ESTADOS UNIDOS: PHILIP GIRALDI

La alianza herética del Pentágono con misioneros

¿Financió el Pentágono a una ONG cristiana para contrabandear equipo técnico...

05 de Noviembre de 2015
¿Financió el Pentágono a una ONG cristiana para contrabandear equipo técnico de espionaje hacia Corea del Norte? El periodista investigador Matthew Cole (theintercept.com/2015/10/26/pentagon-missionary-spies-christian-ngo-front-for-north-korea-espionage/, del medio The Intercept) realizó un fino trabajo a la hora de revelar los detalles de lo que seguramente se conocerá como una de las operaciones de inteligencia militar peor concebidas de todos los tiempos, y esto ya es mucho decir. Según se informa, el congreso americano ya ha sido enterado de todos los detalles, aunque esto fue desmentido por al menos uno de los miembros del Comité de Revisión de Inteligencia, que acusa al Pentágono de no haberse tomado el tiempo para considerar los potenciales efectos negativos del episodio.
 
Pidiendo disculpas desde ahora a Cole por cualquier omisión o malentendido de mi parte, el relato dice algo por el estilo: en 2004, el Pentágono -motorizado por la necesidad de 'proteger al país' tras el 9/11- se mostraba dispuesto a competirle a la CIA en su virtual monopolio de la recolección de inteligencia estratégica. El Teniente General William “Jerry” Boykin, antiguo jefe del cuerpo de élite contraterrorista Fuerza Delta y, en ese momento, designado en la oficina del Pentágono de la subsecretaría de defensa para inteligencia, recibió el encargo de optimizar la recolección para consumidores militares en regiones de crisis específicas, incluyendo Irán y Norcorea. El uniformado se dedicó a la faena de crear mecanismos de cobertura que luego serían empleados por su nuevo cuerpo de guerreros clandestinos. 
 
Boykin, respaldado por su jefe Stephen Cambone y también por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, pronto diseñó un esquema para contrabandear equipo de monitoreo electrónico y hardware para espionaje, con prioridad, hacia Corea del Norte. En la jerga de la inteligencia, Norcorea era (y aún lo es) el 'área denegada' definitiva, una sociedad y un gobierno difíciles e incluso casi imposibles de penetrar, Bush con Hiraminedebido al estricto control de la población y al elevado nivel de seguridad. Por aquel momento, los Estados Unidos no contaban con espías dentro de esta nación secretamente nuclearizada que relataran a Washington qué era lo que sucedía. La poca información disponible sobre Corea del Norte provenía de satélites de vigilancia, de los servicios de espionaje surcoreanos, y de la muy limitada inteligencia compartida por China
 
Boykin, quien razonablemente podría ser descripto como un en extremo devoto del cristianismo, trabajó con otro conocido cristiano evangélico de nombre Kay Hiramine para utilizar un grupo existente de caridad, llamado Humanitarian International Services Group (HISG, Grupo de Servicios Humanitarios Internacionales). El HISG estaba llamado a ser desarrollado como mecanismo para crear una línea de comunicación subterránea, que permitiese el contrabando de equipo de monitoreo hacia Norcorea, bajo la cobertura de embarques de vestimenta usada que, ocasionalmente, el régimen de Pyongyang permitía ingresar al país.
 
La organización HISG fue financiada con un estimado de US$15 millones en el tiempo que duró la operación, dinero que fue canalizado a través de tres mecanismos de cobertura. 
 
La razón social New Millennium Trust, administrada por un ex abogado militar de Fuerza Delta, derivó fondos hacia un grupo de acción caritativa denominado Working Partners Foundation, regenteada por un vendedor de automóviles en el estado de Colorado (a él se le abonaron US$252.000 en 2006) quien, a su vez, deslizó el dinero hacia HISG. Una entidad separada de nombre Private Sector Consulting pagó los salarios de HISG y proporcionó respaldo complementario. Los mecanismos de cobertura para el financiamiento se establecieron con el objeto de mover el dinero y de ocultar la conexión con el Departamento de Defensa. Por su parte, Haramine recibió un salario de $281.351 desde Private Sector Consulting.
 
