Argentina Debate: el embajador del miedo
Hubo un protagonista exclusivo en el debate presidencial del domingo...
Hubo un protagonista exclusivo en el debate presidencial del domingo por la noche, y ése fue Daniel Osvaldo Scioli. Pero esa centralidad no terminaría cifrándose a la luz de una exposición aceptable. Antes bien, Scioli descolló por una estrategia enclenque, respaldada ciento por ciento en un esfuerzo desmedido por sembrar miedo y en rehuir a preguntas potencialmente comprometedoras que su oponente, Mauricio Macri, iba deslizando. En definitiva, el partenaire comercial de Karina Rabolini desperdició la última oportunidad con que contaba para diferenciarse positivamente de su rival y, en el ínterim, despojarse de la perniciosa influencia de la Administración de Cristina Fernández de Kirchner.rostr
Ya lo había advertido el círculo intimista del sciolismo: el pretendido ex motonauta se arrimaría al redil para emprenderla con 'firmeza' contra el aspirante presidencial de la confluencia Cambiemos. Si embargo, la firmeza terminaría mutando en un ataque desaprensivo que el propio Macri aprovechó para deshollar, ya desde los albores del convite televisado. '¿En qué te han transformado, Daniel? Parecés un panelista de 678', disparó el ex presidente del club Boca Juniors. Scioli salió dispuesto a conmover el suelo bajo los pies de su oponente, para terminar enredado en una serie de invectivas desordenadas y procaces incoherencias -coeficientes que el candidato del Frente para la Victoria condimentaba con muecas de patente incomodidad. Para colmo, Mauricio Macri se decidió a potenciar el efecto de aquel primer alegato, sentenciando ante Scioli: 'Nosotros somos el cambio; vos, no. Te acompañan Aníbal Fernández, Zannini, Kicillof...'.
Al contabilizarse la primera mitad del debate, el aspirante oficialista a la Presidencia de la Nación rápidamente trocó su aparente sosiego inicial por enfado -acaso notificándose de que la estrategia con la que había arribado a la Facultad de Derecho comenzaba a deshilacharse con rapidez. No será necesario meditar en profundidad para concluir que, hacia adentro del sciolismo -y en voz baja, para no sumar ruidos en los pocos días que restan para el segundo round-, alguien deberá abonar abultadas facturas por haber sometido al jefe político a un escenario de carnicería, ante una audiencia de millones de personas.
Baste decir que los ribetes más obscuros de la campaña de Daniel Scioli no se inauguraron hace escasas dos semanas. Si bien es correcto colegir que la 'campaña sucia' alcanzó su clímax durante los últimos siete días, en rigor, ésta ya venía irradiándose desde hacía meses atrás, en los espacios de comunicación oficialistas. El objetivo fue, desde el preámbulo, reforzar las supuestas connotaciones negativas del apellido Macri. En la práctica, el Gobernador de Buenos Aires jamás pudo promover los caracteres positivos de su personalidad, como tampoco su equipo hizo el respectivo hincapié en los méritos de su gestión -sabrá el Team Naranja cuáles son. A la postre, el ahínco comunicacional de Daniel Osvaldo Scioli terminó cooptado por el fervor antimacrista -cuya expresión más extravagante remite a los empleados públicos disfrazados que pululan por el conurbano bonaerense vinculando al mandamás de PRO con los demonios del Necronomicón. Así las cosas, y provisto que la divulgación panfletaria anti-Cambiemos ya exhibía un extendido kilometraje, la estratagema de Scioli para el debate lejos estaba de ser la acertada: no dio resultado en ocasión de la primera vuelta electoral, desastrosa en los guarismos para las aspiraciones del FPV y la Casa Rosada. El gobernador saliente, pues, presentóse este domingo en Argentina Debate para echar mano de los mismos errores que ya habían abaratado su capital político.
Ya en el plano operativo de la confrontación dialéctico-retórica versus Macri, Daniel Scioli se subió al caballo de una fraseología colosalmente inefectiva, a saber, la sindicación recurrente de que su rival encarna, potencialmente, un destructivo ajuste de la economía (imposible de verificar sin una máquina del tiempo) y de una brutal devaluación (que el Gobierno Nacional, portador de la misma identidad política del motonauta, ya viene auspiciando sin pausas y a los trompicones desde el año 2003). Este segundo paréntesis condujo al hombre del Frente para la Victoria a inquirir ante su oponente una suerte de ruego: 'No debatas más sobre un gobierno que se va; tenés que debatir conmigo'. El propio Scioli blanqueó, en ese pedido lastimero, que su problemática central (e insoluble) remite a la asociación negativa que se hace de su figura, emparentada inapelablemente con los peores vicios de un gobierno autoritario. Quizás por esta razón de peso (o, mejor dicho, de lastre), el aspirante del FPV prefirió no replicar a la pregunta de su rival, concerniente a la necesidad de reclamar por los presos políticos y oprimidos del régimen bolivariano de Venezuela. El principal embajador de la Ola Naranja tampoco hizo comentarios sobre el deleznable Memorándum de Entendimiento con la República Islámica de Irán.
Al malquerido candidato presidencial de Cristina Kirchner, le queda el premio consuelo de que la presentación en el ciclo Argentina Debate nunca estuvo llamada a rectificar o alterar lo que sucederá en las urnas el próximo 22 del corriente. En esa fecha, los ciudadanos argentinos (no las encuestadoras, ni los edulcorados shows de tevé) tendrán la última palabra.
* Foto: Transmisión del debate televisado | Crédito: señal TN (Todo Noticias)
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.