Aires un personaje duramente cuestionado, sospechado de conjuntarse con el tráfico de estupefacientes a escala gigantesca. En todo caso, la anécdota servirá para ilustrar nadie puede declamar el encontrarse a salvo. Lo propio le cabe a Gustavo Pulti, quien aterrizó en la arena política de la mano de Mario Russak -otro antiguo Jefe Municipal en pleno Proceso de Reorganización Nacional. Por supuesto, nadie objetó al todavía intendente por haberse asociado en su oportunidad con Russak. El revisionismo no suele ser el mejor consejero; el día de mañana, la dirección del viento puede cambiar. 

Las imágenes del ex motonauta en las tapas de La Capital cansaron a los votantes locales, pronunciando el agotamiento de éstos; los marplatenses veían sonreir al candidato mientras su ciudad se convertía en una de las urbes más peligrosas de la República. Sin embargo, y sin mediar mayor examen, un hombre de extrema confianza de Scioli, el legislador Rodolfo 'Manino' Iriart fue designado Secretario de Seguridad del Municipio. El modus operandi de su brevísima gestión en mucho emuló al de su jefe político, esto es, el empleo recurrente de puestas en escena. Para desgracia de ambos, el público se notificó de que la mayor preocupación de los funcionarios sciolistas jamás consistió en resolver los problemas, sino en generar una sensación de resolución. Esto también comprometió la imagen del Gobernador: de súbito, los votantes vieron palabras vacías en el 'Trabajar, trabajar, trabajar' ; no de acción.

Por estos días, es Florencio Aldrey Iglesias quien ha comenzado a multiplicar rechazos: ya no solo no es una figura intocable, sino que su identidad ha comenzado a ser asociada con la más abyecta impunidad.

No pocos portales del Internet publican hoy artículos e investigaciones que ponen en foco obscuras actividades del empresario español, actitud impensada para la prensa pocos meses atrás. 'La gente empezó a perder el miedo', asegura un personaje del circuito intimista de Arroyo. El confidente, que suena para ocupar un cargo en la futura gestión, afirma haber visto llorar al intendente electo cuando, en plena campaña, era sistemáticamente atacado por los medios de comunicación y los esbirros propagandistas de Aldrey Iglesias. Y perjura haberlo oído decir: 'El gallego me las va a pagar'. Hacia el final de la conversación, fue consultado por este medio ante la eventualidad de que Arroyo pudiera terminar acercándose a Aldrey para limar asperezas. Pero el interlocutor fue tajante: 'De ninguna manera'.

Así, pues, las PASO en territorio marplatense hicieron de preanuncio del escenario nacional. Daniel Osvaldo Scioli comenzó a desdibujarse, ni más ni menos, que en la ciudad que más veces visitó en oportunidad de sus ocho años como ocupante de la poltrona de Dardo Rocha, y en la que, según informes fidedignos, deposita mensualmente $25 millones para que la Municipalidad pueda pagar parte de los salarios de su homérica administración pública. Una unión estratégica entre un dirigente con fuerte ascendencia local, el macrismo y el radicalismo históricamente enquistado en el Estado municipal, le marcó a Scioli sus propios límites, y su realidad. Y, acaso, el principio del fin de su buena estrella.


* Foto: de izquierda a derecha; Gustavo Pulti, Daniel Scioli y Florencio Aldrey Iglesias | Crédito: LaPoliticaOnline.com

 
Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.