Aún cuando prácticamente cualquier ítem puede de hecho ser contrabandeado hacia Norcorea, y superando a los suspicaces y atentos guardias de seguridad norcoreanos, en una prueba a modo de ensayo, HISG se las arregló para ocultar exitosamente un importante número de biblias en un compartimento secreto del fondo de un contenedor, saturado de indumentaria de invierno -mercadería de altísimo valor para los hambrientos y congelados coreanos del norte.
 
En este punto, la narrativa se torna confusa. Boykin se retiró del Pentágono en 2007, pero el programa continuó en ejecución de la mano de un oficial que lo describió como un 'programa de empleos' para los amigos de Boykin, la mayoría de los cuales resultaron ser -al igual que él- cristianos evangélicos. El comentario refiere que radios de onda corta y algunos dispositivos electrónicos (cuyo fin era el de monitorear programas nucleares, así como también interferir las comunicaciones militares de Corea del Norte) fueron, en efecto, contrabandeadas al país por misioneros cristianos, trabajadores de asistencia humanitaria y contrabandistas chinos. Estos desconocían lo que trasladaban, aunque no queda claro si proporcionaron algún tipo de inteligencia de alto valor agregado. La operación continuó en marcha en tiempos de la Administración Obama, para ser clausurada finalmente en 2013. Mientras que es seguro que Rumsfeld -Secretario de Defensa de Bush- conocía la operación y supo aprobarla, se desconoce si la Casa Blanca en control de Bush y luego Obama tenía conocimiento explícito de aquella.
 
Es preciso refrescar el contexto relativo a las restricciones comunes que gobiernan el modo en que los Estados Unidos ejecutan operaciones encubiertas de inteligencia en el extranjero. La organización involucrada en la iniciativa del Pentágono remite a una organización no-gubernamental. Las ONGs no están organizadas como empresas privadas o corporaciones, en las que su objetivo primario está solo periféricamente vinculado a hacer dinero, y sus objetivos varían considerablemente. Aquellas con base en el exterior frecuentemente exhiben metas no vinculadas con el lucro, o bien metas educativas.
 
Las ONGs son vía libre (N. del T.: 'fair game', en inglés del original) para la infiltración y como uso de cobertura para organizaciones de inteligencia, pero su explotación en tal sentido es extremadamente poco común. Ello se debe a que es imposible controlar a la totalidad de protagonistas que desconocen los detalles en el seno de una ONG, y que tal operación sería susceptible de quedar expuesta, con el consiguiente daño derivado de exceder cualquier posible beneficio.
 
De hecho, el gobierno de los Estados Unidos de América impone un veto a la hora de reclutar como espías a individuos de determinadas categorías. Los hombres del clero, por ejemplo, están fuera de alcance, particularmente por razones éticas, pero más debido a que la exposición de tal relación sería devastadora tanto para la organización religiosa en sí misma como para el gobierno estadounidense. El empleo de los Cuerpos de Paz -financiados por el contribuyente americano promedio- también está prohibido, dado que su explotación podría, potencialmente, convertir a sus voluntarios en objetivos del terrorismo. El reclutamiento de periodistas cuyo trabajo potencialmente podría aparecer en los medios de EE.UU. también se prohíbe, por cuanto la distribución de relatos manufacturados por agencias de inteligencia podría ser tomada como un intento de influir en la opinión ciudadana y en el ámbito de la política pública del país. Irónicamente, el gobierno federal se opone oficialmente a la desinformación de parte de agencias de espionaje, aún cuando hace exactamente lo mismo a partir de la filtración metódica de información originada en la Casa Blanca y el Pentágono.
 
Las ONGs y los individuos que operan sin fines de lucro, como ser Médicos Sin Fronteras (en inglés, Doctors without Borders) -víctima del reciente bombardeo en Kunduz, Afganistán- podrían, en teoría, ser objeto de explotación por parte de una agencia de inteligencia. Pero existe un riesgo considerable de consecuencias inesperadas al hacerlo. Para ilustrarlo, basta con citar el caso del médico paquistaní Shakil Afridi, quien fuera reclutado en 2011 como parte de la persecución de Osama bin Laden desde la CIA. Para rastrear el ADN de bin Laden, Afridi utilizó la cobertura de un programa de vacunación contra la poliomielitis. Luego de que la historia se volvió pública, los proyectos para la erradicación de la polio en el sudeste de Asia fracasaron, lo cual condujo a un resurgimiento de la enfermedad y a un resultado de numerosos trabajadores de la salud heridos o asesinados. La explotación de una cobertura médico-humanitaria probó ser dañina para todos los involucrados, particularmente luego de que un posterior análisis costo-beneficio concluyera que la información proporcionada por Shakil Afridi en modo alguno fue crítica para el éxito de la operación ideada para ultimar a bin Laden. En 2014, la Casa Blanca anunció que la inteligencia estadounidense ya no explotaría la cobertura de los programas de vacunación.
 
Cuando el Pentágono buscó explotar una ONG para infiltrar Corea del Norte, todas las alarmas debieron haberse encencido. Pero ello no sucedió, debido a que Boykin se respaldaba en relaciones personales, y su status como ex jefe de la Fuerza Delta convirtió a la operación en intocable. La Representante Jan Schakowsky, que sirviera en el Comité de Inteligencia en aquel tiempo, insiste en que nadie en el congreso fue informado. Ella comentó con astucia el lado negativo de la operación, apuntando: '(...) el uso de trabajadores de ayuda humanitaria sin conocimiento, en una operación de inteligencia, gente que realiza un genuino trabajo humanitario... volcar sus esfuerzos hacia la recolección de inteligencia es inaceptable. ¿Ahora, tenemos gente que ha sido contratada para hacer un trabajo positivo, y se vuelve cómplice no deseada de una misión de inteligencia? Estos pueden sufrir todo tipo de réplicas. Es completamente inaceptable'
 
Los oficiales de inteligencia y los soldados que combaten en el frente se muestran orgullosos de hacer sus respectivos trabajos a pesar de cualquier obstáculo, lo cual suele cegarlos ante las consecuencias de sus acciones. Boykin, fiel producto de esa tradición -y motorizado por su propia concepción, al respecto de que necesitaba hacer lo que era necesario para 'rescatar' a los Estados Unidos- falló, inevitablemente, a la hora de reconocer que la eventual exposición del esquema produciría una reacción entre extranjeros que ya se mostraban dispuestos a sospechar de cristianos proselitistas. Ahora, perfectamente podría creerse que las ONGs cristianas son, en rigor, nodos para espías estadounidenses, y la probable respuesta será proporcional a esa percepción. La utilización de una organización cristiana sin fines de lucro para espiar pone en riesgo a todo volunetario y empleado relacionado con esa organización específica, en tanto ayuda a difundir el mito de que cualquier cristiano es un traidor potencial.
 
HISG y sus tres mecanismos de apoyo fueron desmantelados entre 2013 y 2014, pero no porque el Pentágono se preocupara por las posibles consecuencias de sus acciones. Parece ser que la operación había devuelto poca información de inteligencia útil, lo cual no es un resultado sorprendente. El empleo de voluntarios de organizaciones humanitarias que no estén en conocimiento de tales acciones, para contrabandear equipo de espionaje, fue una decisión incorrecta desde el inicio, y jamás debió haberse llevado a la práctica.
 
Sigo esperando que el Pentágono o la Casa Blanca expresen públicamente que nunca volverán a explotar a ningún grupo religioso, bajo mecanismos de cobertura para hacer inteligencia. Infortunadamente, lo único que oigo es silencio.


Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/the-pentagons-unholy-alliance-with-missionaries/ | Traducido y republicado con permiso del autor y de The American Conservative magazine (Estados Unidos)

* Foto de portada: el ex presidente estadounidense George W. Bush, junto a Kay Hiramine | Crédito: Eric Draper 

 
Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.